¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 270

Capítulo 270

-Muy bien. Repórtame estas cosas por tu cuenta para la próxima vez. No esperes a que te pregunte. —Si bien los ojos de Helen brillaban con alegría ante la sorpresa que recibió, mantuvo su tono frio mientras le contestaba.

-Entendido, señorita Sarabia -contestó Daniel, completamente sumiso.

Una vez terminó la llamada, Helen tomó su tableta y comenzó a buscar los artículos y noticias. Como lo esperó, encontró una de hace dos años, en donde se promovía la celebración por el cumpleaños número 68 de la señora Palomares. Fue una fiesta muy grande en aquel año y se cubrió en todas las noticias. Una mirada de odio se ciñó sobre Helen, ya que para ella era obvio que Anastasia atendería también a esa fiesta.

Mientras tanto, Anastasia no pudo dormir nada la noche anterior, por lo que se sintió muy pesada y somnolienta cuando terminó de desayunar. Comenzó a cerrar los ojos cuando estaba recostada bajo los rayos del sol hasta que, al final, terminó por tomar una pequeña siesta. Se despertó al escuchar unas pisadas que se acercaban a ella. Volteó hacia ellas y se sentó de inmediato cuando vio quién era. Trató de aparentar que estaba normal.

-¿Cuánto tiempo te quedaste despierta anoche? – El hombre se sentó a su lado con una mirada sugerente.

-No lo hice -dijo Anastasia con terquedad; después de todo, él era la razón por la que perdió el sueño el día anterior.

-Mi abuela celebrará su cumpleaños número 70 este sábado. Quiero invitarlos a ti y a Alejandro para que nos acompañen -declaró Elías, enfocando su mirada en ella.

-No iremos contestó Anastasia después de parpadear un poco.

-Mi abuela me especificó que los llevara, a ustedes dos, y que también invitara a tu padre.

—¿Mi padre también está en la lista de invitados? —gritó Anastasia, sorprendida.

– ¡Sí! Ya envié las invitaciones. Él se presentará – informó Elías, asintiendo.

Anastasia pensó en otro problema sin poderlo evitar. Si su padre atendía, entonces era probable

  • que Noemí y su hija quisieran aprovecharse de esa oportunidad también. Si la familia Palomares no especificó que era solo para su padre, entonces, en definitiva, ellas dos se acoplarían con el para dar un vistazo. Mientras hablaban, el teléfono de Anastasia sono. Lo miró de reojo y se dio cuenta de que se trababa de Eva.

-Es de tu abuela -indicó mientras miraba con nerviosismo al aparato.

Con ne

-Contesta. Tal vez quiera invitarte a su cumpleaños -indicó Elías para después pararse y dirigirse hacia el pequeño que seguía pateando el balón en el jardín.

-Hola, señora Palomares. — Anastasia contestó la llamada.

-Anastasia, cestás ocupada? Elías ya te avisó de la celebración por mi cumpleaños?

-Sí, el presidente Palomares ya me avisó -respondió Anastasia con un tono respetuoso.

-Entonces, ite estaré esperando! – Eva pensaba que ella no faltaría de ningún modo.

-Señora Palomares, yo… -Anastasia estaba por rechazar la invitación, pero al enfrentarse al entusiasmo de Eva, no supo como negarse.

-Tu padre también vendra. Será una buena oportunidad para conocer a tu familia –continuo Eva. – No te preocupes por el regalo. Me alegrará verte entre los invitados. Aún sigo esperando con ansias para conocer a tu hijo, así que no se te olvide traerlo, ¿sí?

-¡Claro que sí! Ahí estaré. No me lo perdería por nada -prometió Anastasia con una sonrisa. Ya había cambiado su opinión al respecto. Su padre estaría ahí también y solo tendría que unirse a los demás invitados y comer algo, por lo que era más fácil aceptar la invitación al final.

– Muy bien. Dejaré que Elías se encargue de los arreglos.

Una vez colgó la llamada, Anastasia se quedó deseando que su padre fuera solo al evento, aunque, al final, ella no tenía derecho de interferir con las decisiones de su papá. Mientras tanto, en la casa de la familia Torres, Franco se encontraba almorzando. Noemí preparó algunos platillos y, después de unos tragos de su bebida, Franco comentó:

-Noemí, asistiré a la celebración del cumpleaños de la señora Palomares este sábado, así que prepárame un traje decente para la ocasión.

-¿Solo te invitaron a ti? ¿Qué hay de Érica y de mí? —preguntó Noemí de inmediato, mientras sus ojos brillaban.

– ¿Por qué irían ustedes?

– Papá, yo también quiero ir y ver cómo es un evento así — intervino Érica, quien también había quedado con ansias por la noticia.

Noemí pensó que al banquete de la familia Palomares asistirían todo tipo de gente talentosa y famosa. Sería la oportunidad perfecta para que su hija se beneficiara haciendo algunos amigos y contactos.

-«¢Y si un joven rico se interesa en ella?».

– iFranco, Érica y yo te acompañaremos!

-Los invitados son todos gente de la alta sociedad. No me vayan a humillar -comentó Franco, negando con la cabeza.

 

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