¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 251

Franco miró a su hija con desconcierto.―¡¿Qué?! ―¿Recuerdas la última vez que me pediste que te acompañara para ganar la subasta? Con tantas compañías compitiendo, ¿creíste que la tuya estaba califica para ganar un proyecto de tal magnitud? Elías estaba ahí en ese momento, y él fue quien les dijo a los organizadores que te dejaran ganar.―Mientras miraba el rostro atónito de su padre, Anastasia solo podía decir que su sorpresa era inevitable. ―¿En serio? ¿El presidente Palomares me ha estado ayudando en secreto? No es de extrañar que mi negocio ha ido viento en popa recientemente, haciéndolo parecer como si me hubieran concedido toda la suerte. ¡Él es quien me ha estado apoyando en secreto!―En ese momento los ojos de Franco estaban llenos de gratitud.―¡Resulta que la familia Palomares nos ha estado compensando desde hace mucho! ―añadió. ―No solo compensaron tu compañía; la señora Palomares incluso se acercó a mí para ofrecerme dinero, pero lo rechacé. No creo que deberían hacerlo, pero cuando me entere sobre lo que estaban haciendo todo este tiempo, Elías ya te estaba ayudando demasiado.―Anastasia sonó impotente. Franco respiró profundamente, y sus sentimientos estaban mezclados. Noemí, quien estaba escondida fuera de la puerta, estaba escuchando en ese momento y se sorprendió al escuchar que Elías valoraba tanto a la familia Torres; incluso apoyo el negocio de su esposo. Por lo tanto, concluyo que una vez que Anastasia cediera y aceptará la compensación, tarde o temprano, ella tendrá éxito. «¿Cómo es que todas las cosas buenas van solo para Anastasia?». Puesto que ya no había nada más que escuchar, Noemí tocó la puerta, fingió que entraba a toda prisa y exclamó:―¡Ups! ¡Recordé que había dejado mi bolso aquí cuando ya estaba en el estacionamiento! Después de decir eso, caminó hacia el mueble que estaba al lado de la silla, tomó su bolso, y dijo con un tono de preocupación:―Franco, ¿Está bien que te deje aquí? ―Estaré bien. ¡Deberías irte a casa! ―insistió Franco. ―Descansa, ¿de acuerdo? Llámame si pasa algo.―Después de decir eso, se giró a Anastasia y le recordó a la mujer. ―Cuida bien a tu padre, ¿sí? Ha trabajado tanto por esta familia. Sin embargo, Anastasia no le gusto escuchar es tipo de palabras saliendo de la boca de Noemí, así que no respondió. Mientras tanto, Noemí suspiró y se lamentó.―Sé que algunas veces puede llegar a ser muy directa y franca, pero espero que podamos llevarnos bien como una familia. Ya que estaba frente a Franco, Anastasia no podía rechazarla, pero ella nunca las considero como una familia en su corazón. ―Me voy ahora.―Con eso, Noemí se fue con su bolso. Franco después se giró hacia Anastasia y preguntó:―¿Aun culpas a Noemí por todo? ―Solo no entiendo por qué traicionarías a mamá en aquel entonces. ¿No era lo suficientemente buena para ti?―Anastasia no puedo evitar cuestionar a su padre. Franco rara vez hablaba de ese tema con ella, pero en ese momento, se miraba arrepentido.―Es mi culpa, pero yo nunca traicione a tu madre a propósito. Cometí unos erros cuando Salí a beber y a socializar. Noemí acaba de graduarse de la universidad y estaba trabajando para comprar un departamento en aquel entonces, así que tuvimos a Érica por accidente. Al escuchar eso, Anastasia frunció el ceño. ―Tú estabas borracho, pero, ¿qué tal Noemí? ¡No creo que lo estuviera! ―Mis clientes me obligaron a beber hasta que casi morí en la mesa, y cuando desperté, Noemí ya estaba a mi lado. Estaba esperando para decirle la verdad a tu madre, pero en menos de un mes tu madre… Anastasia no necesitaba que su padre explicara todos los detalles. Después de todo, lo entendió bien como adulto. Su padre ya estaba manejando la constructora en ese entonces; aunque era en una pequeña escala, ganaba millones cada mes. Naturalmente, Noemí debe de haber ideado un plan para seducir a su papá. Incluso si su mamá aún estaba viva, Noemí aun así hubiera tratado de arruinar su familia. Por lo tanto, después de que la madre de Anastasia falleció, Noemí dio a luz a Érica y se casó con su padre de inmediato. ―Fue a causa de mi descuido lo que causo esto hace cinco años. Estoy en deuda contigo, así que quiero compensártelo con esta compañía.―Franco ya había escrito su testamento para distribuir sus bienes, y Anastasia obtendría la mayor parte. ―No quiero tu compañía, papá. Solo quiero que estés bien ―dijo Anastasia con sinceridad. Justo en ese momento, alguien tocó la puerta. Un hombre que se miraba que estaba en sus cincuentas, entró a la sala, y estaba acompañado por un asistente cargando una canasta de fruta.
 

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