Tenias que ser tu romance Capítulo 17

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Fernando salió al jardín de la casa de los de la O, ese que muchas veces cuando era pequeño les había dado tantas alegrías y juegos. Traía la mano lastimada tomada con la otra mientras un dolor de cabeza comenzaba a causa del golpe en el rostro sin embargo, tenía que saber todo, absolutamente todo y no estaba dispuesto a irse de ahí hasta no obtener lo que buscaba.

Paula entró al jardín, vestida con unos pantalones de mezclilla de color azul y una blusa blanca de manga larga pero de tela ligera para poder sobrellevar el calor. Venía a paso firme, como si estuviera molesta por la situación.

―¡Qué te pasa entrando a mi casa a así!― Le reclamó.

―No,¡puedes decirme que es lo que te pasa a ti!― respondió enojado.

―¿De qué estás hablando?, ¿qué haces aquí?, ¿por qué vienes golpeado?

―No, no, no, él que hará aquí las preguntas soy yo― respondió enojado.

Paula se llevó una de la manos a la cabeza, aun se sentía mareada por la droga que le habían puesto ayer― mira Fernando, hoy no tengo humor para nada, pasé una noche terrible y no quiero estar discutiendo contigo, así que o me dices lo que quieres o te largas, porque tengo muchas cosas que hacer.

―Tal vez si no te comportarás como lo haces no pasarás ese tipo de noches― respondió Fernando sin pensarlo haciendo que Paula abriera los ojos sorprendida.

―¡Qué!, y ¿según tú como me comporto?, explícame porque creo que me he perdido.

En un acto Fernando la tomó de los hombros mientras ella lo veía sorprendida, en todo este tiempo no lo había visto así.

―Pues me han dicho que te portas muy amable, ¿eh?, con el de la carnicería, con el barman, con Iván y quién sabe con quién más y en dónde― expresó enojado.

Paula furiosa lo empujó y lo alejo de su cuerpo ―¡Suéltame y lárgate! ― le gritó- ¡lárgate y déjame sola! Esos insultos y pensamientos no se los permito a nadie y mucho menos a ti ― y se dió la vuelta para alejarse de ahí.

Fernando, a pesar del dolor de la mano la tomó del brazo para que no se fuera, provocando que Paula volteara y lo vea a los ojos― júrame Paula, sólo júrame que ya no hay nadie más, que todo lo que dicen de ti es mentira, que sólo son habladurías de la gente, júramelo y yo te creo.

―¿Y por qué tengo que jurarte eso a ti? - Expresó Paula enojada mientras trataba de soltarse de la mano de Fernando.

―¡Porque me muero de celos!― explotó Fernando dejando a Paula completamente sorprendida―¡Porque estoy loco por ti, ¿¡qué no te das cuenta?!

Paula lo miró a los ojos, su mirada era intensa y supo que decía la verdad, ¿cómo había pasado en tan poco tiempo?,¿cómo es que Fernando había descubierto sus sentimientos por ella?

―No tienes idea de lo que estás diciendo Fernando― habló con un hilo de voz.

―Fernando, no vayas a lastimar a Paula― le pidió en un murmuro― ella puede que luzca una mujer muy fuerte y lo es pero con lo que le pasó ayer, aunque no lo admita, la hirieron profundamente, la traicionaron y de nuevo está en la boca de todos, durante años ha pasado un infierno, así que te pido que no lo empeores o abandones, piénsalo bien antes de hacer promesas, no le robes la última esperanza que tiene de sentir alegría o amor por alguien.

―Te prometo que no lo haré― respondió el seguro, te juro Eugenia que no lo haré.

Fernando salió de la casa de los de la O y por primera vez en toda su vida sintió las miradas de toda la gente que lo vio, ¿cómo es que su madre había logrado que toda una ciudad se pusiera en contra de una mujer?, ¿cómo es que Paula puede vivir entre tanta incertidumbre y malas intensiones?

Sin pasar por el bar para que su tío lo llevara al hospital, Fernando caminó hasta allá porque quería estar solo, porque necesitaba pensar, era demasiada información la que le habían dado hoy y traía demasiados sentimientos encontrados dentro de él como para ir con su madre y enfrentarla, ¿qué era lo que había pasado?, ¿cómo es que había cambiado en tan poco tiempo?, ¿quién era la mujer que se decía su madre? Caminó por las calles en silencio hasta que llegó al hospital y espero su turno y mientras lo hacía recordó de nuevo el beso de Paula de la O y el dolor por un momento se fue. Esa mujer lo había conquistado tan rápido y de tal manera que por momentos pensó que había caído bajo un hechizo o tal vez lo había hecho y eso le fascinaba. No había duda, estaba enamorada de Paula de la O y no le importaba lo que su madre pensara, él le creía a ella y estaba dispuesto a ayudarle.

Así, horas después de haber ido al hospital y vagar un poco más por las calles, Fernando regresó a su casa, con una venta en la mano y un ojo morado que impactó a Hortensia, la joven que les ayudaba en casa cuando abrió la puerta de atrás de la cocina.

―¡Dios!, joven Fernando, ¿entonces es verdad?― preguntó haciéndole saber que el rumor ya había llegado.

―Lo es Hortensia, ahora si me disculpas me iré a dormir.

―Lo siento joven, pero su madre lo está esperando en la sala.

―Evitaré la sala.

―Es que tiene una visita― insistió la joven.

―Dios mío, no estoy en humor para visitas― murmuró y abrió la puerta de la cocina para caminar hacia la sala y ver a su madre que lo esperaba ahí. Saludaría educadamente y se retiraría a su habitación, ese era su plan, pero éste cambió drásticamente cuando se dio cuenta quién se encontraba junto con su madre.

―¡Fer! ― Exclamó la voz y los ojos de Fernando no daban crédito a lo que veía, su prometida, Natalia Martí, estaba con su madre en la sala, sonriendo.

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