Te Quiero Como Eres romance Capítulo 241

Afortunadamente, Ernesto que estaba a su lado, le consolaba que si la víctima realmente era Micaela, ¡Carlos definitivamente estaría a su lado a primera hora!

Luego llamó a Diego, y en efecto, Diego le contó que Micaela estaba bien, ya estaba en el hospital, y enseguida llegarían ahí...

Pensando en la aterradora escena de la cámara de vigilancia, Alba miró a Diego y le preguntó:

—Señor Ocampo, ¿ese Bentley negro que apareció realmente fue mandado por orden del señor Aguayo?

Ernesto respondió impaciente:

—¿No crees lo que te dije? ¡Sé muy bien que el auto pertenece a Carlos! Ayer estábamos seguros de que el objetivo del asesino era usted, pero Carlos tomó la precaución de prevenir el peligro y mandó a su hombre para proteger a Micaela cerca de su residencia. Pero hoy nadie esperaba que la señorita Micaela salió de nuevo después de regresar a su casa. Entonces el hombre decidió seguirla, al ver la dirección que se iba, supo que se fue a buscar a Carlos y en este instante apareció otro auto que se abalanzó hacia ella...

Alba se sorprendió:

—El conductor realmente es muy valiente en tomar esa decisión oportuna.

—El hombre se llama Raúl, es muy joven, pero es fiel a su amo, así que fue mandado por Carlos para proteger a la Señorita Micaela.

La puerta de la sala se abrió en ese momento.

Diego dio un paso adelante, Ernesto y Alba se pusieron de pie rápidamente.

—¿Cómo está Micaela? —Preguntó Alba ansiosa.

Carlos miró a Alba.

Porque ella le engañó al saber el hecho de que Micaela fue a hipnotizar, él siempre había guardado un rencor hacia ella hasta cuando la llamaba por teléfono, usaba un tono muy duro, pero después de este accidente, cambió su actitud y decidió encontrar otra oportunidad para conversar con ella.

—Está dormida, puedes entrar a verla.

Alba entró enseguida.

Carlos miró a Diego y Diego inmediatamente dijo:

—Señor, revisamos cuidadosamente la cuenta de esa persona y no encontramos nada sospechoso.

—Sigue investigando con mayor detalle posible y no se pierda el más mínimo punto sospechoso.

—Sí, señor.

Ernesto no comprendió por qué ellos sospechaban que alguien contrató a un asesino para chocar a Micaela. Ella hoy decidió ir al Grupo Aguayo por casualidad, ¿o acaso...?

Carlos preguntó:

—¿Atrapaste su cómplice?

¡Ernesto de repente se dio cuenta de que ella fue seguido por alguien!

Diego respondió:

—Así es, ahora está encerrado, ¿quiere que lo llevo a la policía?

Carlos se detuvo por un rato y continuó:

—Aún no. Mañana llévate al neurólogo que traje de Yakydizay a este hospital.

Después de una pausa, continuó:

—Bloqueen la noticia de que Micaela fue la víctima del accidente automovilístico, cuiden a Raúl y deposita doscientos mil a su cuenta.

—Sí, señor.

Diego estaba punto de irse para ocuparse de lo que Carlos le había mandado...

—¡Espere!

Diego se detuvo apresuradamente.

—Hace un momento, ¿qué le dijo ese hombre a Micaela?

Diciendo eso, las lágrimas de Alba brotaron de nuevo.

Carlos frunció el ceño levemente, ahora ya estaba seguro de que sus sentimientos hacia Micaela eran sinceros, tal vez ella ocultaba deliberadamente la verdad, era por su bien como había dicho antes...

«Qué sorpresa que este mujerón llorando como una verdadera chica tierna, más encima se ve bonita...no, no, en qué estoy pensando si ella ya había dicho que no soy una persona adecuada para ella.»

Ernesto descartó la idea de inmediato.

—No hace falta que me agradeces, solo hice lo que debo hacer.

Alba tomó el pañuelo de manos de Ernesto, se secó las lágrimas de su rostro y miró a Carlos:

—Micaela no solo es la persona más importante para ti, sino también es la mía, si ella y mi hermano se cayeron al agua, definitivamente salvaré primero a ella.

Ernesto sonrió de broma:

—Eso es porque tu hermano sabe nadar, ¿cierto?

Pero luego se calló obediente tras recibir una mirada de Alba.

Carlos sabía exactamente lo que significaba su metáfora. La familia Gilabert, solo quedaba ella y Mateo, Mateo era su único hermano, lo que ella quería expresar era que en su corazón, Micaela era mucho más que una hermana biológica.

—Nunca lastimaré a Micaela. Quiero que ella sea feliz. La razón por la que te mentí es por su propio bien.

Ernesto recordó lo que dijo Alba cuando estaba borracha en el bar:

—Él se arrepentiría por obligarme a contarle la verdad...

«Alba guarda un secreto de Micaela, Carlos quiere saberlo y la obligó contárselo, pero Alba no le hizo caso, ¿sería así?»

Se trataba de la privacidad de las tres personas, Ernesto sentía que tal vez no debería saberlo, se dio vuelta y caminaba hacia el sofá a su lado.

Carlos miró a Alba con ojos oscuros y no notó hipocresía en sus ojos...

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