Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 20

-¿Musa? –exijo una explicación en este maldito momento ¡hablen carajo!

-Danielle Ross, has estado siendo una traviesa, no son necesarios los celos Nicholas -debo tener la palabra escrita en la frente-. La señorita aquí es mi preciosa amiga, es mi Musa hace mucho tiempo, de hecho mis últimas dos líneas y la nueva en que aun trabajo están inspiradas en ella y su cuerpo, su piel, su cabello, incluso esos maravillosos ojos azules que hoy quise destacar con este maquillaje natural que yo mismo le hice, Vanessa, solo es una cliente bastante pretenciosa y exigente que al parecer disfruta alardeando

-¡Disculpa! –chilló ruborizada, al menos tiene la decencia de avergonzarse

-No te preocupes, te disculpo –ok, un amigo hombre…, otro más, ya son 4. Maldición.

-Eres un grosero, no te permito que me hables así, Nico, tienes que decirle algo

-Mi chica se ver hermosa, gracias… Theo

Su cara de dos metros me provoca risa, pero no puedo, no voy a hacer una escena, así que le doy un asentimiento a Theo, y me llevo a Danielle, a la barra, allí sigue Jim, hablando un alguien pero en cuanto nos ve acercarnos lo despacha y se acerca con sus ojos clavados en Danielle, y más vale que tenga un buen motivo para mirarla así

-Danielle, hola, ha pasado tiempo ¿Cómo estás? –está nervioso. Eso es raro

-Hola

-Vaya te ves radiante ¿cómo has estado de salud?

-Bien

De acuerdo, Jim, no fue una buena elección, ella no quiere hablar con él…, no lo entiendo, antes le agradaba Jim ¿qué pasó para que lo odie? Porque si las miradas hablara ella ya lo habría colgado.

-¿Te gustaría que nos retiráramos ahora o prefieres quedarte un poco más?

-Quiero conocer tu oficina –pide fulminando al doctorcito con la mirada

-Por supuesto, nos vemos Jim

-Cla..ro

Algo en la mirada de Jim, me deja pensativo ¿me perdí de algo? No importa, con Danielle, pegada a mí salgo del jardín y entro al hotel por una puerta de servicio. Damos muchas vueltas antes de acabar en el lobby. Tomamos el ascensor hasta el décimo piso, allí están las oficinas.

Ella no quiere hablar, en cuanto entramos alza sus brazos hasta mi cuello atrayéndome a ella nos besamos contra la puerta hasta hartarnos o hasta que mi celular comenzó a sonar, me retiré solo para ver la pantalla, Vanessa, que deje un mensaje, tengo cosas mucho más importantes que hacer ahora mismo.

-¿Ocurre algo con Jim? Me ha dado la impresión que no te cae bien

-No es mi amigo –se encoge de hombros, de acuerdo puedo averiguarlo sin tener que presionarla

-Bueno, ya que estamos aquí -señalo el despacho-. Espero que pronto me estés visitando

-Tal vez lo haga, es lindo

-Tú eres lindo, esta habitación solo está bien decorada

-Gracias por la aclaración

-Bueno ¿qué hacemos ahora? –se quiere ir, que decepción

-¿A mi casa?

-Sí, la cena, muero de hambre

-Perfecto

-Antes me gustaría pasar a mi apartamento a cambiarme por algo más cómodo

-Por supuesto

Nos vamos hasta su apartamento, me siento en su pequeña sala a esperar. Es tan pequeño que en cinco pasos puedo estar en la cocina y desde allí otros cinco para llegar a la habitación o al baño ¿cómo no se estresa con esta diminuta caja?

-Nic ¿sucede algo? Tienes el ceño fruncido ¿recibiste una llamada?

Mierda me pilló gruñendo mentalmente por lo poco que me gusta su apartamento. Sacudo la cabeza y le doy una buena mirada. Pantalones ajustados negros, zapatillas converse caña alta negras, una linda blusa negra y una chaqueta de vestir. Hermosa.

-Nada, solo estaba pensando en algo, pero ya vámonos tengo que alimentarte.

Me acerco a besarla ahora en sus labios al natural, tomo su mano y regresamos al auto. Me comenta que le ha gustado la película y sus pendientes nuevos. Me alivia saber que no me los va a regresar, destaco el recordatorio de nunca volver a ser un patán (como ella me llamó) y sacarle mis regalos en cara, Danielle, es la persona menos interesada que he conocido en mi vida.

Nos instalamos en la sala mientras Patricia, termina de preparar la cena, por mi parte me bebo una cerveza mientras que Danielle, decide tomar una soda, coca cola con mucho hielo. Nos acomodamos en el sofá y le pregunto, ya no aguanto

-¿Quién es Theo?

-Un muy buen amigo así que quita esa arruga en tu frente

-Te mira con…, algo más que ojos de amistad

-Lo conozco hace un año o un poco más, es increíble, divertido, me gusta probarme su ropa sus diseños son increíbles

-Es atractivo

-Lo es

-Oye, esperaba que me tranquilizaras con un “no es mi tipo” o algo así

Tenía que preguntar, detesto no controlar la situación y hasta el momento creí estar haciéndolo bien

-No me siento muy bien –su voz es débil y apagada, me provoca un escalofrío algo extraño

-Me dijiste que morías de hambre, hice que prepararan tu favorito

-Se me revolvió el estómago…, lo siento

-Tienes que comer -¿por qué estoy molesto? Solo es comida

-Tal vez una ensalada...

Tomó asiento nuevamente a la mesa y discretamente apartó el plato de lasaña, creo que el olor de verdad le estaba provocando nauseas aunque en realidad pareciera que algo le dolía

-Come –ordené sin poder evitar sonar como un hijo de puta

-No puedo…

-Tienes que hacerlo, ya no discutas

-Tal vez algo ligero -dijo mirando a Patricia, que acababa de entrar al escuchar mi voz de idiota seguramente, mujeres, ambas se apoyan, ahora estaba de acuerdo en cambiarle el plato

-Esto ya está preparado

Estoy molesto y confundido pero más molesto por no saber que carajos le sucede, que mierda dije, que mierda hice, estoy seguro que no la he ofendido, me lo habría dicho ¿verdad?

-Creo que fue una mala idea venir aquí…, fue muy pronto

Se levantó y sé exactamente lo que ella estaba por hacer. Me levanté también y ya no me esforcé por mantener mi enojo oculto

-Suenas como una malcriada, haciendo un berrinche porque no te gustó el menú, regresa a tu asiento, vas a cenar conmigo, a eso hemos venido

-No me siento cómoda en esta casa y…, creo que algo que…, que comí en la recepción tal vez me hizo mal…

-¿Hasta ahora lo notas?

-Lo lamento Nicholas, pero de verdad me quiero ir de aquí

Se va y parece que está a punto de un colapso, la llamo para que se detenga pero corre a la puerta. La sigo de todos modos y la alcanzo pero cuando la tomo del antebrazo para voltearla y poder mirarla a los ojos ella está llorando y me congelo, no sé qué decir o hacer…, me pide que la deje sola que tiene que calmarse, que todo está bien pero en realidad no es así, nunca antes la había visto cambiar tan rápido de estado de ánimo. Así que la dejo, le hago una seña al chofer y este de inmediato se acerca para escoltarla hasta el auto y llevarla donde necesite ir.

No

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)