Triple penetración romance Capítulo 40

Me di cuenta de que Ruslan no creía mis palabras. Y yo lo entendía. En este caso, solo un completo idiota creería esta mentira. Pero el chico resultó ser inteligente y no agravó el conflicto. No quería enfocar la atención. No quería saber la verdad. Eso me di cuenta de inmediato.

En ese momento me sentí como una perra mentirosa. Me sentí avergonzada ante este tipo por engañarlo. Aunque no le prometí nada. No le juré lealtad y ni siquiera acepté ser su novia. ¿Por qué me duele tanto y me da asco?

- Natasha, sabes muy bien que tengo los sentimientos más tiernos por ti. ¡Me gustas mucho y quiero estar contigo!

Pero si me entero de que estás follando con alguien más que yo, me iré y dejaré de hablar contigo. Vas a morir para mí. Espero que lo entiendas. – su voz sonó tan formidable que me encogí y me quedé sin palabras por lo que escuché. Abrí la boca y la cerré de inmediato.

Hasta ese momento, me pareció que mi alma y mi cuerpo eran independientes de Ruslan. Pero ahora todo ha cambiado ... de repente me di cuenta de lo importante que era este tipo para mí.

No necesito a Maxim, no necesito a Nurbek y a toda la multitud de hombres que quieren usarme como una puta barata. Solo necesito a Ruslan y su amor.

- Sabes, Ruslan. Estaba pensando ... Creo que tienes razón. Tal vez deberíamos empezar a salir o incluso a vivir juntos. – Lo dije antes de que pudiera entenderlo. Por su cara de asombro, me di cuenta de que estaba desanimado. Maldita sea, yo estaba sorprendida por mí misma.

- Natasha, dime honestamente, ¿tuviste sexo con alguien más que yo? - de repente, le preguntó.

- Si te digo la verdad, ¿no te enojarás?

- No lo haré. Necesito la verdad.

- Sí, tuve sexo con alguien más que tú. Cuando fue y con quién, no te lo diré. Es suficiente que ya lo haya confesado.

- ¡Prométeme que no volverás a engañarme! – exigió Ruslan.

No respondí de inmediato, pensando y tratando de encontrar la respuesta correcta.

- lo prometo.…

Nos acostamos de nuevo en la posición 69 y le toqué los genitales.

Mi lengua caminaba sin obstáculos, luego jugando con la cabeza, luego con los testículos y, a veces, corriendo por el anillo arrugado del agujero anal.

Cada vez, tocando la punta de la lengua del agujero de chocolate, Ruslan comenzó a gemir dolorosamente.

Me estaba muriendo de placer, escuchando sus gemidos.

Mi suave amante de las caricias anal me susurró cumplidos, llamándome una maníaca sexual, y en ese momento estaba pensando en lo que pasaría si él descubriera la verdad. La verdad sobre lo que hice anoche.

Debido a las experiencias, no pude concentrarme y divertirme normalmente. Y tampoco pude concentrarme en acariciar suavemente los genitales de mi novio.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Triple penetración