Le sonrió intentando no hacerle una mueca, era absolutamente insoportable cuando se juntaba con esas mujeres que lo único que hacían era hablar de cuánto dinero de sus esposo han gastado en ellas o a quién quiere más su esposo de acuerdo a la cantidad de ceros que se gastan en complacerlas. Edith, se acercó para recibirlas con escandalosos abrazos, sonrisas y elogios mientras Danielle, de pie las observaba pacientemente para tener su turbo y poder hacer uso de su educación.
— ¡Ay cielo! Bebe más agua tu piel se ve reseca
Ni un hola ni la hora, entraron de lleno analizándola de pies a cabeza. No iba absolutamente para nada mal vestida, de eso estaba muy segura, Nicholas, se había gastado una mini fortuna en su momento estilo “Pretty woman” al llevarla de compras y luego al salón para que la maquillaran y peinaran por supuesto. Pero esto era uno de esos “encuentros” con la señora Meredith y sus abejas transmitiendo en su canal imaginario su programa fashionista, vamos que las policías de la “moda” solo podían criticar, es su deporte preferido.
Y una vez que se cansaron de hablar del resto del mundo se centraron en su mesa, es decir, llegó el turno de Danielle, quien se limitaba a permanecer sentada en silencio escuchando el programa. Edith y las chicas se centraron en darle “consejos” de todo lo que su cuerpo “necesita”...: Debes ir al spa, tu cabello necesita ayuda, tu piel no está hidratada, hazte las cejas, láser para tus brazos y otras partes, deberías considerar una cirugía para esos kilitos que se asoman...
— Estoy en mi peso, no me digas gorda, que grosera
Esa le llegó, si supieran lo mucho que le costó recuperar su peso. Por suerte a Nic, no le molesta su nueva figura, que es la misma que conoció en el pasado. Finalmente se sentía bien, sin culpa por comer, con días dedicados a la comida chatarra. Aunque ahora esté en esta inseguridad constante al sentirse pesada
— Tan sensible, cuando una dama toma asiento nada se debe asomar o mover, así que o te haces una lipo o te pones a dieta —la regañó Edith
— Ay Edi, lo mejor son los masajes reductivos, y de paso un cariñito para tu cuerpo
— ¡Ya lo creo! Gigi, no me contaste de tu terapeuta francés, quiero detalles
Contrólate Danielle, estas mujeres solo se golpearon la cabeza y ahora la tienen hueca, solo están un poco idiotas.
Y esto era cada vez, cada una de las veces que Meredith o Edith, como le gusta que la llamen ahora que es una mujer sofisticada y casada requería la presencia de Danielle, con la excusa de querer “guiarla” a este nuevo mundo en el que debe encajar por el bien de Nicholas, cuando estaba más que claro que solo disfrutaba humillándola frente a sus amigas finolis, le encantaba sacar trapos viejos, recordar la época cuando eran amigas y no parar de mencionar los errores de Daniel Duncan, su papá salía al frente cada vez que Edith, se molestaba por algún comentario que se le escapara enfrentando sus burlas. Así que básicamente Danielle, volvió a la escuela y estas rubias naturales y otras que no eran las “chicas pesadas” ya saben las “Mean girls”. Pero de la alta sociedad.
Mujeres como ellas ya había visto y en decenas, la mayoría de los eventos que organiza ahora en sociedad con Lina son para las nuevas “amas de casa” y gastan pequeñas fortunas en reuniones de té o la celebración de alguna buena noticia. Así que su tolerancia es bastante alta.
Dos horas exactas transcurrieron antes que Nicholas, la llamara, seguía en el despacho en el hotel, escuchaba conversaciones y su celular sonando pero no le importaba, solo deseaba ir a casa con su prometida.
— Hola cariño —saludó Nic, con un sonoro suspiro
— Qué puntual, me gusta —murmuró con una tremenda sonrisa
— Dani, ahora mismo estoy dejando el hotel, vamos ya sube al auto, estoy ansioso
— Estaba a punto de hacerlo pero ¿estás seguro? Suena a que tienes mucho con lo que lidiar
— Prioridades bebé —le recordó con una voz tan sensual y ronca que Danielle, se sintió excitada solo con escucharlo
— Me despido de Edith, y sus amigas y estoy en el auto, lo prometo
— Promesas, mejor dame hechos Ross
— Con gusto señor Allen y conteste ese celular, no quiero interrupciones
En cinco segundos se despidió de Edith, excusándose por trabajo y sin detenerse ni para ponerse el abrigo salió del edificio y subió al auto que Nicholas, había enviado. Le encantaba el hecho de tener su primera sesión de sexo de reconciliación.
Por supuesto que Nicholas, llegó primero, la esperaba en la entrada así que cuando el auto se estacionó le abrió la puerta y le ofreció su mano para ayudarla a salir
— Buenas noches guapo
Susurró Danielle, poniéndose de puntillas para poder besarlo en los labios. Le encantaba la sensación y el hecho que la esperara en la entrada. Y a él, ese cálido saludo, enseguida una de sus manos se aferró a su trasero aplastándola contra su torso y profundizando el beso.
— No puedo esperar a llamarte “Señora Allen” ¿y si adelantamos la boda?
— Es mucho trabajo, sería la primera que organizo y quiero hacerlo bien…, tal vez sea un nuevo campo para mí
— Me gusta como piensas, pero no creas que te voy a dejar todo el peso, te quiero tranquila y conmigo todas las noches
— Vamos paso a paso ¿por qué no me llevas adentro y me haces cosas sucias antes de la cena?
— ¿No comiste nada?
— El buffet era de “productos del mar”, ni siquiera soporto el sushi, me llené de galletitas saladas así que me la pasé bebiendo agua y yendo al baño
— Deberías mudarte de una vez, no me gusta que pases la noche sola
— No pienses en esas cositas, esta noche dormimos juntos
— Y nadie lo va a impedir
Con agilidad la cargó hasta el interior de la casa y en su paso por el recibidor le pidió a Patricia, que buscara las cosas de Danielle, en el auto. Se fue directo a la habitación. Se acomodó en la cama y simplemente se besaron lenta y apasionadamente, sin prisas y con ganas.
— ¿Tienes clases mañana temprano?
— Dos y luego trabajo con Aaron, debemos revisar unos equipos y papeleo
Suspiró pensativa mientras Nic, continuaba con sus deliciosos besos a lo largo de su cuello y hombro.
— ¿El resto de la tarde?
— Trabajo con Lina, un aniversario cerca de aquí ¿quieres cenar en el apartamento?
— No, quiero que traigas tu culito aquí al acabar ¿para qué te irías al otro lado de la ciudad para cenar? Debes comenzar a ver la casa como tú casa cariño, no me gusta que estemos lejos, no me gusta ese apartamento
De pronto la casual conversación mientras se besaban se volvió seria e intensa.
— Es la costumbre Nic, además es viernes y me gusta ver a Robbie y Wes, los viernes por la noche
— ¿No estoy invitado?
— Digamos que tú, mi celosito no necesitas invitación, eres bienvenido Nic
— Pero es tu papá
— Lo sé —espeta sin mirarla a los ojos, sabía lo absurdo que sonaba
— Amor…, no tienes por qué sentirte inseguro —era como un niño pequeño y adorable
— Sabes que soy un maldito celoso
— Ay mi Nic, me encanta cuando te pones territorial, pero es tu papá, no te sientas así, el único Allen, que me importa es con el que me voy a casar
— Dilo de nuevo —exige en tono seco
— ¿Qué cosa?
— Que me quieres —intentó ocultar su inseguridad, pero ella supo reconocerla
— Nicholas Allen, te amo
— Yo también te amo Dani, y no quiero que nadie se interponga entre nosotros, no me agrada que meta ideas en tu cabeza y te haga dudar
— ¿Cuándo quieres ir?
Intentó distraerlo, era adorable que estuviera nervioso por la charla que su papá desea tener con ella.
— Nunca
— Nicholas —le advierte con voz cariñosa
— Ni idea, le diré que iremos pero no te voy a dejar sola ni para ir al baño
— Cuento con eso, cariño
— Sé que sueno a un desquiciado pero no quiero a nadie interfiriendo en nuestra relación, en nuestra boda
— Para ser tan cabeza dura te ves adorable
— ¿Crees que estoy siendo adorable? —arrugó su ceño
— Mucho
— De acuerdo —extendió su mano libre para tomar el celular—. Voy a escribirle que iremos para que deje de llamar y así te pueda enseñar lo muy adorable que quiero ser contigo justo ahora
Escribió el mensaje y a la mierda celular, lo dejó caer al piso, tenía cosas mucho más importantes que preocuparse por dejarlo en la mesita de noche o conectarlo al maldito cargador. Iba a hacerle el amor a su prometida y ya no quería esperar más.
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