—¿Entonces crees que quiere violarte?
Alba le preguntó.
Micaela asintió con la cabeza.
—Me debilitaba la fuerza la medicina en aquel entonces. Si no me hubiera desmayado, yo también no le habría resistido. Pero cuando me despertó y descubrí que no lo hizo, sabía que no era persona así.
¿Acaso se enamoraron en aquel momento?
Alba no entendía. Preguntó a Micaela.
—Normalmente, si no hacen amor o tomar antídoto, sentirían dolorosos. ¿Solo s¡te desmayas? ¿Es posible que te hayas violado y no lo sabes?
Micaela se puso colorada.
—Lo confirmé cuando me desperté. No lo hizo. Y estoy más segura después de conocerlo. Es un caballero. No me obliga y...
La cara de Micaela se puso más roja. Se levantó, abrazó las piernas y puso la cara en las rodillas. No le salía las palabras por la vergüenza.
Alba también se levantó curiosa, le preguntó a su lado,
—¿Y qué?
Micaela dijo en voz baja como si hubiera tomado una decisión grande.
—Duerme solo estos días. Antes dormía en mi habitación después de que yo duerma, pero luego de la fiebre, cambió.
Micaela levantó la cara roja y preguntó,
—¿De verdad no soy atractiva?
Dormían juntos tanto tiempo pero no hicieron nada. E incluso empezaron a dormir solo. Aunque no dijo nada, le molestaba. Le gustaba despertarse en sus brazos, pero estos días se despertó sentiendo que nadie estaba a su lado. Y este sentimiento le deprimía.
Alba rio.
—No seas tonta. Eres guapísima. Lo hace porque te respeta.
Cuando estaban en Nación Mangzarent, Alba le dijo que tenía que controlarse, y claramente lo entendía.
—No creas que no sé qué habéis hecho en la entrada. ¿Por qué te besa si no tienes atracción?
Micaela cubrió la boca con la mano. No sabía que lo vio Alba.
—No pienses tanto. Es mi culpa. Te llamó en teléfono cuando estábamos en la tienda de ropa y le respondí. Preguntó por ti, y le reproché. Me prometió que no haría amor contigo antes de casarse.
Micaela se relajó por entenderlo.
Alba cogió su mano y le dijo seriamente:
—Cariño, recuerda, sé claramente que te trata bien. Y tienes que proteger esta relación. Pese a las dificultades con las que os encontraréis, debes confiar en él.
A Micaela se le ocurrió que Alba sabía algo del que ella no se enteraba. Pero solo era una idea fugaz. Prefería preguntarle otra duda.
—¿Y tú?¿ Todavía no te has encontrado con uno al que amas?
Alba se quedó sin palabras. Movió la mirada y abrió la puerta del armario.
—Cariño. ¿Qué tal? ¿Ella es la asistente que me mencionaste?
Al terminar las palabras, Sr. Eric recordó que le molestaba a Carlos que llamaba a Micaela como cariño, pero no le importaba ya que no estaba aquí Carlos.
Para Sr. Eric, no llamar a los modelos como cariños y no dejarle orientar a los modelos, ambos le sofocaban.
—Sí.
Micaela les ayudó a conocerles. Sr. Eric observó a Alba. Era mujer hermosa y parecía que no era fácil de ser humillada. Sentía tranquilo. No necesitaba preocuparse de Micaela cuando no estaba en la empresa.
Micaela también examinó a Sr. Eric. ¿Él era el Dios del mundo de modelos? Decían que las modelas a las que orientaba ganaron el primer lugar en la competencia mundial de modelas.
Pero era muy joven y le parecía que un poco raro.
¿Por qué hablaba con voz tan aguda?
Alba no evitaba fruncir los ceños y dudaba de su capacidad. Pero era persona al que recomendaba Aguayo, así que no decir su duda.
Eric las llevaba al ascensor hablando para subir al estudio en el sexto piso.
Llegaron al estudio y les sorprendió ver a muchas personas estadas.
—Sr. Eric.
Una modela del nivel A se les acercaba.
—Habían miles de modelas que quieren ser educadas por usted, pero no nos elige. ¿Pero por qué elige a uno que no es profesional al final?
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