Te Quiero Como Eres romance Capítulo 159

Micaela recordó lo que había pasado anoche y las imágenes que aparecieron en su mente, se quedó muy enredada, pero aun así eligió hablar con el hombre:

—Carlos, no quiero mentirte. No sé si es verdad o no ni sé por qué no recuerdo nada, pero creo que puede que haya perdido mi primera vez. ¿Te sientes decepcionado por mí? ¿Todavía te gusto?

Mientras hablaba, las lágrimas se le cayeron incesantemente de los ojos.

Micaela realmente no quería mentirle. Cuanto más le importaba este hombre a ella, más miedo tenía de perderlo. Si ella guardara este secreto en el pecho, posiblemente estaría molesta por esto todos los días sin poder hacer nada más.

Carlos se sorprendió por su franqueza, pero los problemas que le preocupaban lo hicieron sentir angustiado. Al mismo tiempo, se quedó un poco aliviado al ver su condición era mejor de lo que imaginaba.

Él, muy suavemente, la tomó entre sus brazos y acarició ligeramente su cabeza:

—Chica tonta, si te digo que he perdido la virginidad, ¿te importa?

Micaela dejó su llanto, se sonrojó un poco y preguntó con algo de aturdimiento:

—Eres hombre. ¿No es... no es normal entre los chicos?

Carlos levantó ligeramente las cejas y bromeó con ella:

—¿Eres tan generosa? ¿Acaso no quieres tener todo de mí? ¿Acaso no quieres obtener mi primera vez?

—¡Por supuesto que sí! ¡Pero no yo te conocía antes! —Micela le contestó al escuchar las palabras del hombre.

—Cariño, me culpo a mí mismo por no conocerte antes, no protegerte y cuidarte bien. Pase lo que pase, eres y serás para siempre mi mejor tesoro en este mundo. ¿Cómo es posible que no me gustes?

—Además, es posible que ayer estuvieras demasiado cansada debido a la diferencia de hora, por eso tu mente estaba un poco confundida. No te lo pienses demasiado, ¿vale? En mi corazón, eres el angelito más lindo y puro, ¿eh?

Ella lo miró a los ojos profundos, llenos de afecto y ternura, con su voz baja y atractiva resonando en su mente: Carlos no la despreciaba en absoluto, incluso dijo que la apreciaría más y que ella era el angelito más lindo y puro en el mundo...

Micaela creía que la virginidad era extremadamente valiosa y solo quería dársela a su amor de la vida. Ahora, bajo estas circunstancias, Micaela no estaba segura de poder obtener el reconocimiento de los otros de su familia y unirse a su familia, pero en su fuero interno, este hombre era esa persona con la que ella quería pasar el resto de su vida, así que anoche había tomado la iniciativa...

Micaela se quedó muy conmovida al escuchar las declaraciones afectuosas del hombre y esperaba mucho que las imágenes en su mente ayer fueran solo unas alucinaciones falsas...

Micaela hundió la cara en su cuello, y preguntó en voz baja y tímida:

—Entonces, si yo no puedo... ¿Qué harás tú?

Lo que quería decir era: si ella misma no pudiera superar las dificultades psicológicas y no tuviera el valor de acostarse con él en el futuro, ¿qué haría él al respecto?

Carlos se puso un poco desconcertado sin entender lo que quería expresar ella y le preguntó:

—¿Qué quieres decir, cariño?

Micela, quien estaba realmente muy avergonzada, se apartó de su abrazo, se dio la vuelta y se bajó de la cama con su rostro ya sonrojada...

—Nada, olvídalo. Me voy a cepillarme los dientes...

Carlos de repente lo entendió todo en un instante, dio un paso adelante en la puerta del baño, la abrazó por detrás y le susurró al oído:

—Puedo esperarte hasta que estés totalmente preparada para aceptarme en la cama. Solo te quiero y no iré con nadie más. No importa si es tu primera vez o no...

La cara de esta se sonrojó aún más.

En este momento, sonó el teléfono de Carlos al lado de la cama. El hombre le dio un beso suave en la mejilla antes de soltarla y fue a buscar su celular.

Micaela se apresuró a entrar al baño para arreglarse. Cuando salió de nuevo, vio que Carlos ya se había puesto un traje formal. Se veía muy guapo y elegante.

Él abrió el armario y le indicó a ella que viniera a escoger ropa. Micaela se acercó al hombre confundido y vio que había varios conjuntos de vestidos de mujer colgando dentro. Micaela se quedó un poco sorprendida y preguntó:

—¿Vamos a quedarnos aquí mucho tiempo?

—No, regresemos después de que se firme este contrato. Se tarda más o menos unos días más.

—Entonces, ¿por qué me preparas tanta ropa?

Carlos miró aquellas piezas que colgaban dentro del armario, recordó que su tesoro era una mujer que no pedía mucho en el vestir. Pero como hombre, siempre quería darle lo mejor, por lo que había mandado preparar más ropas para ella...

«¡Qué linda y simpática es mi bebé!»

Carlos le acarició la cabeza con cariño sin responder directamente la pregunta y le dijo:

—Cámbiate de ropa primero.

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