«Pase lo que pase, tendré que enfrentarme a ella esta noche y obtener una confirmación».
Una vez decidido, Emmanuel se fue a casa al salir del trabajo y esperó ansioso el regreso de Macarena.
Para su frustración, Macarena llegó a casa más tarde de lo habitual, hasta las diez y media.
—Señora Quillen, hoy ha llegado a casa más tarde de lo habitual, ¿eh? —Emmanuel rompió el silencio.
Macarena estaba ocupada. Le dio a su marido un gruñido en lugar de una respuesta verbal. Obviamente, iba a agarrar el pijama, darse una ducha e irse a la cama.
Emmanuel sabía que se dormiría a las once en punto, así que se puso delante de ella, bloqueándole el paso.
—¿Qué pasa? —Macarena frunció el ceño.
—Señorita Quillen, usted prometió visitar a mi familia, así que mi madre se ha desvivido por hacer todos los preparativos necesarios, incluso invitando a nuestros parientes. Si de repente cambiara de opinión y no viniera, no podría explicárselo.
Tras una pausa, añadió:
—Si no cumples tu palabra, no tendré más remedio que avisar a tu abuelo.
Macarena se burló con desdén.
«Todo el mundo sabe que odio que me amenacen. ¡No puedo creer que se atreva a amenazarme!»
A pesar de que antes se había comprometido a ir a visitar a su familia, más tarde cambió de opinión al creer que él había pasado una velada romántica con otra persona.
Ahora que se había desvelado la verdad, no podía evitar pensar que era una tonta.
—Ya que sacaste el tema, tengo una tarea que necesito que completes.
—¿Qué pasa, señora Quillen? —preguntó Emmanuel con amabilidad.
«Puedo hacer cualquier cosa con tal de que acceda a conocer a mi familia».
—Prometí visitar a tu familia si el proyecto de Construcciones Nubes terminaba a tiempo, pero ha surgido un pequeño problema.
Macarena sacó un pendrive y lo colocó frente a él.
—Tras la reunión estratégica de hoy, hemos llegado a la conclusión de que hay que cambiar el logotipo del edificio. Mañana tienes que convencer a Construcciones Nubes para que modifique el logotipo de acuerdo con el nuevo diseño sin comprometer los plazos del proyecto.
Emmanuel frunció el ceño, pero aceptó el pendrive.
Sabía que Macarena no intentaba ponerle las cosas difíciles a propósito. Acababa de ayudar a su madre, así que estaba obligado a devolverle el favor.
Emmanuel aceptó reunirse con ella. Cuando llegó al lugar donde habían quedado, se sorprendió al ver un BMW que le resultaba familiar.
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