Sorpresa de una noche romance Capítulo 147

Lydia se quedó sentada, mirando fijamente a Malinda. A sus ojos, Malinda era perfecta. Era hermosa y elegante.

—¡Qué bonito! —murmuró.

—¿Qué estás mirando? —dijo una voz detrás de ella.

—¡Mira! Esa chica es tan increíble! —dijo Lydia. Entonces se giró y vio a Eduardo de pie cerca de ella.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó Lydia con sorpresa.

Eduardo dejó su copa sobre la mesa lentamente y se sentó junto a Lydia en el sofá.

—¿Por qué no iba a estar aquí? —replicó.

—No me malinterpretes. Quiero decir que puedo cuidar de mí misma y no te preocupes por mí. Simplemente, vete a hacer tus cosas —dijo Lydia con seriedad. Pensó que tal vez Eduardo se preocupaba por ella, ya que nunca había venido a una fiesta así.

Eduardo no dijo nada y levantó las cejas. Era uno de sus movimientos habituales, e incluso el propio Eduardo apenas se dio cuenta de lo fascinante que era el pequeño gesto. El sofá no era muy amplio. Lydia y Eduardo estaban muy cerca el uno del otro. Al contemplar el atractivo rostro lateral de Eduardo, Lydia sintió que su corazón empezaba a latir con más fuerza.

—¿Te llevo a ver al señor Ramón ahora? —dijo Eduardo de repente.

—¿De verdad? —dijo Lydia, completamente sorprendida. Sus ojos brillaron de repente. Se frotó inconscientemente el colgante que llevaba desde que tenía uso de razón. El colgante era muy valioso, pues era la única prueba de su identidad. Lydia miró a Eduardo expectante, con sus ojos negros brillando. Para sorpresa de Eduardo, se encontró casi paralizado por su belleza.

—¿Qué edad tiene el señor Ramón, Eduardo? ¿Está bien con este vestido? ¿Qué no le gusta? ¿Cómo me presento? Su esposa o... —Lydia parecía muy nerviosa y seguía insistiendo en esas preguntas, pues el señor Ramón era una figura clave para encontrar a sus padres.

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