Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 40

— Anoche puede que haya iniciado con la intención de eliminar tu problema, por ti, pero esa mujer tan cruel, interesada de verdad que me da alergia y me hartó, acabó siendo algo personal, solo dije la verdad a sus “novios” todos engañados, pensaban que su relación era exclusiva y la mantenían creyendo que así Frida, no buscaría a otro, pero no fue así. Cinco hombres más el tonto de Paul Ulrich, y claro el ex esposo

Lo fulminó con la mirada, sus ojos azules estaban oscuros cargados de impotencia y frustración, eran dos témpanos de hielo

— Pero sabes…, me volví un poco obsesiva con el asunto de Frida, pero no era venganza lo que buscaba, yo solo quería ayudarte, quitarte ese problema con el que decidiste no lidiar —confesó—. No era mi intención ignorarte pero necesitaba estar lejos de ti para…, bueno para hacerlo. Tuve que coquetear con viejos, soportar a tu ex abogado y fingir interés en otro hombre. Descubrí que mi mejor amigo es abogado, aunque nunca ha trabajado en eso

— ¿Qué otro hombre? —fue lo único que importaba en ese momento

— Nadie

— Todo lo que tenga que ver contigo importa ¿quién?

— Siendo así querrás saber cómo me siento —lo escrutó con la mirada—. Como la mierda me siento, el Doctor Kaen, es despiadado y me la paso muy mal —soltó el aire con fuerza algo aliviada de decírselo a alguien—. Pero sigo yendo ¿sabes por qué?

— Sí

— Exacto, por ti

Nicholas, quiso acercarse necesitando tocarla pero no dio más que un paso hacia ella para que Danielle, diera otro hacia atrás, necesitaba la distancia

— Quiero saber por qué no me dijiste que habías sacado a mi papá de prisión. Y además le diste dinero ¿es por eso que no se acercó a mí en todo este tiempo? ¿Lo hiciste alejarse de mí a cambio de dinero?

— Yo…

Sorprendido se quedó sin palabras, estaba seguro que Paul, había hablado de más, pero la decepción en su pálido rostro consiguieron lo que nadie ha podido. Intimidarlo, no estaba preparado para su acusación

— ¿Por qué quisiste alejarlo de mí? Él, ya no era un vicioso, lo vi hace un año y…, ya no es una mala persona —susurró necesitando aire

— Dani, jamás haría algo para lastimarte

— ¡¿Entonces por qué lo hiciste?! —gritó con los ojos cargados de pena

— Le prohibí acercarse a ti hasta que arreglara su vida, no lo quería contaminándote y estuvo de acuerdo. Nunca haría algo así, solo quise sacarlo por ti, aquel día en el hospital luego que intentaran hacerle daño sentí la necesidad de hacer algo por ti, no me gustó ver lo mucho que te dolía

— No soy una niña asustada o inocente que necesita que le resuelvan los problemas

— Lo sé, no se trata de eso. Quiero protegerte y si puedo evitarte algún tipo de dolor no voy a dudar en intentarlo

— Bueno ¿qué hay de lo que acabo de confesar?

— No puedo hacer nada, dejé que te fueras

— De acuerdo entonces deberías estar enterado que la mayoría de mis amigos son hombres y me acosté con dos de ellos

— ¿Qué? ¿Quiénes?

— No es el punto, ya no me conoces, no soy la misma

— Eso no es cierto —negó con convicción

— Detesto las mentiras, los secretos…, me voy a volver loca ¿hay algo más de lo que me tenga que enterar?

— ¿Qué hay de mí? ¿Con cuántos te acostaste?

— Dos, acabo de decirlo y no fueron cualquier persona, ahora son mis amigos y tenemos una relación especial y no estoy hablando de algo sucio como debes estar pensando justo ahora.

— ¿Estás intentando provocarme?

— No, estoy siendo honesta, como siempre

— ¿Qué es lo que pretendes provocándome así? Sabes lo celoso que soy

— Bueno… —lo miró firmemente a los ojos—. Quiero ver qué mierda me vas a echar encima para arruinarlo, ya sabes, como hiciste tantas veces antes ¿recuerdas? Bastaba con hacer o decir algo que no aprobabas para que explotaras

— ¡No lo voy a hacer! —gritó ofendido pese a que ella tenía razón

— ¡Vamos! Es casi tu razón de ser, no puedes cambiarlo, vas a decir algo hiriente que piensas pero no dices

— No, no si se trata de ti, quiero estar contigo

Harto de la pared invisible que le impedía tocarla y pese a sus protestas la tomó de la mano y no la soltó. Acunó su mano mucho más pequeña que la suya entre sus palmas resistiendo a sus intentos de alejarlo

— Nicholas, basta tú no quieres estar conmigo

— Sí, sí quiero

— Ya no soy la misma de antes, no soy una buena persona

— Eres la persona más honesta, sincera y real que he conocido en mi vida, vale la pena luchar por ti —consiguió acercarse para acariciar su rostro con una mano, deseaba tanto tocarla para eliminar todo lo feo que se habían dicho

— Esa es la Danielle, de antes…, ya no me conoces, he cambiado y no es bueno

Escapó de sus manos asustada, su corazón latía muy rápido y le costaba respirar, tenerlo cerca tocándola no era bueno, ella no era buena para él, ya lo había decidido.

— Nada nunca me va a separar de ti, no hay nada que puedas decirme que me decepcione

— Porque todavía te amo

— Solo…, solo estás confundido, ya no soy la de antes

— No, nunca he dejado de sentir esto en mi pecho, un calor tan acogedor que incluso llegué a hallar consuelo cuando estaba en la ruina emocional, solo pensaba en ti y conseguía de algún modo controlarme, pensaba en lo que tú me dirías, en cómo me calmarías, incluso en cómo me llamarías la atención si supieras lo que hacía —buscó su mirada intentando no tocarla

— Te vas a decepcionar

— Ponme a prueba

— Nicholas… —susurró derrotada—. Solo quiero que estés con alguien que te haga bien, yo solo voy a producirte más problemas

— No es cierto, quiero cuidar de ti, protegerte

— Ya no soy una niña buena Nic

Con una fuerte opresión en el pecho ante la idea de verlo con otra mujer sintió que no podía respirar, la garganta se le cerraba, temblaba presa del pánico con la cabeza retumbando comenzaba a marearse, la voz de Nicholas, preocupado parecía lejana, lo miraba pero sin reconocerlo, confundida, sabía que era el pero no procesaba nada. Alarmada retrocedió hasta el pasillo y sosteniéndose de la pared consiguió llegar al baño cayendo al piso con fuerza, el grito de preocupación de Nic, se sintió como un golpe en el estómago, de una patada cerró la puerta, se arrastró para ponerle el seguro y ahí se quedó sentada en el suelo apoyada en la puerta.

Estaba teniendo una crisis de pánico, llevaba semanas sin una pero escuchar la seguridad y convicción de Nicholas, la colapsaron, estaba intentando alejarlo, le confesó todo lo malo, todo sobre lo que se arrepentía y sentía vergüenza y él, aun así decía que la amaba. No lo merecía. Deseaba lo mejor para él y ella no lo era, no quería arruinarlo. Solo causaba dolor, le arrebató la vida a su tía, a su niña y todo por ser una tonta.

Pasó una hora llorando desconsoladamente en el piso de su baño antes de calmar su pánico, su culpa. El peso sobre sus hombros no va a desaparecer y se niega a compartirlo, es su responsabilidad. Se lavó el rostro repetidas veces pero la hinchazón de sus ojos o la nariz roja permanecieron. Derrotada salió del reducido espacio y caminó arrastrando los pies hasta la cocina para servirse un vaso de agua y calmar el ardor en su garganta, sus planes eran ir a la cama y no salir nunca. Pero al dar media vuelta descubrió a Nicholas, sentado en el sofá con el celular de ella en la mano

— ¿Por qué aun estás aquí?

— Es mi turno de aguantar, y no por las razones equivocadas o lo que se le ocurra a tu cabecita.

— Pero… ¿no te importa nada de lo que dije? —murmuró sorprendida—. No estaba mintiendo…

Negó con la cabeza y en su lugar la observó en silencio y con mucha atención, luego que se encerrara en el baño a llorar a escondidas de él, su celular comenzó a sonar en la habitación. Tuvo una larga conversación con Wes, no fue agradable, le confirmó todo lo que ella había confesado pero también pudo calmarlo y explicarle mucho mejor acerca de ese vicio que mencionó lo ayudó a no tirar la puerta abajo

— Acabo de ignorarte por, una hora y sigues esperando —pensó en voz alta

— Te lo dije, es mi turno de apoyar todo lo que necesites hacer para seguir adelante y no me importa lo que hagas, vales la pena

Sostuvo su mirada lo necesario para darse cuenta de cómo algo en esos hermosos ojos azules brillaba con ilusión

— El idiota de antes, fue el celoso hablando…

Comenzó a decir mientras se levantaba del sofá para comenzar a acercarse lentamente

— Es mi mecanismo de autodefensa, el idiota, pero aparece porque tengo miedo de perderte, no porque no confíe en tu Dani. Pasamos mucho tiempo separados y necesito fortalecer nuestra relación para poder controlar mi temperamento y… —soltó un poco de aire animándose a seguir—. Y poder confiar en mí y en nosotros. Voy a cagarla, a abrir mi bocota y decir cosas que realmente no siento porque son mi escudo

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