—¡Bueno, guardemos todos nuestros tesoros a partir de ahora! —Katarina cambió de tema y preguntó a Micaela—, Qué perfume te estás rociando. ¡huele muy bien!
Su profesión era perfumes en la universidad, y conocía todas las perfumes.
—No lleva perfume —dijo Carlos.
Micaela lo miró con cierta sorpresa. Nunca le había dicho, ¿cómo lo sabía?
Su olor corporal no era fuerte. Cuando hubo mucha gente, fue fácil cubrirlo con otros olores.
Como no le causaba ningún problema, ella no se molestaba con esto...
—¡Vaya, una fragancia única! No me extraña que no la haya reconocido —Katarina frunció ligeramente el ceño y continuó—. Sin embargo, siento que familiar esta fragancia...
Carlos se sorprendió ligeramente. ¡También le parecía familiar! Katarina, ¿podría saber algo?
—Nos hemos encontrado antes en Sueño de Dragón —dijo Micaela.
Katarina recordó cuidadosamente y dijo:
—Ese día me rocié con perfume, además había mucha gente allí con todo tipo de perfumes, así que no noté ningún aroma como el tuyo.
Marcos sintió que su corazón le dolía de nuevo. Siempre había pensado que la fragancia de Micaela era de una perfume...
¡Resultó que era un novio tan incompetente!
Katarina miró a Micaela y dijo:
—Si se pudiera desarrollar un perfume que oliera como tú, sería muy popular.
Ella, como mujer, se sentía atraída por ella, porque Micaela era muy especial.
—Jajaja, puedo sacar algo de sangre y cortar algo de carne para que estudies... —Micaela bromeó.
—¡No digas tonterías! —Carlos la interrumpió con disgusto—. ¡No te hagas daño!
—¡Micaela, eres muy buena eligiendo hombres!
Micaela se sonrojó ligeramente, sin decir nada.
—¿En serio? —Carlos preguntó con indiferencia y miró intencionadamente a Marcos.
—Más o menos... —Katarina hizo una pausa
Katarina sabía que a Marcos le gustaba mucho coquetear con las mujeres y se sorprendió de que Micaela se enamorara de él desde el principio.
—Pero fue bueno que me eligiera como su novio —Carlos dijo con orgulloso.
Katarina se echó a carcajadas. Nunca pensé que un hombre tan frío pudiera seguir siendo narcisista. ¡El amor era increíble!
Sentía cierta simpatía por Marcos. Frente a un oponente tan poderoso como Carlos, ¡no habría manera de que ganara!
No sirvió nada que Marcos se quedara aquí.
—Sr. Aguayo, gracias por tu hospitalidad. Tengo algo que hacer. Me voy.
—¿Puedes trabajar en mi oficina?
Ella aceptó despué de dudar un momento. Solo tenía que hablar con Kiki, la información necesaria estaba con ella, y lo más importante, era que no quería rechazarlo...
Carlos condujo hacia su empresa con alegría.
No tardó en llegar en su aparcamiento exclusivo en Grupo Aguayo.
Una vez más, al ver esos lujosos coches, Micaela no pudo evitar sorprenderse.
Carlos la cogió de la mano y entró en el ascensor, que iba directamente al último piso.
Tras salir del ascensor, Carlos se dirigió directamente a su despacho, con pasos apresurados, lo que hizo que Micaela acelerara también sus pasos, preguntándose si tenía algún asunto urgente que tratar...
Empujó la puerta de su despacho y la llevó hacia el salón.
Su corazón se aceleró de repente y no tuvo tiempo de decir nada antes de que la arrojaran sobre la cama y luego le mordiera los labios con fuerza como castigo...
Cuando la besó hasta que no pudo respirar, se detuvo y besó a lo largo de su cuello, susurrando:
—¿Te imaginaste casándote con él? ¿Cómo se compara ese tipo conmigo?
Micaela estaba en trance y solo entonces se dio cuenta de que él estaba celoso...
Como no había mostrado ningún disgusto, supuso que no le importaba lo que ella dijera. Resultó que quería ir a casa y castigarla con esta manera.
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