Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 26

Una semana más tarde

— Ya te di mucho espacio

Fue lo primero que dijo Nicholas, en cuanto Danielle, finalmente le abrió la puerta. Lo había visto llegar desde la ventana y se sentía irritada, finalmente asistió a la cita con el psiquiatra tras cancelarla tres veces esa misma semana

— Ha sido solo una semana —puso los ojos en blanco mientras daba media vuelta para alejarse de la puerta y regresar a la mesa

— Demasiado tiempo, iremos a cenar, vamos —ordenó cerrando la puerta

— Estoy ocupada, que sea otro día

-No, será justo hoy y ahora Danielle

-Como verás -señaló la mesita frente al sofá llena de papeles-. Estoy ocupada, no es un pretexto

-Has evitado todos mis mensajes enviándome emojis de mierda, quiero una conversación real

-Y yo que seguir con mis asuntos

-Entonces te voy a esperar ¿contenta? –estaba irritado por su actitud pero quería verla

-¡Mucho!

Danielle, simplemente lo ignoró y regresó a lo que hacía, intentaba organizar una fiesta de último minuto y conseguir unos documentos que necesitaba para hacer trámites la mañana siguiente y con Nicholas, paseándose de un lado a otro se le dificultaba poder concentrarse

-¿Quién es el del fondo de pantalla?

Preguntó ya sin poder contenerse, observaba la fotografía desde que entró y ahora señalaba el Mac sobre la mesita con su inconfundible ceño fruncido

-Es Aaron y su novia –echó un vistazo a la pantalla, ni siquiera se había percatado

-¿Por qué tienes un fondo de ellos?

-Porque estoy enamorada de ellos, son perfectos –soltó sin mirarlo rebosante de sarcasmo

-¿Me estás tomando el pelo?

-No, el Mac es de Aaron, lo uso para trabajar, tiene muchos, es un obsesivo de la tecnología y no se deshace de lo viejo

Levantó la mirada de unas hojas que sostenía intentando leer algo.

-¿En qué estás trabajando?

-En cosas, que preguntón te levantaste hoy –ahora ella era quién arrugaba el ceño

-Vas a dejar de dar vueltas por el apartamento y a prestarme atención

-Para la moto, yo estaba tranquilamente haciendo mis cosas y tú llegaste sin avisar, estoy ocupada y dejé que entraras para que habláramos un poco porque ya habías venido hasta aquí, así que no me des órdenes

-Dime algo que me ayude a descifrarte, siempre estás ocupada Danielle, quiero pasar el rato contigo no aburrirme en tu apartamento mientas me ignoras

Recelosa lo examinó de pies a cabeza, estaba impecable con sus trajes hechos a medida. Estaba siendo mala a propósito pero no aguantaba mucho, así que soltó aire con una mueca y mirándolo a los ojos le respondió más calmada

-Voy a volver a la universidad

-¿Estás...? Eso es increíble ¿Cómo pasó? ¿Puedes hacer una pausa para contármelo?

Sonriendo agradecida por su entusiasmo dejó lo que hacía y le pidió que tomara asiento junto a ella en el sofá. Nic, la atrajo en un fuerte abrazo incluso antes de conseguir sentarse

-Wow, gracias... -susurró ruborizada por su interés

-Quiero saberlo todo –pidió acomodándose junto a ella

-Básicamente el papá de Wes me va a pagar por estudiar, quiere que sea parte de su equipo y necesito mi título, tiene muchas empresas, las compra para “arreglarlas” y a veces las conserva, la mayoría las vuelve a vender –se encoge de hombros, eso era básicamente todo

-Eso es importante ¿todo a raíz de aquel trabajo que mencionaste en Malibú?

-Se podría decir que sí, puede que también por una pelea que tuve con él, le grité un poco. El domingo acompañé a Wesito, a su almuerzo familiar como ya es costumbre, sus padres creen que el dejará de ser gay algún día y nos casaremos, son unos idiotas

-¿Qué? ¿Por qué le gritaste? –estaba algo confundido

-Oye no me arrugues esa frente que solo defendía a mi amigo –arqueó una ceja divertida

-Eres todo un encanto, con gritos y todo

-El paquete completo –bromeó algo más calmada

-Y ahora ¿qué intentas hacer con exactitud?

-Reunir toda la documentación para matricularme y ya te lo dije trabajar

-Puedo ayudarte con la documentación, conozco a algunos decanos y ellos fácilmente pueden solicitar esa información y sin esperar

-La necesito para mañana

-Y ya se hace tarde, deja que me haga cargo de esto y vamos a cenar.

-Pero mañana tengo la cita en la universidad y tengo que llevar todo

-Mañana no tardaré más de una hora, lo prometo

Sin esperar a que lo hiciera tomó su rostro besándola apasionadamente hasta dejarla sin aliento.

-Cavernícola –intentó ocultar su sonrisa mientras cubría sus labios con su mano

-Aún no desayuno

Se encogió de hombros mientras entraba al apartamento solo para descubrir el mismo desastre de la noche anterior. Lo ignoró y solo se dedicó a observarla cerrar la puerta y cruzarse de brazos a la espera de una explicación

-Me gusta cuando haces eso

-Nicholas ¿qué haces aquí?

-Tengo tus documentos y resulta que he hablado en un par de ocasiones con el decano con quien tienes entrevista hoy en unas horas –le informó orgulloso

-¿Cómo es eso que tienes mis documentos?

-Bueno aun no físicamente, pero ya envié por ellos y hablé con el decano, tu cita es hasta las 11 de la mañana así que me gustaría que me acompañaras a desayunar

-Vaya, me invitas no exiges –sonrió burlona peor en realidad estaba sorprendida

-Por supuesto

-¿De verdad hiciste eso por mí?

-Me ofende que lo dudes –se llevó la mano al pecho fingiendo estar dolido

-No seas payaso, sabes muy bien que adoras dar órdenes

-Lo sé, me conoces bien así que debería recibir un premio por el esfuerzo ¿no crees? –insinuó moviendo sus cejas de modo sugerente

-Concuerdo ¿qué clase de premio le gustaría al señor?

-Uno en el que estés desnuda por supuesto

-Sabes…, aun no tomo mis píldoras así que no me arriesgaría, tal vez acabe arrancando tu lindo pene y nunca jamás puedas volver a usarlo –dijo divertida

-¡Señorita Ross! Usted no puede jugar así con los sueños de un hombre -estaba jugando con ella, le encantaba la sonrisa en su rostro-. ¿Ya nos vamos?

-5 minutos

-De acuerdo, te espero y luego quiero escuchar más acerca de mi lindo pene

-Calma Thor, que tu martillito se puede entusiasmar y ya no saldremos de aquí

Excitado y con la boca abierta Nicholas, la vio desaparecer en dirección a su habitación ya le daba igual que llamara martillito a su orgullosa herramienta de la pasión, sabía perfectamente que no era así. Estaba muy satisfecho y distraído con el hecho de verla sonreír después de todo lo que carga emocionalmente.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)