Te Quiero Como Eres romance Capítulo 93

Carlos no se movió, siguió sin decir nada, la mirando fijamente con una sonrisa.

El conductor no oyó ningún respuesta y dijo con ansiedad:

—Srta. Noboa, me está mintiendo, ¿verdad? Dónde estás, vengo a buscarle. Si no le traigo sano y salvo, ¡Sr. Aguayo me despedirá!

Al ver que el conductor sí tenía prisa, Micaela tuvo que dejar que Diego respondiera!

—¡Por favor!

Diego sabía que Carlos solo quería burlarse de ella, así que habló:

—¡Srta. Noboa, solo puedo probar que estoy aquí, pero no puedo probar que estás con Sr. Aguayo!

Esta respuesta era tan increíble.

«¿Qué está diciendo?»

El conductor escuchó la voz de Diego y se sintió aliviado. ¡Pero después de pensarlo, entendió que debió ser respondido por Sr. Aguayo para que estara bien!

—Srta. Noboa, deja que Sr. Aguayo me diga algo. De lo contrario, Sr. Aguayo me despedirá definitivamente.

Micaela se mordió los labios, mirando a Carlos, como si implorara en silencio...

Carlos no tuvo más remedio que rendirse al instante y por fin respondió:

—Tomás todavía está allí. Puedes contactar con él más tarde.

El conductor suspiró aliviado y se apresuró a aceptar.

Micaela colgó el teléfono y miró por la ventallina, con el rabillo del ojo viendo un bolso de mano en la mesa donde Carlos solía poner su portátil. Pero no se fijó en él sino que miró la lluvia había cesado en algún momento...

—No tienes que prestar atención a esa mujer.

Carlos por fin se explicó aunque no necesitaba hacerlo por esa insignificante figura.

Micaela se congeló por un momento.

«¿Tiene miedo de que lo malinterprele?»

De hecho, no había necesidad de explicar porque ella lo entendía todo. Él ni siquiera había mirado a esa mujer.

«Pero, ¿qué derecho tengo a malinterpretar?»

—Carlos...

—¿Qué?

Carlos miró hacia Micaela. Su voz sonaba tan agradable al pronunciar su nombre.

Ella tenía tantas preguntas en su mente, pero solo se habló la más no relacionada:

—¿Se ha arreglado la casa que alquilé?

Estaba segura de que Carlos no la dejaría volver a vivir sola. La habitación que le habían preparado especialmente, la ropa y los zapatos y calcetines estaban preparados hasta el otoño...

«¿Cómo puede ser tan considerado? ¿Con qué clase de sentimientos tiene para preparar todo esto? ¿Y con qué propósito investigó mi verificación de antecedentes temprano?»

—Sí —Carlos respondió rápidamente, sorprendiendo a su vez a Micaela.

—Entonces, ¿dónde está la llave?

—La perdí.

Ella lo miró impotente.

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