Acto seguido, Jairo la besó con más locura a en los labios a Yolanda.
A su vez, ella Resistió con toda su fuerza, pero no pudo apartar ni un poco a este hombre fuera de control.
Yolanda se arrepintió de haberle ofrecido ayuda a este hombre.
Sabía que iba a perder su valiosa virginidad, pero no podía hacer nada. ¡Realmente no esperaba que este hombre fuera un lascivo descarado!
«¡Ah, duele! Me duele mucho...»
El hombre desahogó toda la sed en sus adentros como una fiera insaciable en Yolanda.
Vaya uno a saber cuánto tiempo había pasado, por fin se terminó todo.
Jairo le secó las lágrimas de las comisuras de los ojos a Yolanda con besos y dijo con un tono sumamente tierno:
—Lo siento mucho. Pero no te preocupes, me casaré con contigo...
Luego, hundió cariñosamente su cabeza en el cuello de esta, como si quisiera recordar su aroma corporal.
—¡No me toques! —Yolanda le empujó pesadamente.
Después de satisfacer su apetencia sexual, este hombre herido se quedó exhausto, se dio la vuelta a un lado y echó a dormir profundamente.
Yolanda se puso de pie temblando y se abotonó la ropa con los dedos adormecidos. Como sus manos estaban temblando sin parar, tardó mucho en volver a ponerse bien la ropa.
Ella estaba totalmente estupefacta, con la mente en blanco. Nunca había esperado que un hombre totalmente desconocido para ella le quitara la virginidad. Y aún podía sentir el olor persistente que el hombre le había dejado en todo su cuerpo.
Yolanda se mordió con fuerza el labio inferior y miró fijamente al hombre dormido con los ojos llenos de ira.
Un destello de fiereza le pasó por los ojos lindos a Yolanda. Ella sacó un bumerán agudo y apuntó a la garganta del hombre.
Estaba demasiado oscuro para ver quién era el hombre que yacía en el suelo, por eso Briana sacó su celular y encendió la linterna.
La luz blanca del móvil se cayó en el rostro bien definido y apuesto del hombre, quien tenía las cejas espesas, una nariz prominente, pómulos marcados y unos labios finos.
«¡Dios mío, qué cara guapa tiene este hombre! Pero este rostro es un poco familiar, ¿acaso lo he visto en alguna parte antes?»
Briana se acercó un poco más al hombre tendido en el suelo, lo observó más atentamente y se dio cuenta de que este no era otro que Jairo Figueroa. Ella lo había visto en la portada de una revista financiera.
Como heredero de la familia Figueroa y presidente del Grupo R&S, Jairo era muy bien conocido casi por todo el mundo de la Ciudad Kanblanza tanto por su buena apariencia como por sus éxitos en el negocio.
Mirando al hombre guapo, Briana se lo pensó un buen rato y se le pasó un pensamiento despreciable en la cabeza.
Briana, quien no se llevaba bien con Yolanda desde pequeña, había pensado en amenazarle a ella con todo lo ocurrido esta noche, pero ahora decidió aprovechar esta oportunidad para beneficiarse después de saber que el hombre tenido en el suelo era Jairo.
«Yolanda estaba muy enfadada y angustiada cuando se marchó, por lo que ella debió no haber conocido a Jairo antes. Y está tan oscuro, por eso Yolanda debió no haber visto claramente la cara de este bajo esa situación tan confusa. Ahora, no hay nadie alrededor, y puedo...»
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