Después de decir esto, Adriana se dio la vuelta y se fue.
Establecer contactos para Marcos y Micaela, ¡Adriana debería estar loca! ¡Pero ella no tenía otra opción!
Marcos ya no importaba en qué estaba pensando Adriana, solo pensó que finalmente había una razón para acercarse a Micaela, sosteniendo la memoria USB en su mano, rápidamente miró a su alrededor para encontrar la figura que se echaba mucho de menos...
Micaela fue al baño y cuando estaba a punto de empujar la puerta del compartimiento y salir a lavarse las manos, escuchó una conversación de dos mujeres hablando afuera, era un tema muy especial lo que la hizo detenerse...
—¿Quieres decir que ella misma se olvidó que había perdido su virginidad?
Otra mujer respondió:
—¡Así es, porque ese día ella se quedó completamente borracha y no podía acordarse nada de lo que pasó!
—Pero cómo es posible que supo la verdad hasta la noche de la boda, ¿acaso nunca antes había percatado alguna marca en su cuerpo?...
—No lo sé, a su esposo le importó mucho este asunto, si no, no haría causado tantos escándalos...
El sonido del agua que salía del grifo se detuvo y las voces se desvanecieron gradualmente...
De repente, Micaela se apretó la manija de la puerta y su corazón se congeló por un segundo.
No conocía las voces de esas personas y el tema que discutían no tenía nada que ver con ella, pero sin saber por qué, se sintió un poco nerviosa, parecía que una puerta que se mantuvo cerrado en su mente se abrió una costura...
Una marca…
Levantó la mano inconscientemente y tocó el cogote, ¿habría una marca ahí?
En un instante, Micaela empezó a jadear y unas imágenes borrosas aparecieron en su mente, eso le provocó a su corazón latiera aún más lápida.
Su nuca estaba lisa, recordó que cuando estaba en Nación Mangzarent pidió a Alba que la revisara, pero ella dijo que no había nada...
«Pero, ¿por qué tengo la sensación de que sí hay algo ahí?»
Sacó su teléfono de su bolso y tomó varias fotos, pero quizás no lo pudo sostener bien, las fotos se quedaron borrosas...
Empujó la puerta del baño, ¡iba a preguntar a Alba la verdad!
Pero cuando caminaba por el pasillo fuera del baño, se detuvo...
«¡Alba no me dirá la verdad! Si realmente hay algo en mi cuello, debió haberlo visto la última vez, ¡pero no dijo nada!»
Micaela se jadeaba aún más fuerte y estaba un poco mareada...
Marcos que no estaba muy lejos, vio que Micaela por fin había salido del baño. Quiso hablarle esperándola que se alejara más de su posición, pero en seguida notó que ella estaba apoyando en las paredes y parecía muy débil, entonces se dirigió a ella sin pensar...
—Micaela, ¿te sientes bien?
Micaela estaba confundida, no entendía por qué Alba le había mentido.
«¡Eso es! Preguntaré a Carlos, él no me mentirá...»
«¡No, no puedo mostrárselo!»
Micaela tenía mucho dolor de cabeza...
—Micaela, ¿qué te pasa?
Marcos volvió a preguntar con ansiedad, y tomó el brazo de Micaela.
Micaela levantó la vista y vio que era Marcos...
Ella solía confiar mucho en él, y él la engañó...
Luego se dio la vuelta inconscientemente y tocó su nuca:
—Marcos, ayúdame a ver qué hay aquí.
Pero en seguida se dio cuenta de lo que había dicho, «qué tonta soy, cómo pude pedir que él me revisara.»
Entonces se retiró rápidamente su mano, giró su cuerpo y explicó:
—Olvídalo, adiós...
Cuando iba a despedirse de Marcos, vio vagamente en la esquina una persona vestida de blanco que pasó cómo un relámpago...
—Micaela, no te vayas, te ves muy mal, dígame si te puedo ayudar en algo.
Pero esta noche, no podría volver.
De hecho, iba a recoger personalmente a ella a casa, pero cuando conducía hasta la mitad del camino de regreso, recibió una llamada que le obligó a volver a Teladia...
Aunque Micaela sufría el dolor de cabeza, todavía se preocupaba por Carlos:
—No te preocupes por mí, ya volveré mañana.
Carlos no le contó que intentaba regresar, solo le dijo:
—Querida, yo también te he extrañado mucho. Desde la próxima vez, voy a acompañarte en todas las presentaciones y competencias, si no, estas actividades tienen que realizar en Teladia.
Su actitud dominante hizo que Micaela se olvidó por un momento de sus preocupaciones:
—Como tú digas.
Carlos se puso feliz, porque Micaela cada vez se volviera más directa.
—¿Dónde estás?
El entorno estaba tan tranquilo, no parecía estar en un banquete.
Micaela dijo casualmente:
—Estoy en el baño, con Alba ya vamos a volver al hotel...
Los dos se charlaban un rato más, y Carlos le insistió que debería tener mucho cuidado antes de colgar el teléfono.
Una vez que el teléfono se colgó, las inquietudes volvieron a aparecer en la mente de Micaela.
Tocó de nuevo su nuca y miró hacia el techo, había una lámpara encendida y la luz era muy buena.
Respiró hondo y encendió la cámara nuevamente, esta vez trató de calmarse, bajó la cabeza, se quitó el cuello y empezó a sacar fotos desde diferentes posiciones, luego puso la cámara frente de sus ojos...
El teléfono móvil que costaba muy caro naturalmente tenía píxeles muy buenos. Esta vez, sin temblar la mano y obtuvo fotos bien claras, había una marca ligera de mordida sobre su piel blanca...
Se tambaleó, retrocedió unos pasos y se apoyó contra la pared...
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