Ella cerró los ojos y al mismo tiempo se besaron, el beso fue gentil.
—Me voy.
José se levantó y salió del salón.
Daniela permaneció sentada en el sofá durante mucho tiempo antes de abrir lentamente los ojos. Debido al beso, su corazón latía rápidamente y ella estaba un poco aturdida.
A las 5 de la tarde.
Daniela volvió a casa del trabajo y, en cuanto empujó la puerta, vio una docena de hermosos vestidos en el sofá.
—Daniela, has vuelto. Ayúdame a ver qué vestido me queda bien.
Leticia, que estaba de pie frente al espejo con dos vestidos para comparar, se dio la vuelta. Estaba muy guapa.
Daniela se quedó desconcertada, sonrió y se acercó,
—¡Cuántos vestidos bonitos! ¿Vas a alguna fiesta?
—Bueno, alguien me invitó a una fiesta privada.
Al mencionar a esta persona que la invitó, Leticia no podía evitar sonreír.
Daniela entornó los ojos y sonrió ligeramente,
—¿Así que estás enamorada y todavía quieres mantenerlo en secreto? Si me das dinero, no lo diré a tu mamá.
—Tampoco quiero ocultármelo a vosotras. Es que todavía no es tan claro el amor.
Leticia parpadeó, se miró en el espejo, con mucha preocupación,
—Daniela, no puedo decidir. ¿Qué vestido es mejor? Llevo mucho tiempo pensándolo, ¡ayúdame!
Daniela bromeó:
Daniela se quedó perpleja,
—¿Es frió o distante? ¿No será difícil para ti estar junto con él?
—Puede ser, pero estaré feliz. Daniela, no sé si puedes comprenderme. Desde la primera vez que lo viste, te sentirás loca por él. Me he perdido por completo, así que voy a hacer lo que sea necesario para mantener lo que tengo ahora.
Leticia había crecido en un entorno de superioridad. Su belleza, la educación superior y la habilidad excelente, eran los factores de su engreimiento.
Daniela guardó silencio por un rato y preguntó:
—Entonces, ¿es un hombre misterioso?
—¡Sí, mucho!
Lo que dijo Leticia recordó a Daniela a José, un hombre distante y misterioso.
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