¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 271

Capítulo 271

-iPapá, por favor, déjanos acompañarte! Yo quiero ir -exigió Érica con un puchero.

-Haznos este favor y déjanos que vivamos esto, Franco. El lugar estará lleno de invitados para cuando lleguemos, así que nadie nos notará. Te prometo que no te daremos problemas -pidió Noemí con sinceridad.

Franco se dio cuenta de que había ignorado a Noemí y su hija todo este tiempo, por lo que suavizó su postura mientras consideraba la oportunidad tan rara que esta ocasión representaba.

-Está bien. Recuerden vestir algo decente,

Esa misma tarde, Érica y su mamá salieron felices a comprar sus atuendos. Durante ese tiempo, ella le mandó un mensaje a Helen para presumirle las buenas noticias.

«Helen, adivina a dónde iré este sábado».

«¿A dónde?».

«Acompañaré a mi papá al banquete por el cumpleaños de la señora Palomares».

«¿Estás libre esta noche, Érica? ¡Hay que vernos!» respondió Helen con una pregunta.

«iPerfecto!» Érica accedió, pensando que se trataba para ponerse al corriente como lo hacían las viejas amistades.

Mientras tanto, Helen, quien estaba leyendo los mensajes de Érica, se sorprendió al ver lo suertuda que era Érica para atender a la fiesta de Eva. Con eso en mente, sabía que ella se encontraría con Elías en ese evento, por lo que estaba determinada para explicarle todo a Érica para que su amiga no la fuera a avergonzar por accidente.

Helen miró la hora y estiró su brazo para alcanzar su teléfono y marcar el número de Elias. Por otro lado, él se encontraba revisando unos correos electrónicos en su estudio cuando vio que su teléfono comenzó a vibrar sobre la mesa. Identificó a quién llamaba y lo alcanzó para contestar:

-Hola, Helen.

. -Elías, déjame preguntarte algo. ¿El cumpleaños de la abuela es este sábado? —preguntó Helen

con cuidado.

-¿Cómo te enteraste de eso? -cuestionó Elías con un tono grave y frunciendo.

– Por casualidad me topé con su fecha de nacimiento cuando estaba leyendo un artículo de hace dos años. Hice los cálculos y me di cuenta de que su cumpleaños será este sábado, así que della lo celebrará ese día? -explicó Helen, emocionada.

-Sí, lo hará.

-Eso es genial! Recuerdo que la abuela me dijo que la visitará de nuevo luego de la última vez, Supongo que su fiesta de cumpleaños será la oportunidad perfecta para que la vea, Elias. Tal vez podría ir y celebrarlo con ella -dijo Helen con un tono jovial.

-Helen, el lugar estará lleno de invitados, así que no creo que seas bien recibida -indicó Elias, implicando con su tono que estaba reacio a dejarla asistir.

– No te tienes que preocupar por mí, Elías. Me portaré bien y puedo manejarme sola en la fiesta 0… ¿Acaso no quieres que vaya? ¿Mi presencia te avergonzaría? Sé que vengo de un lugar modesto y que la gente verá eso como algo malo para ti, pero… En verdad quiero asistir al cumpleaños de la abuela. Quiero ir para darle mis buenos deseos. ¿Es mucho pedir? ¿No me puedes conceder esto? – preguntó Helen con un tono agrio, tratando de obtener simpatía del otro.

-Está bien, me haré cargo de eso, pero no debes causar ningún problema durante la fiesta, ya que Anastasia y su hijo también estarán ahí, así que trata de mantener la distancia de ellos lo más posible.

-Claro, Elias. Te prometo que solo voy por el cumpleaños de la abuela. Me comportaré y me alejaré de todos los problemas -accedió Helen con obediencia.

Elías colgó después de eso. Él seguía con la idea de que su única responsabilidad era asegurarse de que Helen tuviera una buena vida. Mientras tanto, Helen se quedó molesta por las últimas palabras de Elias, a pesar de haber recibido su permiso para ir a la fiesta de Eva. Después de todo, en el momento en que le dijo que se mantuviera alejado de Anastasia, se hizo obvio quién era más importante para el entre ella y Helen.

– ePor qué debería ser yo la que no debe acercarse a Anastasia?».

Poco después, Érica y Helen se encontraron en un restaurante de estilo clásico en la ciudad. Ahi, Erica presumió el vestido de noche que usaria durante la fiesta de Eva. Helen se quedó mirando a su amiga para, luego de un rato, decirle:

-Erica, hay algo que quiero contarte, pero prométeme que lo mantendrás en secreto. ¿Puedes hacerlo?

-Dímelo -respondió Érica mientras bebía de su jugo.

-También asistiré a la fiesta de la señora Palomares.

Érica escupió el jugo que bebia y sus ojos se abrieron de par en par debido a la sorpresa.

-¿Qué dijiste? ¿Atenderás a la fiesta de la señora Palomares? ¿C-como…? – preguntó Erica, tartamudeando.

 

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