¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 355

Capítulo 355

Por supuesto que no está soñando, abuela. Anastasia y yo estamos saliendo de manera formal respondio Elias con una sonrisa, aunque su mirada permaneció en la mujer nerviosa, cuya cara estaba enterrada en sus manos, mientras que estaba de pie ahi al lado. Ella de inmediato y de forma desesperada le señaló que desviara la mirada e incluso le hizo señas para que mantuviera su presencia como un secreto. Era casi seguro que uno podia escuchar la emoción que Eva sentia por el otro lado de la linea, al mismo tiempo que esta bromeaba.

Está bien, pues, i Esperaré a que te cases con ella y la conviertas en mi nieta politica!

De acuerdo, abuela. Hablaré de eso con ella -prometió Elias.

Además, tráela a ella y a su hijo de regreso en los próximos días. Ellos deben ser mis invitados de honor.

– Hare los preparativos para eso -dijo el con paciencia e indulgencia.

– Mi sueño por fin se ha hecho realidad. Oh, no dejes que la prensa vuelva a tomar fotos como esas nunca más. No quiero que la reputación de Anastasia se dañe añadió Eva, quien ya había tomado una postura de abuela politica protectora. Elias terminó la llamada y volteó a ver a Anastasia para evaluarla con interés.

-¿Escuchaste eso? La abuela quiere que nos casemos lo más pronto posible -dijo y ella sintió como su corazón daba una voltereta.

Estamos avanzando muy rápido, ino? Acabamos de hacer público lo de nuestra relación ayer y ahora, čestamos hablando de planear una boda?..

Mientras tanto, en Olesa, Helen por fin había despertado después de la cirugia y sentia como si le hubieran quitado y puesto de nuevo los huesos; sentía tanto dolor que no pudo evitar temblar. Este era su primer procedimiento y ya había hecho los preparativos para las cirugias subsecuentes, entre las cuales estaba la liposucción y un aumento de busto. En breve, nada más había una persona en su mente, quien era su fuerza impulsora para poder soportar dicho calvario tortuoso, se trataba de Elías, por supuesto. Ella se emocionó más de solo pensar en cómo caminaria por accidente a su lado, para así asombrarlo con su apariencia preciosa e incluso ya imaginaba la forma en la que él la miraría con la misma devoción que miraba a Anastasia y con nada más pensar eso, era suficiente para estar satisfecha. Estaba segura de que cuando llegara la hora, él estaria encantado con su belleza.

Ahora que ya había recuperado la conciencia, Helen fue transferida a una sala normal, donde permaneceria por el resto de su periodo de recuperación, mientras que un cuidador profesional la atenderia. La gerente que le recomendó la instalación, en particular, era muy atenta con cualquier cosa que necesitara; mientras que Helen lucía normal en el mejor de los casos, era generosa con su dinero y la gerente sabia que aquellos que se hacían cirugía plástica, también volverían a regresar por futuros procedimientos, incluso aunque fueran esporádicos. En algún punto, Helen se convertiría en una de sus clientes de largo plazo; justo en ese momento, la cara entera de ella estaba cubierta de vendajes, revelando solo la parte donde se miraban sus ojos inyectados en sangre. Las suturas de sus párpados aún tenían que ser removidas y las partes de su

cara que aún eran visibles estaban tan llenas de marcas que se miraban al limite de lo horripilante. Ella se dio un vistazo a sí misma en el espejo y se miraba tan tirana que no quería voltear a verse de nuevo; no podía esperar a que se le bajara lo hinchado para así poder revelar su cara, luego volteo a ver a su asistente y le dijo:

-Dame mi teléfono.

La asistente obedeció de inmediato y Helen no desperdició nada de tiempo para conectarlo a internet, en cuanto lo hizo, su teléfono sonó en demasiadas ocasiones, pues los mensajes de texto seguían llegando. Ella miró que la mayoría eran de parte de Érica, entonces abrió el que aparecía hasta mero arriba.

«Helen, ¿dónde estás? Apagaste tu teléfono o algo? ¿Ya miraste las noticias de que Elías acaba de encontrar al amor de su vida?».

«¿Cuál amor de su vida?», pensó y su mente explotó al leer aquel mensaje. En seguida se dirigió al buscador y se apresuró a buscar el nombre de Elías; primero, se encontró con incontables artículos escritos sobre él, pero lo que le llamó la atención fue un titular que leia: “Elias Palomares fotografiado besando a su novia en un café». El pecho de Helen se tensó y se apresuro a entrar al enlace para ver quien era la supuesta «novia» de Elías; fue ahí cuando miró la foto y aunque nada más se podía apreciar la mitad de la cara de la chica, aun así, Helen pudo darse cuenta por el perfil delicado que esa chica se trataba nada más y nada menos que de Anastasia. Un chillido perforante escapó de ella al mismo tiempo que tiraba su teléfono hacia un lado por la rabia y enterró su cara en sus manos. Al haber pasado por tal cirugia plástica tan dolorosa, se suponía que tenía que descansar y el estrés no le hacía bien para nada; no obstante, ella se porto agresiva después de leer las noticias y sintió que iba a explotar.

–Señorita Sarabia, ¿está todo bien?

– Me duele la cara -gimió Helen, aunque su corazón estaba lleno de un dolor abrasador, pues nunca esperó que Anastasia fuera tan sinvergüenza como para dejarse fotografiar de forma tan amorosa en los brazos de Elías.

Helen apenas y podía respirar a través del dolor que provenia de las incisiones y heridas en su cara; necesitaba calmarse, pero la imagen de Elías y Anastasia besándose parecian quemar la parte trasera de su cabeza. El dolor feroz duró por un rato e incluso los doctores pasaron a revisarla. Le dijeron que tenía que mantener la calma y permanecer con la cara seria la mayoría del tiempo, si es que quería evitar que las suturas y heridas se desgarraran, lo cual llevaría a un desfiguramiento espantoso. Devastada, Helen yacía recostada en su cama y sentia como el resentimiento se apoderaba de ella, pues se hizo arreglos en la cara, solo para que otra mujer se le abalanzara a Elias y actuara como una tortolita con él. Lo peor de todo fue que dicha mujer era su archienemiga, la persona que más odiaba.

 

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