Te tomo prestado romance Capítulo 65

Voy al baño. Me lavo la cara, me arreglo. Me visto y salgo del dormitorio, dirigiéndome a la cocina. Bueno, intentaré conseguir algo de comer. Al menos un sándwich de queso y un té.

Después de desayunar, salgo de la cocina y encuentro a Bulat ya de pie junto a las escaleras, mirando impacientemente su reloj. ¿Realmente quería llevarme al hospital él mismo? Al menos, algo tranquilizador. Apenas habíamos hablado o nos habíamos visto durante quince días. Se limitaba a saludar, normalmente con una inclinación de cabeza, y seguía a lo suyo. Estaba empezando a sentir que no me necesitaban. Sólo un recipiente para la producción de su preciosa descendencia...

Sin embargo, es mejor que mantengamos la distancia. ¡Eso es! Menos reuniones, menos conversaciones innecesarias. Si no lo veo, el alma atormentada se sentirá mucho peor. Aislarse de la influencia de Bulat es la mejor manera de lidiar con los sentimientos molestos. Mi enamoramiento de él debe enfriarse eventualmente.

Al notar mi presencia, Basmanov se endereza:

- ¿Has comido?

- Sí, un poco.

- Vamos", agitando la mano, Bulat me señala la puerta.

- ¿Quieres llevarme al examen tú mismo?

- Sí, ya no me fío de los guardias, ¿y si te vuelves a escabullir? - Oigo una risa ronca y el corazón me da un vuelco en el pecho.

Sonrió un poco, qué sonrisa. Fue sólo un pequeño segundo, pero fue suficiente para hacerme olvidar cómo respirar, y entonces... tropecé torpemente, atrapando el dedo del pie en el borde del umbral y casi cayendo.

- ¡Cuidado! - Bulat consiguió agarrarme del brazo, sujetándome en el aire. Entonces me atrae hacia él y me aprieta contra su pecho... Me abraza. Enterrando su nariz en el pelo de la parte superior de mi cabeza, tomando el aroma de mi pelo con sus fosas nasales.

No respiro. Absorbo su calor mágico con cada célula, el aroma embriagador de su perfume, casi convirtiéndose en una nube rosada y aireada.

Por un breve momento me olvido de todo, bajo la guardia y me deleito con él.

Me atrevo a levantar la cabeza.

- Estaba tan asustada", me estremecí en su cálido abrazo, "y-y-lo siento...

Nos miramos a los ojos.

Es como si el tiempo se detuviera...

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Te tomo prestado