¡SUÉLTAME, DIABLO! romance Capítulo 44

—¿Me estás diciendo que mantenga mi distancia con todos los hombres?

José besó su ojo.

—En segundo lugar, te someterás a absolutamente todo lo que te pida yo. No te niegues, no te resistas, y una vez que me enfades, la consecuencia será que tendrás que ceder ante mí. Por supuesto, mis exigencias incluyen también las sexuales, y debes comportarte bien, pues eres mi mujer.

Él volvió a besar sus labios.

—En tercer lugar, si no quieres ser torturada por mí, en mi presencia, no te resistas —José hizo una pausa y siguió—. Daniela, si no quieres sufrir, entonces obedece los dos primeros artículos. Te prometo que no te haré daño. Es el modo de llevarnos bien.

José terminó, pero Daniela lo miró en silencio, y luego sacudió la cabeza,

—¡No es justo!

—¿Por qué no es justo? —José la miró con una sonrisa.

Daniela reflexionó y respondió en voz baja:

—¿Qué diferencia hay entre lo que me pides y lo que estoy sufriendo ahora? No siento, en lo más mínimo, que este sea un trato que me beneficie.

—Como mi mujer, no tienes derecho a hablar las condiciones conmigo.

—Lo sé, por lo que no tengo ninguna intención de luchar en absoluto. Entonces tampoco es necesario que me limite con estos artículos inútiles —Daniela era terca pero impotente.

José la miró y preguntó:

—Lo que más quieres rechazar es mi petición de sexo, ¿verdad? Es que, como mi mujer, esta es tu obligación más básica. ¿Cómo puedes evitarlo? No intentes cambiarlo cuando no es posible. ¿Por qué eres tan triste?

La levantó él la mandíbula mientras se acercaba a ella más y la besaba,

—¿Qué pasa si estoy de acuerdo?

Daniela escuchó y preguntó con incertidumbre:

—¿Con qué estás de acuerdo?

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