Sofía revisó la información que Mariposa le envió y se enteró de que unos jáqueres de Argelia estaban intentando atravesar el cortafuegos de Distrito Jade. Si lo lograban, podrían robar información del gobierno y sumir al país en una enorme crisis. Sofía borró rápido la información y tomó un taxi para volver a la residencia Tamarín.
—Espero que no causes ningún problema ahora que estás en el Colegio Secundario Principal de Jujuy, Sofía. Como ahora estás en la misma institución que tu hermana, puedes pedirle ayuda —le dijo Carla apenas llegó.
Por mucho que la madre la despreciara, al fin y al cabo, era su hija y eso era un hecho que no podía cambiar. Por ello, la mujer solo esperaba que Sofía no le complicara la vida a su hermana.
—No te preocupes, madre. Cuidaré de Sofi y evitaré que repita los errores del pasado —dijo de repente.
Ella arruinó la reputación de Sofía hacía cinco años y estaba segura de que su hermana menor seguía sin ser su rival en ese momento. Irritada por su manera pretenciosa de actuar, esta dijo:
—¿Terminaste con tu pequeña farsa? ¡Es repugnante! Mantente lejos de mis asuntos; no tienen nada que ver contigo. Si te gusta tanto actuar, ¿por qué no buscas ser actriz? —Subió las escaleras sin siquiera mirarlas.
Carla, por su parte, enfureció.
—¡Mira su actitud! ¿Quién se cree que es? Todavía no está arrepentida después de lo que hizo hace años.
Victoria se burló con disimulo antes de persuadir a la madre.
—No te enfades, mamá. Todavía me tienes a mí, no te decepcionaré.
—¡Sí, menos mal! Nunca has decepcionado a tu madre. Vicky, ahora conoces la situación de la familia Tamarín, así que aún es más imprescindible que triunfes.
Mientras Victoria se casara con alguien de una familia adinerada, los Tamarín tendrían la esperanza de revivir su fortuna.
Sofía las ignoró y, una vez que volvió a su habitación, sacó su portátil; luego la encendió y arrancó más rápido que una portátil Apple. En menos de tres segundos estaba encendida y lista para usar; la interfaz tampoco se veía diferente de la de una computadora promedio. La joven se sentó en la cama y colocó la portátil en su regazo. Tras eso, rápidamente, escribió una secuencia de código.
—¡Ajá! —Después de un minuto de trabajo, comprendió de inmediato las habilidades de los jáqueres argelinos después de un minuto de trabajo—. ¡Idiotas!
«No puedo creer que se entrometan con el gobierno de Distrito Jade. Tengo que darles una dura lección antes de que crean que pueden seguir inmiscuyéndose con nosotros». Movía con agilidad los dedos sobre el teclado; las líneas de código se plasmaron en la pantalla.
Alguien había contratado a un jáquer argelino para robar información confidencial de Distrito Jade sobre defensa militar.
—¿Cómo va todo? ¿Lo conseguiste? —le preguntó su jefe.
—¡Demonios! —El jáquer estaba a punto de acceder a la información cuando alguien bloqueó el jaqueo y añadió un cortafuegos impenetrable al programa.
—¿Qué ocurrió?
—Estamos perdidos.
Antes de que el jáquer angelino pudiera hacer algo, su adversario había jaqueado el cortafuegos de Argelia. Su portátil se congeló durante diez segundos mientras intentaba encriptarlo desesperadamente. En ese breve lapso, habían robado la información confidencial de Argelia.
—¿Qué demonios ocurrió?
—La otra parte robó nuestros documentos confidenciales.
—¿Qué? ¿Quién lo hizo? ¿Acaso no dijiste que eras invencible?
—Debe ser Fantoma, de Alas de Luz. Nadie más que ese jáquer puede competir conmigo.
—No puedo enfatizar lo importante que son esos documentos. Será mejor que pienses en cómo explicarle esto al presidente.
—¡Ya verás, Fantoma! —juró el jáquer angelino.
Por otra parte, en la residencia Tamarín, Sofía le envió la información que había robado a Mariposa. Luego, introdujo unas cuantas líneas de código y eliminó todo rastro de su actividad anterior antes de apagar su portátil. Mariposa la llamó justo después de apagar el suyo.
—¡Sabía que podías hacerlo! No creí que pudieras robar sus documentos confidenciales en tan poco tiempo. Eres realmente una leyenda; nadie puede alcanzar tu nivel ni derrotarte.
—Si no hay nada más, ahora colgaré —dijo tras quedar insensibilizada ante tales halagos.
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