—¿No lo sabes? Estoy hablando con Rubén —Dijo Lydia con inocencia.
—Sabes que no es eso lo que estoy preguntando —Eduardo entrecerró los ojos y dijo. Su rostro anguloso tenía un aspecto terrible, que asustó a Lydia. Por supuesto, Lydia no quería irritarlo. No era bueno para ella ofender a Eduardo.
—He dimitido —Lydia explicó con calma—. No creo que pueda trabajar bien en el Grupo Emperador, así que decido trabajar con Rubén.
—Lydia, ¿sabes lo que estás diciendo?
Eduardo estaba indignado, mirándola fijamente con sus ojos agresivos.
Lydia no pudo evitar estremecerse, pero aún así fingió estar tranquila. Por supuesto, sabía lo que había hecho. Simplemente se había negado a seguir el plan de Eduardo:
—Eduardo, deberías alegrarte por mí. Tu mujer va a hacer algo que le gusta mucho.
Eduardo se quedó perplejo ante sus palabras —esposa.
Empezó a tener una extraña sensación. Sí, Lydia era su esposa. Marido y mujer tenían los mismos derechos. Él no debía restringirla.
Pero,
—Te respeto, pero si tu propósito es irte con otro hombre, entonces no estaré de acuerdo.
¿Ir con otro hombre?
La sonrisa de Lydia se congeló. No entendía por qué Eduardo insistía en este asunto y estaba tan poco dispuesto a dejarla trabajar con Rubén. ¿Era porque estaba celoso?
—Eduardo, ¿estás celoso de Rubén?
—¡Eso es imposible! Ja, ¿por qué iba a estar celoso?
—Entonces, ¿por qué te sonrojas?
Lydia negó con la cabeza y se fue con Rubén.
Mientras el lujoso Ferrari se alejaba a toda velocidad, Eduardo se quedó callado. Observó cómo se alejaba el coche y parecía un poco solo.
El señor Ramón se acercó y le dio una palmadita en el hombro a Eduardo:
—Eduardo, veo que quieres mucho a esa chica.
¿Amor?
Eduardo dejó de observar y miró al señor Ramón. Quería explicarse, pero no sabía qué decir. Quizá el señor Ramón tenía razón. Le importaba Lydia.
—Sr. Ramón...
—Bueno, no me voy a meter en el asunto de ustedes, los jóvenes—, dijo el señor Ramón con una sonrisa. —No olvide mi petición. Según lo que ha dicho, es probable que ese colgante tenga algo que ver con mi nieta. Por favor, ayúdeme a averiguarlo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sorpresa de una noche
Final sin sabor...