Te tomo prestado romance Capítulo 82

Nastenka...

Esas dos palabras fueron suficientes para enviarme al nirvana y provocarme una amnesia temporal. Si antes había empezado a enfadarme con él por venir a aprovecharse de mí, ahora, cuando me llamó por mi nombre, perdí todo recuerdo.

Sobre todo cuando Bulat se abalanzó sobre mí con un gruñido, me tumbó en la cama y sofocó mis sollozos con un beso hambriento y brutal.

Me cubrió todo el cuerpo de besos húmedos y febriles y me susurró algo, algún cumplido silencioso que no pude escuchar. Empezó con mis labios, luego bajó a mi cuello, a mis pechos. Me quitó la bata, casi la hizo pedazos, y se abalanzó con avidez sobre mis pechos.

Arqueando la espalda, gemí y, como siempre, le obedecí.

Sólo fui débil...

¡Un débil, un tonto enamorado!

Que no puede decirse a sí misma o a él que no.

Porque los sentimientos que se han apoderado de mí son tan fuertes, que me dan ganas de llorar por lo hermosos que son cuando me encuentro en su fuerte, hambriento y codicioso agarre.

- Mi buen... Hermoso... ¡Tan jugoso! Deseable y caliente...

Un beso. Un beso. Un beso.

Un billón de besos calientes sin descanso en mi suave piel, haciéndola suave y flexible.

Eso es todo.

¡Más duro, más rápido, más caliente!

¡Quiero gritar a todo pulmón!

Mi cuerpo ya no me pertenece.

No obedece a mi mente.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Te tomo prestado