LILLIE
Mi mirada pasaba de mi madre a ese señor misterioso que estaba de pie a lado de su cama. Los ojos de ella denotaban algo de preocupación, la conocí muy bien y por eso se que algo pasaba.
¿Espero no sea nada grave?
Camine hacia ella, para así acercarme un poco más. El señor desconocido no dejaba de mirarme, no era una mirada perversa que pudiera incomodar, si no parecía otra cosa, pero algo extraño, como si nos conociéramos, como si ya nos hubiéramos visto de algún lado. Pero no era así, nunca en mi vida me había cruzado con este hombre, si hubiera sido así, nunca lo hubiese olvidado. Se nota que es una persona que con su presencia demuestra poder, misterio, y elegancia. No sé si sea a todos les haga sentir así, pero conmigo así sucedió.
— Hija… ven… acércate más — en la voz de mi madre notaba algo de nervios.
Llego hasta ella. Le doy un suave beso en la mejilla y un corto abrazo.
— Mamá, ¿como te sientes? — pregunte.
Mientras me separo de ella, tomo su mano con delicadeza. Y puedo ver de reojo como ese hombre misterioso, se aleja y pone algo de distancia. Y se queda de pie viendo por la ventana, mientras nos ignora.
— Ya mejor… — ella fija su mirada en mí — Hay algo importante que quiero decirte.
La miro extrañada por su respuesta, espero no sea algo malo.
— ¿Qué sucede? — comienzo a preocuparme.
Ya se la situación por la que está pasando con su enfermedad, pero su tono de voz y lo que refleja su mirada, hace que entre en pánico. Cuando mi hermana me contó de ello, se había mostrado diferente, si estaba preocupada, pero calmada, muy contrario a mi madre que parecía que quería salir corriendo y su nerviosismo hacia presencia. O tal vez tenía miedo, eso era lo extraño, ya que ella nunca le gustó mostrar debilidad ante esa enfermedad, no quería vernos tristes, ni que nos preocuparnos, por eso siempre había sido fuerte.
Pero puede ser que esto ya le esté afectando.
No quiero pensar así, no quiero pensar que mi madre se pueda dejar caer, se de por vencida, y verla de nuevo deprimida. Hubo un tiempo donde recayó en depresión, pero siempre quiso que viéramos solo su lado de valentía, su fortaleza, y más yo. Decía que yo era muy frágil, y que todo me afectaba. Por esa razón siempre acostumbraban protegerme ella y Alex, pero yo me sentía con mucha fuerza, tal vez no estaba lista para perderla, o quizás nadie esta listo para perder a su mamá, y más yo que soy muy pegada a ella.
Ella es mi todo para mí.
El hombre sigue en su lugar, sin voltear a vernos en ningún segundo, tampoco se ha presentado así que no tengo ni idea de quién sea. Creo que tendré que preguntar, ya que esto es muy extraño, solo está ahí de pie como si nada, y lo peor es que es un desconocido escuchando nuestra conversación.
Cuando estoy apunto de preguntar, mi madre me quita las palabras de mi boca, para sacarme de mi duda.
— Cariño, primero quiero — me dice, y después deja de verme para mirar al señor — Él es.. un amigo.. — dice, y hace pausa, no se porque esta nerviosa — Lionel Bachman, un viejo amigo, lejano.
Termina de decir, no deja de verlo, pero no me ve a mí. Y tampoco le dice como me llamo, solo lo presenta a él, como si él ya supera de mí, o tal vez sean ideas raras mías.
El hombre vuelve a fijar la mirada solo en mí, no logro descifrar esos ojos, son un misterio, son muy profundos, pero brillar cada vez que me ven, o pueda ser que así sean, no sea por mí.
— Es un placer por fin conocerte — después de tanto tiempo habla, su voz es muy potente y ronca, pero en sus palabras pude notar amabilidad y afecto, como sí en verdad le diera gusto conocerme.
Esta cabeza mía.
Sin dejar de verlo, rodeo la cama para acercarme un poco a donde se encuentra y poder así presentarme como debe de ser. Mi madre siempre me enseñó que la educación es muy importante, y presentarse correctamente es una de ellas.
— No sabía que mi madre tuviera un amigo lejano. — digo al momento que camino para acercarme — Un placer conocerle — extiendo mi mano para saludarle — Lillie Watson — sonrío, no sé si mi madre le haya dicho mi nombre, pero aún así se lo digo.
Él no responde, pero deja de verme, hasta creí que me iba a dejar con la mano extendida, mientras esperaba el saludo. Mi sonrisa se fue poco a poco borrando, cuando estaba por retirar la mano. Él respondió tomándola con rapidez, pero al hacerlo se acercó más a mí, haciendo que ese saludo se formara en un abrazo. No sé en qué momento paso todo, a aquello fue muy rápido que ni cuenta me di, el me rodeaba entre sus brazos y yo me quedé congela de su reacción.
Era algo extraño, por más que fuera un amigo de hace años de mi madre, aún así seguía siendo un desconocido para mí, era algo incómodo por la situación en que no lo conocí, pero era algo fuera de lo normal, porque me sentía calmada, como si este abrazo demostrara cariño y protección. Era una sensación algo parecida a la que sentía como cuando mi madre me abrazaba, pero lo más curioso era como si yo hubiera estado esperando ese afecto.
No sabía cómo responder, ni como explicarle a mi mente las sensaciones extrañas que sentí.
No sé si pasaron segundos o minutos, pero parecían más minutos, cuando el hombre reaccionó a su arrebato de abrazarme y se alejó algo apenado.
Su mirada va del señor Lionel hacía mí, no sé que pasaba con ella, estaba muy diferente.
— Nos iremos Alemania — responde.
Me imagino que querrá que Alex vaya con ella, pero eso afectaría algo en nuestra economía ya que ahora necesitaríamos más el dinero. Lo bueno que tenía algo de dinero guardo, de lo que Dante me había dado como pago, claro que eso no lo quería usar, tenía pensado regresarlo. Ya no estaba en mis planes de tener sexo por dinero, bueno nunca lo había estado. Ahora mucho menos, estaba enamorada de él y la verdad nunca me interesó su fortuna, solo fue una necesidad de desesperación por ayudar a mi familia, pero ahora cambiaba más las cosas, no iba agarrar ningún centavo por nadie, yo iba a regresarle lo que le debía.
Quería que se diera cuenta de que no me importaba sus millones y todo lo que tuviera. Me importaba solo él, lo quería solo a él. Hasta ya lo extrañaba, desde que me dejó en la puerta del hospital ya ansiaba por volverlo a besar y estar entre sus brazos.
Oh por Dios me tiene vuelta loca.
Mi loca mente se desvió pensando en él, olvidándome de donde estaba y de los presentes que estaban mirándome. Como si estuvieran esperando a que hablara, o no sé si dijeron algo más, mientras estaba soñando como tonta por mi Diablo.
— Esta bien… — no se si estaba esperando mi aceptación o que, pero yo respondí eso. — Pediré más horas en mi trabajo, así podré ayudarte desde aquí, porque me imagino que Alex va pedir renunciar.
Tenia claro que ahora iba a tener que trabajar el doble, o quizás hasta el triple. No me molestaba, ella y mi hermana ya se habían esforzado mucho por mí, ahora me tocaba a mí hacerlo por ellas. Lo que me preocupaba era Sandy, Alex ya casi no pasaba mucho tiempo con ella, por estar casi siempre en los asuntos de mamá.
Me preocupaba que a mi sobrina le afectara todo esto, ya que ninguna de las tres pasaba el tiempo suficiente con ella, se la pasaba más con la vecina, la amiga de Alex. O tal vez no se de cuenta de las cosas, aún es muy pequeña, pero esa niña es muy inteligente, dudo que no se de cuenta de lo que este pasando a su alrededor. No puedo pedirle a mi hermana que me la deje, ya que yo también estaría muy ocupada, además ella necesita más a su mamá que a mí.
— Sí, Alexa renunciará a su empleo y tu también lo harás, harás un cambio en la universidad.
¿Escuche bien?
Mi madre estaba diciendo que yo también iba a renunciar a mi empleo y que iba a pedir un cambio en la universidad. No podía creer lo que estaba escuchando, no pensé que quisiera que yo también me fuera, y no se refería a un poco tiempo, eso de pedir un cambio en la universidad, quería decir que era por una temporada larga.
Esto me dejo sin poder articular una sola palabra. Yo no podía irme, no quería hacerlo. Tenia mi vida aquí, quizás no afectaría a mis estudios, y mi trabajo no era la gran cosa. Pero aquí tenía mis amistades, personas a las que le tenía mucho afecto, y aquí era donde él venía a verme, el lugar donde el sabía que estaba, con esto sería más difícil para que nos viéramos, si ya estábamos a una distancia, pero ahora sería diferente, ya no tuviera un motivo o algo que lo hiciera viajar, aquí lo hacía porque tenía sus negocios, aunque me haya dicho que solo vendría para verme.
No me quería ir, pero quería estar con ella y apoyarla, pero desde aquí. Sentía que si me iba toda mi vida cambiaría, tampoco no sería fácil verlo a él, quizás ya ni lo miraría, él ni haría nada por buscarme si no me encontraba en donde mismo. Pero no podía estar pensando solo en él, se trataba de mi madre, de mi familia, siempre renunciaba a todo por ellas, y ahora no sería la excepción, por más que quisiera estar con él.
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