Tu no me mandas romance Capítulo 21

DAMIAN

Estoy tan estresado, hoy a sido unos de los días en los que tengo más trabajo y peor que es sábado, tuve que asistir a una junta desde las ocho de la mañana la cual era muy importante y yo tenía que asistir, lo jodido es que cuando estaba a punto de terminar y hacer un convenio con la otra empresa, pero llamaron a el Ceo de esa empresa, que su esposa estaba en labor de parto y el se tuvo que ir, se tiraron  casi tres jodidas horas a la basura, luego tuve una junta con el departamento de planificación por un nuevo proyecto que ayudará a la empresa y a mi en mi carrera ya que yo estaré a cargo y fue mi idea pero lo jodido es que la directora de planificación me estuvo violando prácticamente con la mirada todas esas hora lo que fue incómodo y por dos fáciles razones no me la iba a coger como ella quería, una: ella tiene como cincuenta años y la segunda es que yo tengo un código que es no mezclar el trabajo con el placer sin importar que.

Después de largas horas estoy en mi oficina, me quitó la corbata y me desabrocho los primeros dos botones, cuando estoy desabrochado en tercero escucho cuando abren la puerta, llevó la mirada hacia la persona y es Madison, la cual entra como si fuera su casa con dos cafés una sonrisa.

-Hola, traje café- ella ya me hostiga,  desde que entró a la empresa hace hasta lo mínimo para estar conmigo, empezando por querer almorzar juntos, los primeros días me parecía bien pues se estaba adaptando a la empresa y teníamos pláticas interesantes pero después hacía todo para no despegarse además que la e estado evadiendo yéndome a comer afuera o con socios,  no quiero comer con ella.

-Que sea la última vez que entres sin tocar- digo enojado,  odio que me interrumpan, veo como ella me mira de arriba a abajo sin disimular y eso llena mi orgullo, con solo tres botones desabotonados y sin corbata las mujeres se hipnotizan no imaginaria sin camisa, pero rápido llega el enojo de nuevo.

-Lo siento, no volverá a pasar, te traje un café, en los últimos días no nos hemos visto- asiento parándome a tomar el café, ella camina con una sonrisa a mi pero cuando está por llegar veo como se resbala y tira el café en su camisa, suelta los vasos manchando el piso, unas gotas caen en mi zapato, levanto mi cabeza, la veo se le derramó en la blusa la cual es blanca lo cual es raro ya que ella siempre acostumbra a usar ropa oscura, pero veo que por el café se le pega a la piel y noto que se le marcan los pezones por lo que veo no traia brasier, yo rápido quito mi mirada de ella y veo el piso empapado, pero ella se acerca a mi y me toma de una mano, veo como me ve y no se que hacer.

-Quema mucho, ayúdame- asiento y sacó un pañuelo de mi pantalón el cual siempre llevo, se lo tiendo pero ella no lo toma a lo que frunzo en ceño.

-Me queme la mano- siento el enojo acumulado y sospecho algo, no me enseña la mano quemada es más la pone atrás de espalda, no se cual es su intención, pero no le tomo atención así que me separo de ella y con la mano con la que me agarraba le entregó el pañuelo.

-Entra a mi baño aquí en mi oficina y límpiate-  ella asiente con la cabeza baja y camina lento al baño lo cual es raro para alguien que tiene una quemadura y le duele, por lo cual veo que no le duele tanto, maldigo por el suelo todo sucio así que llamó a los de limpieza pidiendo que manden a alguien para que limpien este desastre, cuando ella sale del baño con la blusa más mojada pero con la mancha todavía, se le pega aún más a la piel, pregunto.

-¿Ya estas mejor?- camina hacia mi.

-si pero mi blusa esta arruinada mira- bajo la mirada desinteresadamente y estresado por esta situación .

-Lo note, para la próxima para que esto no suceda ten mas cuidado- ella sonríe dando un paso más a mi pero en eso tocan la puesta, doy el permiso a que entre y veo como una señora de limpieza entra.

-Limpie por favor- me siento en mi silla viendo unos documentos, cuando han pasado como diez minutos la señora me dice que ha terminado, yo le digo que puede irse, pero veo que Madison sigue aquí.

-Tu también puedes irte, si quieres tomate el día y vete tu casa para que te puedas cambiar y curar- ella asiente y sale, no le tomo atención,  por ella no siento nada, en su tiempo por ella sentía gusto y sentía una llama encendida la cual ahora no esta, y creo que nunca mas se encenderá, ella y yo tuvimos nuestro momento pero eso ya paso, ahora esa llama solo se prende con una sola  persona, una niña llorona y decidida con la cual no puedo sacar de mi cabeza, cierro los ojos recordando ese beso que nos dimos en el carro, los abro y suspiro, para ya no pensar mas en ella me dedico a el trabajo y en terminarlo para mañana no venir a la oficina, cuando ya termine escucho como alguien abre la puerta, y estoy dispuesto a despedir a esa persona ya que me jode que no toquen peor cuando alzo la vista miro al idiota de Massimo.

-Me jode que no toques la puerta, es que no puedes hacerlo- él niega riendo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Tu no me mandas