Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 32

-Señor Alexander, finalmente puedo disponer de un poco de su tiempo

-Frida… -fingió suspirar-. Vaya, te ves fantástica ¿tu padre ha decidido retirarse? –no pudo evitarlo, el hombre le doblaba la edad y un poco más

-Es hora que nos divirtamos un poco ¿no te parece?

-Absolutamente

Sin quitarle la mirada de encima Theo, levantó su mano para llamar la atención de algún camarero.

-Permite que te invite una copa ¿te parece?

-Encantada acepto toodo lo que desees

-Champán para la bella dama, de inmediato

-Enseguida, señor

El camarero desapareció con rapidez dejándolos a solas.

-He escuchado que celebrarás una nueva colección muy pronto

-Así es, veo que estás muy bien informada, que sorpresa

-Mí…, padre es un hombre de mundo –comenta tocando su antebrazo juguetona

-Debe ser muy afortunado de tenerte, una mujer tan atractiva como tú de su brazo acompañándolo y siendo tan atenta

-Hago lo necesario para complacerlo, siempre

Con una sucia y sugerente mirada Frida, aceptó la copa de champán que el camarero le sirvió justo en el momento en que el celular de Theo, comenzó a sonar.

-Tengo que responder esta

-Adelante, aquí te espero

Apartándose de ella, Theo, decidió salir del salón para responder a la llamada de su amiga

-Musa ¿va todo bien?

-Es lo que quiero saber, no has respondido a mis mensajes, me duele el estómago de los nervios

-Tranquila ¿qué es lo que te preocupa? Dijiste que te verías con tu Nicholas, para ver una película

-Así es, estoy en el baño y no dejo de darle vueltas a esta idea, estoy aterrada

-Calma, no vamos a matar a nadie…, tal vez al ego de esa mujer

-Es que…

-Dime lo que te preocupa, vamos, para que estés tranquila

-No quiero que te acuestes con ella, sé que para ti solo es sexo pero esa mujer es despreciable

-Musa, la acabo de ver paseándose con un vejete, eso es suficiente inhibidor de mi apetito sexual, tiene que tener un estómago bastante fuerte para dejar que una momia se la coja –bromea aunque hablaba en serio

-Responde mis mensajes, no he podido comer nada de los nervios

-Vamos a hacer pagar a esa mujer por tu hombre, ese fue nuestro plan, enfócate en eso, solucionaremos el problemita y tú vas a poder hacer “justicia” por ese afortunado hijo de puta

-Sin insultos Theo, solo…, cuídate de sus garras

-Lo prometo

-De acuerdo, nos vemos mañana

-Que descanses Musa

Una vez acabada la llamada regresó con Frida, justo cuando el camarero le servía una nueva copa de champán.

-Aquí estas ¿todo bien con esa llamada?

-Por supuesto ¿en qué estábamos nosotros dos? –le dio un repaso a su vestuario sabiendo que eso la alentaría a seguir con su coqueteo

-Esperaba conocer un poco más del señor Alexander

-Claro ¿algo en particular que quieras conocer?

-Umm…

Extendiendo su mano finge quitar una pelusa de la solapa de la chaqueta, deslizándose hasta su camisa descendiendo por cada uno de sus botones hasta llegar a la hebilla de su cinturón

-Me gusta un hombre que sabe cómo llevar un traje

-A eso me dedico bebé –le sigue el juego

-Entonces tal vez deberíamos continuar nuestra conversación en otro lugar

-¿Dónde sugieres que vayamos?

Con ojos centelleantes Frida, analizó sus opciones, su suite, estaba bien, pero no lo suficientemente espaciosa o elegante como para impresionarlo, así que decidió que sería la de él, pero antes de poder sugerirlo una joven mujer, delgada, alta y elegante llegó hasta Theo, hablándole en Francés y muy rápido arruinando su momento

-Tendremos que dejarlo para otra ocasión linda Frida

-¿Quién es ella?

Quiso saber intentando ignorar a la mujer hablando y hablando entre ellos, pero cuando la vio acercándose a su oído para susurrarle algo, hizo su jugada y le metió su tarjeta en el bolsillo del traje

-Ella es…--

-Ya no importa, si consigues librarte de su compañía averiguarás donde encontrarme

Y con un guiño Frida, dio media vuelta y desfiló hacia la salida contoneando su huesudo trasero.

-Lola, eso fue magnifico, gracias

-Cuando quieras Theo

Besando su mejilla Theo, dejó que la chica que los había interrumpido se retirara. Su plan había sido perfecto, ya tenía la absoluta atención de Frida. Para mantenerla interesada se acercó a la recepción y pidió que la mañana siguiente le llevaran el desayuno a su habitación, gracias a que le dio su tarjeta supo exactamente en cual se encontraba.

Al día siguiente Frida, no supo nada de Theo, excepto por el lujoso desayuno que le envió, lo cual la mantuvo entusiasmada todo el día. En cuanto al atractivo diseñador, se ocupó de sus negocios, debía asegurarse que su equipo estuviese listo para trasladar el desfile a la casona y que todos sus invitados fuesen notificados y confirmados.

Cerca de las 7 de la tarde Danielle, llegó hasta su casa, seguía muy nerviosa y algo pálida luego de su sesión con el Doctor Kaen. Pero estaba decidida a deshacerse de esa arpía de una buena vez.

-Antes que comencemos a probarte mis selecciones necesito que comas algo –anunció Theo, preocupado por su frágil mirada

-Estoy bien

-Musa, estás delgada, ya sabes que lo que me inspiraron fueron tus curvas y esa belleza natural gracias a tu mirada, pero no te veo para nada bien como dices

-De acuerdo, podemos pedir una pizza –suspiró resignada, desde el día anterior que su apetito había desaparecido producto de su preocupación

-Nada de eso, comida con vegetales y cosas saludables –le advirtió

-¿Cosas saludables? –sonrió divertida

-Sí, zanahorias y blablablá –agitó la mano en el aire mientras llamaba a su asistente

-De acuerdo, los miércoles como pollo

-No necesitas a nadie Nic, eres fuerte –sonrió al imaginarlo con esa arruga en su frente, la que aparecía cada vez que escuchaba algo que no le agradaba

-Soy dependiente, siempre lo he sido, solo tenías que llegar tú para darme cuenta, quiero que mejores mi vida

-Yo quiero que te reinicies, demuéstrame que puedes estar por tu cuenta, tranquilo, dedicado y con tiempo para ver a tus amigos, familia…

-A ti

-También –suspiró embobada por su determinación

-¿Quieres ir conmigo a la cena? –pidió bajando el tono a uno más íntimo

-No puedo, pero puedes invitar a tu familia y a Emerson, estoy segura que ellos lo apreciarían mucho

-¿Por qué no? Dani, te necesito a mi lado

-Tengo trabajo Nic –tenía que encargarse de la perra, de hecho

-¿Dónde?

-Eso no importa

-¿Qué? ¿Estás bromeando verdad? ¡Claro que importa Danielle! –se acabó la calma

-No hagas esto Nic, baja la voz, no me grites, estamos hablando

-Cambia el turno en donde sea que estés trabajando ahora y ven conmigo

-Ve con tu familia, es hora que compartas con ellos, es un asunto importante y estoy segura que lo apreciarán, has logrado mucho pese a los obstáculos y al chino pervertido

-Son insoportables –espeta con disgusto

-Es tu mamá ¡Y tú eres igual a ella cuando te pones pesado!

-Señorita Ross, había olvidado lo persistente que es cuando se lo propone –suspira controlando su temperamento, no quería discutir

-¡Cabezón!

-Bien, si no quieres ir conmigo no te voy a obligar

-Hacerte la víctima no funciona conmigo Allen. Buenas noches.

Le cortó antes que tuviera tiempo de responder y no contestó cuando trató de volver a llamar. Pronto regresó Theo, con la cena y todo lo que necesitaba saber acerca de su plan

Horas más tarde Nicholas, llegó hasta el apartamento en busca de Danielle, no podía dejarlo pasar, una cosa es que rechazara su invitación pero otra muy diferente era que no le contestara las llamadas, sobre todo ahora, luego de haber pasado por momentos difíciles. Tocó a su puerta varias veces, pero quien abrió fue el pequeño Robbie

-Ella no está aquí

Le informó cerrando la puerta con llave al salir del apartamento. Llevaba un gran manojo.

-¿A dónde fue? ¿Alguien vino por ella? –intentó averiguar algo aunque sabía que Robbie, siempre estaría del lado de Danielle

-Nadie la recogió, pero se vistió súper linda

-¿Ninguna pista sobre donde pudo ir?

-Lo siento –se encogió de hombros despreocupado

-Bueno ¿y qué hacías solo en su apartamento?

-Cuido

El pequeño caminó despreocupadamente hasta su puerta. Era astuto y sabía que su amiga no quería ver a Nicholas, esa noche, pero le agradaba que quisiera cuidarla.

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