La noche en vela intentando descubrir qué había pasado cuando le pidió a Nicholas, que se marchara o su actitud a la defensiva que solo le daba a entender lo mucho que le disgustó por haberse metido en sus asuntos. Solo quería ayudarlo, ni siquiera planeaba que se enterara de todo. Su única intención era aligerarle la carga sobre los hombros.
— Danielle
La llamó Nicholas, con impaciencia desde la sala.
Levantándose de la cama se dirigió directo al cajón de sus medicamentos, tomó dos pastillas para el dolor de cabeza y su medicina. Tomando una buena bocanada de aire regresó a la sala, fue hasta la cocina y llenando un vaso con agua, dándole la espalda a Nicholas, tomó sus medicamentos. Para cuando giró chocó con fuerza con su mirada de acero fulminándola. Echaba humito por los oídos.
— Respondiendo a tu pregunta —comenzó a decir acercándose a él—. Me quedé en casa de Wes. Esperé por dos horas fuera de tu casa, como ya te había dicho que haría al salir de la fiesta, fui a buscarte
— Eso no me consta
— Bueno ya basta, o cambias de actitud o das media vuelta y te largas, no voy a permitir que me cuestiones, no soy la que miente
— ¿A no? —la desafió con la mirada—. ¿Sabes usar un teléfono al menos? Habrías evitado todo esto si de partida no me hubieses estado evitando, me bloqueaste para planear tu fiestecita rechazándome de paso, eso y echarme para que no estropeara tus planes y fue HUMILLANTE, lo hiciste frente a ese hombre, me hablaste como si no significara nada para ti
— Nicholas, te pedí que te fueras, fui clara, no te “eché” de ninguna parte —explicó incrédula con esta actitud—. No me trates como una niña, necesito espacio, no mentí en nada
— ¿Espacio para qué? ¿Engañarme?
— ¿Engañarte? —repitió ofendida—. Yo ya había mencionado que no es necesario vernos a diario…, estoy en terapia y necesito constantemente espacio para mí, para componerme, no es fácil —intentó que entendiera su postura
— No intentes hacerme entender, estás hablando sobre lo que tú quieres ¿qué hay de mí? —dio un paso adelante como advertencia—. Si yo quiero verte a diario entonces lo voy a hacer. Y si no quieres que te trate como una niña, entonces no debiste bloquear mi número en primer lugar ¿Cuántos años tienes?
— Tengo 26 —contestó dándole cara a su actitud prepotente
— Ahorrémonos el sarcasmo de mala clase
— Bien ¿ahora qué? Vas a decirme porque demonios pasaste la noche en mi puerta con el maldito celular apagado —explotó, no estaba dispuesta a dejarse dominar por él, y su mal carácter nunca más
— Mi batería murió —la fulminó conteniendo su frustración por la falta de control de la situación
— De acuerdo —asintió aceptando su respuesta—. Entonces… ¿me puedes explicar por qué pasaste la noche en mi puerta cuando te dije que iba a explicarte lo que pasaba? ¡Cómo pretendías que adivinara que estabas acampando aquí!
Sintiéndose molesta y para nada dispuesta a aceptar que como siempre su temperamento se apoderara de la situación como lo hizo en el pasado muchas veces, se mantuvo firme y pasó de estar preocupada a resentida, furiosa. Sí, ambos podían estarlo.
— ¿Asumiste que lo había dicho solo para deshacerme de ti?
— ¿Qué importa?
— ¡A mí me importa! ¿Qué clase de persona crees que soy?
— Bueno después de anoche no lo sé —se cruzó de brazos intimidándola—. Me preocupa el tipo de relación que tienen tú y ese amiguito tuyo con el que te estabas besando —hizo una pausa—. ¿Fue por diversión? Porque si es ese tipo de relación no lo voy a consentir. Si estás conmigo es solo conmigo, nadie más te puede tocar —sentenció apretando los dientes en cada palabra dejándolo claro
— ¡Vaya! Hola al machista de la prehistoria
Agotada se dejó caer sobre el sofá soltando el aire con fuerza en una mueca de fastidio. Lo miró hacia arriba, el imponente Señor Allen, con su eterno ceño fruncido y sus ojos oscuros llameantes de indignación.
— ¿Está mal que me moleste que mi novia se bese con otro?
— ¿NOVIA? ¿Qué novia Nicholas?
— ¡Al parecer ninguna! Y ya deja de contestarme de ese modo ¿qué significa ese comportamiento?
— Voy a pedirte que te detengas justo ahí —se puso de pie enseguida, intentando controlar su respiración agitada—. Primero no voy a permitir que insultes a mis amigos. Segundo no soy ninguna infiel y tú no eres ni mi novio ni mi dueño así que piensa antes de hablar porque la estás cagando
— No voy a permitir que me dejes de tonto —advirtió refiriéndose al beso, no lo dejaría pasar tan fácilmente
— Nicholas ¡por Dios! Fue un estúpido beso que no significó NADA…, solo queríamos poner celosa a, a Frida —confesó agotada
— ¡Olvídate de esa mujer!
— No mientras siga presente, no voy a poder olvidarme de esa estúpida así que no vuelvas a pedírmelo, a menos que ya hayas hecho algo al respecto
— Ese es mi problema —le recordó rojo de ira
— ¡Ay Nicholas! ¿Puedes dejar de actuar como un idiota?
— ¡Perdón! ¿Qué acabas de decir?
— Estoy molesta contigo y no por eso te falto el respeto ni te trato como una cosa
— Acabas de llamarme “idiota” —le recordó con ironía
— Sin ironía de mala clase
— Bien. ¿Por qué estás molesta Danielle?
— Condescendiente
— Ya habla de una vez
— Estás aquí con esa actitud arrogante de “siempre” tratando de hacerme sentir responsable o culpable por haber besado a mi amigo gay para poner celosa a tu ex esposa fastidiosa, que por si no lo sabes anda caliente por Theo
— ¿Esa es tu excusa para haberme mentido?
— No mentí. Ya tenía panes para el sábado, te lo dije. Tal vez hice mal al evitarte pero lo hice porque estaba con Theo, y si te decía eso tú…, bueno tú ibas a reaccionar como lo estás haciendo justo ahora
— ¿Qué hiciste con él? —insinuó de mala gana
— Oye, no voy a permitir que insinúes nada, así que no vuelvas a usar ese tono de mierda, si quieres decirme algo hazlo, deja las pendejadas y sé directo —lo señaló con el dedos con unas incontrolables ganas de darle un buen golpe para que dejara de tratarla así
— Entonces chantajéala de vuelta ¡es una maldita prostituta! No querrá que nadie se entere, menos O’Hara, su pez dorado
— No me conviene que se sepa que me casé con una puta
— Es un riesgo que debiste correr, a ella la perjudicaba mucho más que se supiera
— Correr riesgos es lo que hice para superar todo mi problema
— No, fuiste un cobarde y jugaste a la segura
— Para —le advierte
— Además el abogado tuyo ya no estará con ella pasándole toda la información que dice tener o tenía, ya no hay pruebas de nada el idiota de Paul, creyó que la perra lo quería de algún retorcido modo
— Nadie sabe que estoy en la quiebra, vivo de los ingresos del hotel
— Nicholas, se inteligente no un tonto miedoso —se quejó sorprendida
— Basta con los insultos
— Es lo que estás siendo, no te hagas el sensible, te creí más inteligente tienes un maldito publicista y si no puede trabajar con esta información entonces no es uno bueno
— ¿Qué quieres decir?
Eso definitivamente había llamado su atención.
— Usa tu lucha por sacar adelante el hotel como publicidad. Revela la verdad y te liberas de Kobayashi, demandándolo por lo que sea, llévalo a juicio, presiónalo, busca el modo de eliminar su porcentaje, elimina a Frida, usa tu sacrificio por el deseo de tu abuelo, su compañía por su sueño —soltó exasperada ¿cómo no lo veía?—. Usa la cabeza, yo no sé mucho de esto pero podrías atraer inversores con la maravilla que has conseguido crear
— Danielle…
Se quedó mirándola pasmado, sorprendido. No esperaba que le resolviera los problemas o que pensara en cómo ayudarlo, le importaba más de lo que estaba dispuesta a aceptar y él, estaba actuando como un imbécil.
— Deja tu mierda machista, deja las excusas y soluciónalo antes de venir a insinuar cosas de mis amigos cuando ellos lo único que hacen es cuidarme.
— No insinúo nada, es lo que veo
— ¿Solo porque tengo amigos hombres quiere decir que buscan algo más de mí?
— Exacto ¿quién me asegura que nada ha pasado entre tú y ese tipo?
— Sí, tienes razón, me acosté con Theo —suspiró agotada y segura que nada entre ellos sería algún día tranquilo o normal, no confiaba en ella y estaba en lo correcto—. Y no es asunto tuyo porque no estabas en mi vida cuando ocurrió, pero él, a diferencia tuya sabe separar, somos amigos, muy amigos y me respeta, de hecho incluso antes de ser amigos él, me respetó y me cuidó… —la amarga sensación que le provocó el recuerdo la hizo volver a ese momento en el que no tenía control de nada—. Se preocupó y se aseguró de llevarme por ayuda cuando ni yo sabía que la necesitaba, así que no hables mal de él, no es la puta Vanessa
Un inexplicable dolor atravesó el pecho de Nicholas. Escuchar esa confesión cargada de sinceridad lo bloqueaba. Estuvo lejos dos años y no aun no sabía todo lo que había vivido en ese tiempo. Mientras ella sufría él, estuvo haciendo nada con su vida solo tomar malas decisiones o al menos así lo sentía
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)