Te tomo prestado romance Capítulo 44

- Nastya, ¿seguro que estás bien? Pareces un poco lento. ¿Te duele algo? - comentó Angelina, llevando otra bandeja con delicioso marisco al palco VIP.

- Estoy bien. No he dormido mucho.

- Ya veo. Ten cuidado de no dormirte mientras sirves", bromea con displicencia, "para no romper nada".

- Gracias por su preocupación.

Meneando el rabo en mi cara de tristeza, la altiva cabra galopó hacia las escaleras que llevaban al primer piso. Estaba haciendo otro movimiento hacia la cocina para llevar mi orden a los clientes que estaba sirviendo.

Involuntariamente levanté la vista y vi una espalda fuerte y ancha, el pelo oscuro peinado hacia atrás, una camisa blanca...

Era ÉL.

Lo reconocí incluso desde la distancia. No sólo por su aspecto formidable y respetable, sino sobre todo por su energía poderosa y depredadora, que le tocó la fibra sensible.

Estaba sentado de espaldas a mí al borde de un espléndido y regio balcón, y a su lado sonreía una curvilínea desconocida con un deslumbrante y caro vestido.

Cuando vi a la hermosa chica con aspecto de Barbie poner coquetamente su mano en el hombro de Basmanov, riendo alegremente, me pareció que el mundo se estremecía a mi alrededor. Como una película de desastres, "2012".

Mi corazón está muy, muy dolorido, apuñalado por la mitad con una daga, mis ojos están manchados de lágrimas. ¡Es una reacción terrible! Pero es incontrolable. Aunque sólo habíamos pasado una semana con este hombre, nos dolió mucho: otra mujer le había tocado. ¡Y qué mujer! Una reina. Una barbie de pura cepa y bien arreglada que salió de la primera página de Instagram.

Me doy la vuelta rápidamente y salgo corriendo. En cuanto llego a la puerta del gran salón, vuelvo a girar involuntariamente la cabeza hacia la vipka. Veo a Basmanov... girando su cabeza hacia mí. Como si percibiera algo raro.

En ese agudo momento me escondo rápidamente detrás de la puerta.

***

¡Gracias a Dios que esa noche infernal ha terminado! Gracias a Dios, Basmanov no pareció darse cuenta de mi presencia. Probablemente no se dio cuenta de que era yo. Es que todo el mundo parece igual con el uniforme de camarera. Y también he cambiado un poco mi imagen.

Me las arreglé para conseguir una excusa temprana de mi mayor, alegando mala salud, y salí corriendo del restaurante antes de que terminara el gran banquete.

Las chicas tenían razón. La gente importante, que había llegado acompañada de un ejército de guardias de seguridad, celebraba el compromiso de Basmanov y aquella doncella nacharachny con un deslumbrante y brillante vestido de noche.

Sin comentarios.

No quiero ni describir mis sentimientos...

Ahora mismo hay un vacío en mi alma.

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