Tu no me mandas romance Capítulo 45

Raisa

-Me concedería un baile señorita Raisa Bech- me tiende la mano, la acepto con gusto, esto es lo que siempre he querido, nuestro primer baile juntos.

-Me encantaría señor Damián Tuell- me lleva a la pista de baile donde están varias parejas entre ellas nuestros padres, veo como mamá me guiña un ojo para después ser girada por mi padre, dirijo mi mirada al los hermosos ojos de mi pareja cuando me toma de la cintura y la mano, le sonrió viendo su cara amargada, nos ponemos a bailar al son de la música, estos son los momentos que atesorare en mi mente siempre, siento como me da la vuelta Damián para luego rodearme con sus fuertes brazos.

-Le diré señorita Bech que no baila bien- siempre mata los momentos románticos, quito mi sonrisa viéndolo mal- pero para su suerte le tocó un muy buen bailador como pareja- Me da otra vuelta.

-Eres un presumido- él sonríe por segunda vez en la velada plantando un beso en mi nariz.

-Lo se- escucho como se pone una música lenta, pongo mis brazos alrededor de mi hombre mientras él las posiciona en mi cintura acariciando mi piel con sus dedos, agradezco llevar tacones ya que ahora puedo estar un poco más a su tamaño.

-Todavía eres pequeña, ni con tacones creces- veo como se ríe, damos una vuelta juntos, luego de eso nos quedamos bailando en un solo lugar, veo su rostro que está a centímetros del mío mientras él hace lo mismo detallándome, siento como si quisiera guardar en su mente una imagen mía.

-Eres tan bella Raisa Tuell- dice aun viéndome, y siento que lo dice más para él que para mi. 

-Te amo- digo de repente él sale de sus pensamientos viéndome con cara de confusión, para poco a poco mostrar una expresión de ternura sonriendo iluminando sus ojos.

- Por ti siempre quiero mostrar la mejor parte de mi Raisa, solo quiero sumar a tu vida, te amo- me besa mostrando todos sus sentimientos, sonrió en el beso, haciéndome saber que siempre he tenido razón, el es el hombre de mi vida y el tiempo me dio la razón, en este instante siento como si sólo estuviéramos él y yo sin gente rodeándonos y ese sentimiento que embriaga mi pecho es uno de los que quiero sentir por siempre y espero que él también, nos separamos quedando viéndonos a los ojos sintiendo todo.

-Te confieso algo- le digo cuando me acomodo en su pecho mientras bailamos lento, escuchando lo acelerado que está su pecho, lo contrario de sus expresiones.

-Dime- siento las caricias lentas que me da en la piel descubierta, sonrió veo que le gusto mi vestido.

-Sea lo que sea que pase en el futuro nunca me arrepentiré de estos momentos junto a ti mi amor- siento que deja de acariciarme para después de unos segundos volver a esa acción.

-O Raisa, te prometo que haremos ese futuro juntos y ninguno saldrá herido y mucho menos tu, no lo permitiré, yo debo de ser el que esté agradecido con el destino por no perderte incluso después de todo lo que te he hecho pasar, prometo protegerte y solo a ti mostrarte siempre esta faceta mía, nunca te lo he dicho y creo que si me vieras en este instante no me atrevería por vergüenza porque siempre que estoy contigo siento sentimientos nuevos que nunca he sentido nunca incluso la cobardía la conocí contigo mi pequeña dulzura pero gracia Raisa por no rendirte y quererme hasta el final prometo hacer lo mismo, te daré todo lo que tengo con solo una palabra tuya.

- Solo ámame señor Tuell, ese es mi deseo- levantó la cara sintiendo como se me resbala una lágrima de felicidad, él inclina la cabeza dándome un beso en donde se resbala está.

-No llores, cuando quieras llorar mejor bésame- me besa con ternura, siento como sus labios y los míos se reciben como viejos amantes conociéndose a la perfección.

-Vámonos- suelto de repente, cuando nos separamos.

-¿Ahora?- asiento tomando su mano guiándonos a la entrada cuando una idea loca se mete en mi mente, sin despedirnos de nadie y acordándome de nadie salimos de ahi, veo la limusina, vamos a donde está nuestra limusina veo como el chofer se baja cuando nos ve, sonrió entrando a la limosina con el.

-Llévanos al bulevard o avenida más brillante a estas horas- veo como el chofer asiente, y como Damián sube el cristal quedando solo nosotros.

-¿Me raptaste solo para llevarme a la calle?- dice y asiento sonriendo subiéndome a su regazo como si fuera de mi propiedad.

-Así es señor Tuell, hoy va a aprender lo que es vivir la vida sin trabajo y fuera de esa oficina o de esos lugares costosos que frecuenta, hoy por primera vez se sentirá vivo como alguien de su edad se lo prometo- él me rodea con sus brazos pegándome a su pecho, sonríe besándome.

-Suena prometedor.

-Lo es.

Veo cómo aparca el chofer, tomó la fría mano de Damián y bajamos de la limusina, lo llevó por la calle caminando, viendo los negocios nocturnos de comida y fiestas, etc., sonrió viendo el alumbrado.

-¿Qué te parece?- él hace una mueca.

-Es.. bonito- tomó con fuerza su mano llevándolo a un carrito andante de crepas, sonrió pidiéndole al señor dos cuando una pareja pasa.

-¿Me puede dar dos de las más pedidas por favor señor?- el asiente preparándolas enfrente de nosotros.

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