Sin Darnos Cuenta romance Capítulo 26

La veo pasearse por el alrededor de la piscina con su bikini color negro y sonrió al recordar lo que vivimos hace un instante en la habitación. —No sabía que tu amiga y tú se traían algo...—Comenta Ema.

—Con todo respeto, es guapísima. — Comenta Enrique haciendo que sonría.

—Lo nuestro ha comenzado hace poco relativamente... y si, es demasiado guapa. — Digo y todos guardan silencio cuando ella se acerca a mí.

Se inclina para sostenerse de mis hombros haciendo que me ponga bastante nervioso por la vista que me regala sentado en esta reposera y sonríe pícaramente. — ¿Vienes al agua conmigo? — Me pide y vaya que suena muy convincente.

—¿Quieres un trago antes?— Pregunto y asiente. —Ven. — La tomo de la mano y bajo la atenta mirada de todos voy con ella hacia donde esta Diego preparando los tragos.

No es un bar tender, pero se las ingenia bien —Prepáranos algo amigo.— Le reto y sé que le gusta inventarse cosas raras.

—¡Por supuesto!— Accede más alto de lo normal, pero es que de fondo suena la canción del verano.

—Bailemos...— Me pide ella jalando mis brazos y no puedo más que pegar mi cuerpo al suyo y bailar al ritmo de esta canción urbana.

—Los has sorprendido a todos. — Le comento mientras no dejamos de movernos.

—Zaira me ha dicho que no están acostumbrados a que traigas a tu chica de viaje con tus amigos... Y sé que es cierto...— Comenta haciéndome reír.

—Tú conoces todo de mi... sabes que no me gusta porque siempre tengo miedo de que alguien abra la boca de más.—

—¿Y porque conmigo sí?— Me pregunta mientras su cuerpo roza de manera provocativa el mío.

—Porque me importa nada si alguien abre la boca de más o no... no me importa si nos ven... Me encantas Dana.— Le digo al oído y no sé si es el sol o su cuerpo, pero la temperatura parece haber aumentado.

—¡Franchesco!— Grita Diego con las dos copas en sus manos desde atrás de la barra que hay en el jardín.

Rápidamente voy por los tragos y regreso con ella. —Ten... le he pedido que le pusiera más alcohol...— Bromeo —Quiero ver si esta noche me dices cosas cuando estés borracha...— Le digo intentando no reírme y ella me mira seria.

—La última vez que me emborrache, termine teniendo sexo con mi mejor amigo... ¿de verdad quieres que vuelva a emborracharme?— Me pregunta y prueba el trago.

Me acerco a su oído mientras que enredo su cintura en mi brazo —Solo si lo harás conmigo... no quiero que te emborraches con otro que no sea yo. El alcohol entre nosotros trae buenas consecuencias. — Le dejo saber y sin poder evitarlo la beso.

—No estamos solos...— Habla agitada cuando nota que el beso se sale de control.

Rio ante sus palabras y miro a mi alrededor. —Parece que nuestro espectáculo les gusta. — Bromeo cuando veo que las miradas de algunos están sobre nosotros dos.

—Parece... vamos al agua mejor.— Propone y me toma de la mano para que nos metamos cuidadosamente en la parte baja de la piscina mientras seguimos tomando nuestros tragos.

—Me gusta mucho como te queda ese traje de baño.— Le confieso observandola y ella sonríe.

—¿Solo te gusta mi cuerpo?— Pregunta haciéndose la ofendida y rio.

Suelto su cintura para llevar mi mano a su rostro mientras que se queja de que le he echado agua a su trago. —No, me gusta todo de ti. Eres increíble, divertida, inteligente... me siento increíble cuando estoy contigo. — Digo sin dejar de mirarla a los ojos.

—¿Te puedo confesar algo?— Me pregunta tímidamente y asiento con la cabeza, ella podría decirme lo que quiera cuando quiera.

—Claro. —

—Lo que me sucede contigo no me había sucedido nunca. — Dice entre suspiros.

—¿Y qué es lo que te sucede conmigo?— Pregunto con mucha curiosidad.

—Es esta sensación de sentirme tan cómoda junto a alguien. Es extraño porque debería de estar llena de inseguridades de que mi mejor amigo me conozca como mujer, pero no sé... no me pasa eso contigo, sino que, todo lo contrario— Me cuenta y me encanta saber que no soy al único que le pasan estas cosas.

—Me pasa igual. Es normal que tuviéramos miedos de conocernos como hombre y mujer... pero, me haces sentir tan yo.—

—¿Tú tenías miedo de que no me gustaras?— Me pregunta con un tono extraño de voz.

—Algo así... al inicio tenia las típicas dudas de hombre cuando está en la intimidad con una mujer.— Confieso y ahora si se ríe. —¿De qué te ríes? Es serio...— Me quejo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sin Darnos Cuenta