Sin Darnos Cuenta romance Capítulo 27

Estamos en altamar mientras que la música suena a todo volumen y las copas de alcohol pasan de un lado al otro. Definitivamente todos mis amigos se están divirtiendo a lo grande mientras que Dana ríe de las tonterías que dicen todos a causa del alcohol que ya corre por las venas de cada uno.

Suena una de las canciones que nunca pasan de moda por los altavoces del yate y a pesar de que sé muy bien que a ella no le gusta Maluma, voy y la tomo de la mano para que se levante de la silla y baile conmigo. Cuando encontramos un espacio para bailar, la tomo de la cintura y la pego a mi.

—"Y si con otro pasas el rato, vamos a ser feliz vamos a ser feliz, felices los cuatro. Te agrandamos el cuarto."— Le canto entre risas y ella me mira seria mientras se mueve de manera sensual al ritmo de la canción.

—¿Es una propuesta?— Me pregunta pícaramente y niego.

—Ni loco que este te comparto cariño. — Le digo y la beso intensamente.

—Ni yo a ti. — Responde sobre mis labios y vuelve a besarme mientras que acomoda sus brazos por encima de mis hombros —Eres solamente mío. — Sentencia de manera juguetona y me encanta.

—Solamente tuyo... y tú solamente mía de todas las maneras posibles. — Le digo al oído mientras seguimos bailando. Me encanta sentirla así pegada a mí con solo su traje de baño puesto y su piel bronceada por el sol.

La canción de Maluma llega a su fin para que ahora suene ese tema de Luis Fonsi que batio todos los records, uno que ya no sé si me encanta o qué, pero es inevitable no cantarlo, al menos para ella —"Tu eres el imán y yo soy el metal. Me voy acercando y voy armando el plan. Solo con pensarlo se acelera el pulso."— Me canta ella a su manera y sin que me lo espere besa mi cuello.

—Dana, mi amor... que no estamos solos...— Digo nervioso a causa de su arrebato.

—Lo sé... quiero que un día tú y yo nos vayamos solos en un barco a algún sitio. Me gusta demasiado estar así contigo. Tenerte cerca... bailar pegada a ti sin que lleves tu camiseta puesta...— Me dice y está tentando a la suerte de manera irreverente.

—Mi amor... sí que me haces las cosas difíciles. — Le digo y ella ríe.

—Me encanta hacerte las cosas difíciles. — Comenta pícaramente y me besa apasionadamente.

—¡Pero sepárense!— Nos grita Diego y luego nos da dos copas.

—¿Qué pasa amigo? ¿No puedes vernos felices?— Pregunto entre risas al ver que está un poco más feliz que de costumbre y supongo que es por los tragos de más que lleva encima.

—Sigan con lo suyo.— Nos dice mientras se aleja y Dana y yo no podemos parar de reír.

—Creo que esta pasado de copas. — Comenta ella mientras prueba un sorbo de lo que parece ser una margarita.

—Un poco... tú por si acaso, no te alejes de mi que no quiero que se sobrepasen contigo por culpa del alcohol.— Le advierto y rio.

—No tengo intensiones de despegarme de tu lado.— Me deja saber y vuelve a besarme.

—Mejor así, porque hasta que me toque irme a Miami, te volveré loca. No dejare que te alejes de mi... necesito surtirme de reservas tuyas para sobrevivir la locura que se viene. — Le digo sobre sus labios y siento que hace más calor de lo habitual.

—¿Me volverás loca?— Me pregunta de manera sensual y suena a reto.

—Si... y si no estuviera toda esta gente aquí, empezaría ahora. Quiero que tengas muchas cosas que recordar cuando no estemos juntos. Quiero que tu mente juegue con las sensaciones de esos momentos cuando nos toque estar lejos.— Le digo en un susurro.

—Franchesco...— Dice en lo que es casi una súplica y sonrió.

—¿Qué?— Pregunto pícaramente y me encanta poder tener el poder de seducirla con tan solo palabras. Me gusta que los dos sintamos esta locura. Me fascina que lo nuestro sea tan especial y único.

—Vamos a un sitio donde estemos solos... hay mucha gente aquí.— Me pide al oído y rio.

—¿Dónde propones?— Pregunto intentando no reír.

—Donde quieras, pero por el amor de Dios deja de torturarme así. — Me dice entre risas y ahora sí que no puedo evitar reír con ella.

—Ven.— Le pido y ambos dejamos nuestras copas sobre la mesa.

Caminamos por todo el yate hasta llegar a la parte de atrás y hago que bajemos la escalera para poder meternos al mar.

—¿Qué hacemos?— Me pregunta riéndose.

—¿Quieres aventuras?— Le pregunto mientras le ayudo a bajar.

—Estás loco.— Me reclama, pero baja conmigo al mar.

—No te olvidaras de esto en tu vida. — Le advierto cuando estamos en el agua. —No te muevas de aquí o nos verán. — Le dejo saber y hago que enrede sus piernas en mi mientras que nos quedamos cerca del yate en un punto donde no nos pueden ver desde arriba.

—¿Siempre seremos así?— Me pregunta cuando comienzo a besar su cuello.

—Si... siempre vamos a ser así... siempre te voy a amar con esta misma locura con la que te amo ahora.— Expreso mientras sigo besando su piel y con mis manos voy desamarrando la parte inferior de su bikini.

—Quiero estar siempre así contigo. — Me dice de manera incoherente mientras que ella es ahora la que va bajando mi traje de baño.

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