Tu no me mandas romance Capítulo 7

Llego a mi casa y corro a mi habitación, me tiro al piso y lloro, lloro por ser una ingenua pensando que algún día me amaría como yo lo hago, una idiota por creer que yo sería la princesa de un cuento de hadas y el mi príncipe en traje, una idiota porque no me quise dar cuenta antes y él me lo tuvo decir, una parte de mi lo sabía, sabía que mi felicidad no es con él por más que me duela, pero otra parte me decía que me debo aferrar a lo que amo y a el lo amo.

Me levanto del suelo, ya no más, ya nunca más voy a llorar por él, ¿Cuántas veces he dicho esa misma frase?, no lo recuerdo, pero esta es verdad, lo siento, prometo ya no ser más una tonta, ya no lo volveré a buscar y por más que me duela ya no lo mirare y aunque me queme por dentro lo olvidaré sea como sea, y seré feliz sin él, aunque me tarde años lo haré.

-Tú ya no eres una tonta, eres la dueña de tu destino- me miro al espejo mientras lo digo limpiando mis lágrimas.

-Sé que no será fácil, pero te sacaré de mi corazón Damián- tocó mi corazón.

-Tú no eres el dueño de mi felicidad, ya no lo serás, ahora será como siempre tuvo que ser, yo seré la propia dueña de mi felicidad comenzando desde hoy- con esas promesas me acuesto a dormir para olvidar el dolor.

cuando despierto, siento junto a mi a un cuerpo el cual me abraza con sus delgados brazos, sonrió sabiendo perfectamente quién es, recuerdo cuando éramos niñas, cuando una tenía miedo nos abrazábamos hasta quedarnos dormidas y así amanecíamos, con ese recuerdo tan sagrado me siento ella se remueve y me mira sonriente, mientras se sienta a mi lado.

-me enteré de todo- me abraza a lo que copio su acción, ella talla mi cabeza.

-lo sé, duele pero es lo mejor para ti- nos separamos y ella me sonríe.

-¿cómo te enteraste? ¿Él te lo contó?- ella niega y agarra mis manos.

-Robert me lo contó, ya vez que ese mayordomo no se guarda nada- me río con ella.

-es todo un caso- digo y ella se levanta.

-bien, vamos a el antro- niego ya que no me siento preparada- no te estoy preguntado, todavía es temprano apenas son las once, además no les puedes quedar mal a tu "amigos" ya que les prometiste ir- asiento resignada mientras ella busca en mi armario y me muestra un lindo y revelador vestido negro que ella me regalo el día de mi cumpleaños.

-no- ella asiente.

-o si nena, este es el indicado y esto- toma una tanga negra que ella también me regaló junto con miles más.

-no- ella asiente sentándose junto a mí.

-claro que sí, estas bellezas van a ser tus armas mortales para conquistar a muchos hombres- me los da.

-ahora cámbiate, no quiero llegar tan tarde- me empuja al baño y me los pongo, cuando me veo al espejo me veo como yo misma pero no me siento yo, salgo y ella chifla.

-excelente, ahora solo falta un poco de maquillaje para tapar esos ojos y nariz roja, quedarás perfecta, pero no tanto como yo, no te crees tan bella- ríe mientras me pone un poco de base en las partes rojas y luego me pinta los ojos y labios para separarse y verme.

-perfecta, mira- me veo en el espejo y sonrió ya que me veo bonita.

-ahora vamos- me jala y me saca de la casa, me mete al auto el cual maneja el chofer ya que sabemos que cuando acabe la noche no podremos manejar.

-no me dejes hacer una estupidez- le digo pero sé que ella es peor.

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