¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 336

 

Capítulo 336 

Elias salió de la oficina con una sonrisa. 

-Si en el futuro no tienes tiempo, yo puedo recoger a Alejandro -ofreció, 

Anastasia pensó que tenía razón, pues siempre era una buena idea tener una persona como respaldo en caso de emergencia. 

-Si no es mucho problema para ti -respondió Anastasia 

-Lo que sea que pienses que me puede causar problema no es nada para mi -aclaró Elias, 

Antes de que pudieran llegar al salón de Alejandro, lo encontraron sentado en una banca a un lado de su salón. Al notarlos con sus ojos afilados, Alejandro exclamo: 

– Mami! 

Anastasia se quedó quieta de inmediato, esperando a que su hijo fuera a abrazarla. Sin embargo, cuando Alejandro corrió hacia ellos con una expresión de alegría, ella no sabia que era porque había visto a Elías con ella. Cuando Anastasia se puso en cuclillas y esperaba a que Alejandro saltara hacia sus brazos, él corrió a un lado de ella de repente y fue hacia alguien detrás de ella. En ese momento, ella se sintió descorazonada. Cuando por fin se giró, vio a Elías dándole un fuerte abrazo a Alejandro, quien decia con alegría: 

-iPor fin vino a recogerme, señor Palomares! 

Anastasia sintió un poco de celos, así que giró su cabeza para mirar a Elías, quien tenia una expresión como si hubiera ganado la lotería. Al principio, ella se quedó pasmada por un segundo, pero luego no pudo evitar estallar de risa. 

«¿Cuándo se ganó el corazón de Alejandro a tal grado? 

En cuanto Alejandro subió al auto, comenzó a bombardear a Elías con preguntas. 

-Señor Palomares, cestaba ocupado? 

-Señor Palomares, ¿por qué no había venido a recogerme? iPensé que se había olvidado de mi! 

-Señor Palomares, ¿por qué no va a mi casa a cenar esta noche? 

– iLo extrañé mucho y mi mami también! 

Anastasia se sintió avergonzada y quería tapar la boca pequeña de Alejandro para que dijera de decir tonterías. Cuando la mirada de Elías apareció en el espejo retrovisor, ella solo desvió su vista con nerviosismo. 

Era claro que Elías si quería ir a cenar a su casa, como si su relación hubiera vuelto a la normalidad después de los últimos días. Después de cenar, Alejandro no podia esperar para bajar 

las escaleras y jugar. Mientras Anastasia limpiaba la mesa y lavaba los trastes, Elias llevó a Alejandro al parque a pasear. Se sentia como si fueran una familia de tres; reconfortante y cálida. 

Ya eran las 8:30 p.m. cuando Anastasia termino de lavar los platos. Se sentía un poco cansada, asi que se sentó en el sofá y puso las noticias. A las 9:00 a.m., la puerta se abrió y se podía escuchar la risa de Alejandro a lo lejos. 

-Señor Palomares, ¿puede enseñarme eso a la proxima? Quiero ser igual que usted! -preguntó Alejandro con su voz llena de admiración. 

– Claro. Te enseñaré cuando crezcas -respondió Elías con una voz profunda. 

A pesar de que el invierno estaba por comenzar, el rostro de Alejandro estaba sonrojado, pues había estado sudando. En cuanto entró por la puerta, Anastasia dijo: 

-Ve por tu pijama, Alejandro. Te bañaré pronto. 

Cuando Alejandro la escuchó, se dirigió a su habitación de forma obediente y fue por su pijama. Luego, Anastasia le sirvió un vaso de agua a Elías, pues seguro estaba cansado después de cuidar a Alejandro 

– Toma. Bebe algo de agua -dijo Anastasia. 

Elías no tomó el agua; en lugar de eso, rodeó la cintura de Anastasia con sus enormes palmas y se inclinó hacia ella de repente. Los ojos hermosos de Anastasia se agrandaron mientras sostenia el vaso de agua con ambas manos. Podía sentir que el ambiente se volvía sensual y junto con el atractivo aroma hormonal de Elías, todo era mortalmente seductor. 

-Estás siendo amable conmigo -dijo Elías, quien parecía conmovido. 

Anastasia le entregó el vaso de agua con una mano mientras explicaba: 

-Alejandro es demasiado activo, así que debes estar cansado. 

Elias tomó el vaso, levantó su cabeza y se tomó el agua. Su atractiva manzana de Adán se movía de arriba hacia abajo mientras la tomaba y lucía tan masculino y salvaje que Anastasia no se atrevia a mirarlo. 

-Voy a bañar a Alejandro. Descansa un poco antes de que te vayas -dijo Anastasia con amabilidad, pues no podía apresurarlo a que se fuera a casa de inmediato. 

-Puedo bañarme yo solo, mami. Puedes dejarme aquí. El señor Palomares dijo que los niños deben aprender a bañarse solos -dijo Alejandro de repente. 

Todo se quedó en silencio. A pesar de que no se lo esperaba de Alejandro, Anastasia estaba muy satisfecha de que su hijo deseara ser independiente. Luego, le enseñó como encender el agua y ajustar la temperatura. Alejandro era inteligente, así que lo aprendió rápido. Luego de eso, Anastasia abrió la puerta y salió del baño. Elías se encontraba sentado en el sofá de forma casual y su apariencia relajada seguía siendo encantadora. Estaba usando el control remoto de la televisión para buscar noticias que llamaran su atención. 

 

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