Sorpresa de una noche romance Capítulo 109

La ira hervía en el interior de Lydia, pero se tragó el enfado como pudo. No intentó liberarse y se mantuvo en silencio.

—Podemos hablar de esto, ¿no? Primero, deberías dejarme ir.

—¡No! ¡Si te dejo ir, te alejarás de mí otra vez! —dijo Ismael con voz entrecortada. Para sorpresa de Lydia, Ismael, de unos 180 cm, rompió a llorar. Lydia se debatía entre el fastidio y las ganas de reír por esta escena.

Aquel hombre borracho la abrazaba con fuerza y ella lo odiaba pero no podía provocarlo.

—Si no me dejas ir, nunca te perdonaré. Ismael, te conozco muy bien. Sigues siendo una buena persona —Lydia hizo lo posible por tranquilizarlo.

—VALE, VALE —Ismael dijo rápidamente y su agarre se aflojó— ¿Hacemos una tregua, por favor? ¡Tienes que darme una oportunidad! No me mientas, Lydia.

Tras soltarse, Lydia se volvió para mirar a Ismael. Era tan guapo como siempre, pero ahora la cara sólo le daba asco. Sin pensarlo, levantó una rodilla y le dio una patada en el pene con todas sus fuerzas.

—¡Ay! —Ismael dio un aullido de dolor. Se encorvó de dolor. Su cara se puso muy Lydia y todo su cuerpo empezó a temblar. En ese momento, un repentino resplandor de faros iluminó el camino. Ismael hizo una carrera frenética hacia Lydia con una botella de vino.

—¡Cómo te atreves! ¡Hijo de puta! Te voy a matar! —Gruñó y se dispuso a golpear la botella contra la cabeza de Lydia con todas sus fuerzas.

El repentino pánico hizo que Lydia se quedara helada. Cerró los ojos. Pensó que esta vez moriría de verdad.

Inesperadamente, al momento siguiente los chillidos de dolor de Ismael sonaron en sus oídos.

—¡Ay! Eso duele. Ah, ¡suéltame! ¡Ayuda! Ayuda!

—¿Estás bien? —dijo una voz conocida.

Lydia abrió los ojos. El primero en aparecer fue el rostro de Eduardo, con una mirada preocupada y el ceño fruncido. Miraba a Lydia con preocupación. Su rostro parecía severo y enfadado.

Lydia se puso muy pálida y no pudo evitar temblar. Las lágrimas empezaron a caer.

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