Sorpresas de la vida (SDLV #1) (COMPLETA) romance Capítulo 32

Y las vacaciones llegaron a su fin. Nos fuimos de la cabaña a las siete de la tarde aproximadamente y el camino es muy largo a casa. Al final llegamos más o menos a las once de la noche. Lo que primero hacemos es ir a dejar a Josh y a Emma al apartamento de los chicos. Mi mamá es de las que se duermen temprano y Emma no quería despertarla. Podía haberse quedado en mi departamento perfectamente, pero Josh insistió en que se quedara con él. Después de estas vacaciones y que mi hermana le dijera que si iba a vivir con él parecen estar inseparables. Siguen siendo los mismos de antes, pero no se sueltan ni un segundo. Me gusta ver a mi hermana feliz y enamorada. Se lo merece.

Cam se quedó allá, en la playa. Dijo que tenía que resolver unos asuntos sobre su vida y la tranquilidad de la playa y estar solo le ayudaría a pensar con claridad. Nadie se opuso, excepto Lexie que lloró la mitad del camino porque su papá no venía con ella. Solo Matty la hizo parar de llorar y hacerla reír.

Jace nos va a dejar a los niños y a mí a nuestro departamento. Los tres vienen durmiendo por lo tarde que es para ellos, así que Jace me ayuda a acostarlos en sus camas. Cuando terminamos de hacer eso cerramos la puerta de la habitación en la que ellos duermen y con Jace nos vamos a la sala.

-Las vacaciones terminaron- dice él mientras se sienta en uno de mis sillones.

Asiento mientras me dirijo a la cocina. Me vendría bien tomar un té o algo así antes de irme a dormir. También le prepararé uno a Jace. Él me sigue a la cocina y se sienta en una pequeña mesa que tenemos allí y me mira mientras preparo el té.

Siento como Jace bosteza y me doy vuelta a mirarlo. Parece cansado y no es para menos. Ha conducido muchas horas y eso debe de ser en extremo cansador.

-No sé si me gusta la idea de que conduzcas si estás así de cansado- digo mientras le sirvo una taza de té.

Tal vez debí haberle hecho café. No se me ocurrió en ese momento. Jace niega con la cabeza y hace un gesto con la mano como para quitarle importancia al asunto.

-He conducido en condiciones peores- dice y me sonríe.

Yo no le sonrío de vuelta. No es una buena broma la que está haciendo, para nada. Hará que me preocupe por él cada vez que salga en su auto.

-No hagas más eso, por favor- digo y tomo su mano para que sepa que estoy hablando en serio- Podrías tener un accidente o algo por el estilo.

Comienzo a imaginarme a un Jace dentro de su auto chocado con sangre por todas partes e inconsciente. La imaginación me está pasando una mala jugada de nuevo. Alejo esos pensamientos de mi mente, pero lograron asustarme.

Y no ayuda el hecho de que Jace se esté quedando dormido sobre la mesa.

-Tú no vas a conducir en esas condiciones, Jason- digo con determinación- No me importa que tu casa está relativamente cerca de aquí. Estás demasiado cansado.

- ¿Qué haré entonces? - pregunta manteniendo los ojos cerrados.

-Te quedarás a dormir aquí. Tengo una cama extra, ¿recuerdas?

Esto parece hacer que Jace despierte porque abre los ojos con sorpresa y me queda mirando. Yo le sostengo la mirada para que sepa que estoy hablando en serio, pero de igual manera él pregunta.

- ¿Es en serio? ¿Me dejarás dormir aquí?

-No veo porque no- digo y hago que se levante- Te mostraré la habitación de huéspedes.

- ¿Y si solo duermo contigo? - dice con voz coqueta.

Me doy vuelta y golpeo su brazo. Sé que está bromeando, pero ¿qué le diría si estuviera hablando en serio? No lo sé... este hombre es mi debilidad. A veces creo que soy capaz de aceptar cualquier cosa que él proponga.

Abro una puerta que está junto a la habitación de los mellizos. La habitación de huéspedes es sencilla. Solo tiene una cama, una mesa de noche y un armario donde guardar la ropa.

-Lindo- comenta Jace acostándose en la cama-De verdad estoy cansado, Maddie. Será mejor que vayamos a dormir.

-Manda un mensaje a Josh antes para que no se preocupe- digo mientras estoy en el marco de la puerta.

Jace asiente y saca su teléfono. Escribe un mensaje corto y lo deja en la mesa de noche.

-Buenas noches entonces, Jace- digo y comienzo a salir de la habitación.

-Maddie, espera- me detiene Jace.

Me doy la vuelta y veo que Jace se viene acercando a mí. Abre los brazos y pone una cara tierna. Me río y me acerco a sus brazos. Me abraza fuertemente mientras besa una de mis mejillas sonoramente. La adolescente que hay dentro de mí está gritando de felicidad, pero el adulto responsable que soy se mantiene calmada en los brazos de Jace.

-Buenas noches, pequeña rubia- dice y se separa de mí.

Siento como Jace deja un vacío en mí al separarse. Me siento tentada a pedirle que duerma conmigo, pero dijimos que iríamos lento y dormir juntos no me parece ir lento a mí. Le sonrío y salgo de la habitación cerrando la puerta. Si él necesita el baño ya sabe dónde está.

Voy a mi habitación y me pongo mi muy cómodo pijama corto de dos piezas. Puede que el verano esté terminando, pero aun hace calor. Me acuesto en mi cama y el sueño no tarda en llegar. No me había dado cuenta, pero yo también estoy algo cansada.

Mientras estoy navegando entre el sueño y la realidad, sonrío. Mañana despertaré y Jace estará aquí. ¿Qué mejor manera de iniciar el día?

...

Al día siguiente me despierto y escucho ruido desde la cocina. Por un momento me asusto porque dudo que los niños alcancen la mayor parte de las cosas que tengo en la cocina. Después me acuerdo de que Jace se quedó a dormir con nosotros anoche y me quedo tranquila.

Miro la hora distraídamente y me sobresalto. Son casi las once de la mañana. Mierda, olvide poner la maldita alarma. Los niños siempre se despiertan como a las ocho, nueve de la mañana si tuvieron un día muy agitado. Están acostumbrados.

Me levanto rápido de la cama y voy a la cocina a ver que está pasando, pero no me esperaba para nada lo que encuentro. Jace está en la cocina con los tres niños. Cada uno parece estar batiendo algo mientras están sentados a la mesa. Están muy tranquilos para que sean ellos. Jace está cocinando algo en el fuego.

- ¿Qué sucede aquí? - pregunto sorprendida.

Los cuatro pares de ojos comienzan a mirarme y sonríen.

- ¡Mami! - gritan mis dos hijos a la vez.

Matty y Mia dejan lo que estaban haciendo, se bajan de sus sillas y vienen corriendo hacia mí. Estos si son los niños revoltosos que conozco.

- ¡Tamos sendo comia! - grita Lexie que sigue en su puesto.

Lo que ella quiere decir es "estamos haciendo comida". Lexie aun no habla muy bien. Sé que es aún bastante pequeña y que es unos meses menores que los mellizos, pero los ellos ya podían decir algunas palabras completas. A Lexie le cuesta y es que su mamá nunca la ha estimulado lo suficiente ni la ha corregido para que sepa cómo se dicen las palabras en verdad. Lexie solo trata de imitar la palabra.

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