Sorpresa de una noche romance Capítulo 193

Sentada en el coche, Lydia se sintió un poco decepcionada. Parecía que la única pista también era inútil.

Suspiró.

Ella no sabía que Eduardo había visto todas sus expresiones. ¿Qué tipo de expresión tenía en su rostro? ¿Tristeza?

¿Por qué estaba triste?

Lydia miró inconscientemente por la ventana a la farmacia mientras se perdía en sus pensamientos. De repente, se acordó de algo. Se sonrojó y miró a Eduardo:

—Eduardo, ¿puedes parar ahí? Quiero comprar algo.

—¿Qué? —preguntó Eduardo—. ¿Qué quieres comprar? ¿Tienes que comprarlo ahora?Era peligroso para Lydia salir a la calle. Además, había de todo en casa.

Lydia asintió. No podía dejarle saber lo que iba a comprar. Tuvo que inventar una mentira.

—Yo... tengo la regla, así que tengo que comprar analgésicos.

Eduardo se quedó en silencio un momento, pero siguió reduciendo la velocidad del coche. Luego se desabrochó el cinturón de seguridad. Lydia no entendió al principio lo que quería decir. Al ver que iba a salir del coche con ella, se apresuró a decir:

—Puedo ir sola.

Si Eduardo estaba con ella, su verdadero propósito quedaría al descubierto.

—Deja que te ayude.

Eduardo lo dijo con indiferencia. Lydia se quedó atónita, y entonces comprendió de qué estaba hablando. La cara de Lydia se sonrojó de repente. Se desabrochó rápidamente el cinturón de seguridad y salió corriendo del coche:

—¿No es usted la mujer del presidente del Grupo Emperador?

—No, no lo soy. Te has equivocado de persona.

Lydia no quería ni el cambio. Recogió las pastillas y se dispuso a huir, pero los curiosos no la dejaron marchar. Inmediatamente la rodearon, y algunos de ellos incluso empezaron a retransmitir la escena en directo. Poco después, también llegaron los periodistas que estaban cerca.

Lydia se puso un poco nerviosa al ver semejante escena.

—Sra. León, por favor, haga nuestras preguntas. ¿Ha sido usted molestada después de ser secuestrada? ¿Puede la familia León aceptar a una mujer impura como usted?—¿Qué tienes en la mano? ¿Son las píldoras anticonceptivas? ¿Estás embarazada del hijo del secuestrador?—Señora León, por favor, responda directamente a nuestra pregunta. ¿Fue un espectáculo cuando presumió de su amor con el señor León la última vez en la rueda de prensa? De hecho, usted no tiene una buena relación con el señor León, ¿verdad?Las preguntas del periodista fueron duras. Lydia quiso esconder las píldoras anticonceptivas en su mano, pero no tuvo oportunidad. Como los reporteros ya le habían bloqueado la salida, sólo podía obligarse a calmarse.

Intentó mantener la calma mordiéndose la lengua.

Estaba asustada, pero sabía que no podía ser débil en este momento.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sorpresa de una noche