Sin Darnos Cuenta romance Capítulo 50

25 de diciembre

Le veo dormir a mi lado con tan solo el collar con el medio corazón de diamantes que le he regalado para navidad y sonrió al recordar su cara al abrir cada uno de los regalos. Me ha prometido llevarlo siempre con ella y yo he hecho lo mismo con la otra mitad que he colocado en mi cartera. Es un símbolo para saber que siempre estaremos unidos y eso es lo único que me importa en la vida. Quiero estar con ella siempre.

Se mueve en la cama y acomoda su rostro sobre mi pecho. Se abraza a mí y yo tan solo me quedo quieto mirándola y apreciando lo bella que luce. Su anatomía es el paisaje más divino y con cada día que pasa y que nuestra pequeña crece dentro de ella, se pone mucho más bella si es que es posible.

Acaricio su cabello suavemente y al parecer ya está despertando. Sonríe levemente y luego abre sus ojos lentamente. —Buenos días guapo. — Dice y antes que pueda decirle nada, su cara cambia por completo.

—Cariño, ¿Qué sucede? — Intento preguntar, pero es tarde, ya se ha levantado de la cama a toda prisa y ha salido huyendo al baño.

Me levanto de la cama, me coloco mi bóxer rápidamente, y voy hacia el baño.

Allí esta ella frente al váter. Busco el albornoz que hay colgando detrás de la puerta y la cubro para que no le dé frio y luego sujeto su cabello. —¿Te encuentras mejor?— Me atrevo a preguntarle cuando ya ha terminado.

Me mira con sus ojos completamente cristalizados y asiente. —Si...— Responde débilmente y con cuidado le ayudo a ponerse de pie.

—Parece que nuestra pequeña es muy inquieta. — Le comento mientras ella cepilla sus dientes.

Ella deja el cepillo a un lado después de terminar y se da la vuelta para mirarme. —Nuestra hija al parecer saldrá igual de intensa que tú. — Comenta y una leve sonrisa se escapa de sus labios.

Enredo mis brazos en su cintura y le miro entrecerrando mis ojos —¿Me has llamado intenso?— Pregunto haciéndome el ofendido y ella asiente.

—Si Balestrini, te he llamado intenso. — Dice firme y sé que está jugando.

Me encanta cuando juega así. Me gusta la manera que me provoca —Supongo que ya te sientes mucho mejor, ¿cierto?— Le pregunto intentando no reír.

Muerde sus labios, lleva sus manos a su cabello y lo acomoda —Dependiendo para que...— Responde pícaramente y sonrió triunfal.

Una de mis manos suelta su cintura, y muevo las cosas que están en la encimera del lavamanos a un lado —Para esto...— Digo finalmente mientras que la levanto en el aire y hago que se siente allí.

Beso sus labios, bajo por su cuello... —Me siento muchísimo mejor.— Murmura mientras que mis labios siguen bajando por su cuerpo después de haberle quitado el albornoz.

Sus manos van hasta la cintura de mi bóxer, y lo bajan sin rodeos —Te amo. — Le dejo saber cuándo ya mis labios besan su vientre.

Ella jala mi cabello al darse cuenta de que mis besos siguen su recorrido hacia el sur de su cuerpo. Sus gemidos invaden mis sentidos cuando beso el paraíso y eso solo me provoca mucho más —Amor...— Dice de manera incoherente.

Mis manos apartan mucho más sus piernas y el escucharle gritar de placer es música para mis oídos —Franchesco... que no aguanto más... me voy a...— Intenta decir, pero es tarde.

Saboreo el sabor de su cuerpo en mis labios sin dejar de mirarla a los ojos y ella muerde sus labios. Toma mi rostro entre sus manos y me hace levantar hasta llegar a su boca —Eres exquisitamente intenso. — Pronuncia antes de besarme y rio.

—Y puedo serlo mucho más...— Le dejo saber entre besos.

—Te necesito.— Murmura.

Esas son palabras mágicas para mis oídos... Apoyo mi frente en la suya, y sin dejar de mirarla a los ojos, entro en ella.

Veo el reflejo de nuestros cuerpos moviéndose en el espejo y esto hace que todo sea mucho más erótico. Es la primera vez que hacemos el amor aquí, y eso que nuestra cama está a tan solo algunos pocos pasos, pero parece que necesitábamos romper con la rutina —Te amo. — Me dice abrazándose a mi cuando nuestros cuerpos comienzan a temblar.

—Yo mucho más a ti.— Consigo decir y es entrecortado porque siento como todo mi cuerpo convulsiona de placer haciéndome quedar sin aire.

Apenas conseguimos respirar, pero eso no hace que dejemos de sonreír triunfal sin movernos.

—Me encanta sentirte en mi... Me fascina cuando grabas tu nombre en mi cuerpo de esta manera. — Me dice desarmándome por completo.

—Y a mí me encanta que te encante. Me fascina que contigo siempre descubro nuevas maneras de sentirme más vivo que nunca.— Confieso y sonríe.

—Feliz navidad prometido mío...— Pronuncia y me da un corto beso —Nuestra primera navidad juntos como pareja... nos esperan demasiadas cosas buenas.— Dice sonriente y asiento.

—Muchísimas cariño... te adoro.— Respondo sintiéndome en las nubes y le beso como si el mundo fuese a terminarse hoy. Me gusta demasiado vivir al máximo cada experiencia nueva con ella.

[….]

Días después: 31 de diciembre

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