Un disparo en mi corazón romance Capítulo 4

Unos pensamientos malvados se le pasaron rápidamente por la cabeza a Briana:

«Si le engaño a Jairo diciendo que soy yo quien lo he salvado y que él me ha quitado la virginidad, ¡¿no podré casarme con él y unirme a una familia noble?! De todas maneras, ya me he acostado con mi novio y mi tutor y ya no soy virgen. ¡Ja, ja, no puedo dejar escapar una oportunidad tan buena!»

Aunque Briana había crecido con Yolanda juntas en el orfanato, la odiaba mucho porque Yolanda siempre era la más brillante y le robaba el protagonismo en todo momento, y a la directora también le gustaba más.

Unos años atrás, Yolanda había abandonado el orfanato para entrenarse como tiradora profesional, y desde entonces no había nadie más en el orfanato que compitiera con ella.

Y Briana, con meterse en la cama de su tutor, había conseguido ser admitida en la facultad de Marketing de la Universidad Cornard, que era la mejor universidad en Kanblanza.

No obstante, para la sorpresa de Briana, Yolanda dejó de repente su carrera como tiradora y entró en la Universidad Cornard saltando un grado escolar. Y muy pronto se hizo famosa en el colegio por sus excelentes cualificaciones y su buena apariencia.

Briana tuvo que volver a vivir bajo la brillantez de Yolanda una vez más sin poder deshacerse de ella en absoluto. Ya no podía aguantarla más.

Yolanda nunca debería poder imaginar que Briana le robara esta maravillosa oportunidad de ella para unirse a una familia adinerada y poderosa.

Inmediatamente, Briana corrió al río para empaparse a ella misma por completo primero, y luego le vendó la herida de la pierna a Jairo.

Después, arrugó su propia ropa a propósito, la rompió por partes y se mordió el labio con fuerza.

Finalmente, se pellizcó la pierna con toda la fuerza para forzarse a ella misma llorar y poner un aspecto lamentable.

Después de disfrazarse bien, Briana llamó a la ambulancia y fingió esperar ansiosamente al lado del hombre que se despertara.

Briana sostenía que la sirena de la ambulancia debería de poder despertar a Jairo y bajo las deslumbrantes luces de la ambulancia él podría verle la cara claramente a ella.

Briana parecía que su plan era perfecto sin ninguna laguna.

Después de más o menos 20 minutos, la sirena aguda de la ambulancia penetró la oscuridad y las luces rojas parpadeantes suyas iluminaron la oscura noche.

Jairo se despertó por el ruido del vehículo, con la cabeza bastante mareada.

Su cuerpo ya no estaba caliente, y se sentía mucho más aliviado.

Jairo se esforzó por abrir los ojos y se oyó sollozos débiles de mujer a su lado.

—¿Estás despierto ya? He llamado a una ambulancia para ti.

—¿Cómo...?

En la mente de Jairo, la escena pasional de antes volvió a aparecer, y él mismo supo lo que había hecho.

Esa sensación era tan hermosa y dulce que le hacía fascinar mucho y querer experimentarla de nuevo.

Jairo se entrecerró los ojos profundos y, con la deslumbrante luz de la ambulancia, pudo ver con claridad meridiana a la persona que tenía delante.

—Briana Aguinaldo. Tengo veintidós años, estudiante del último curso de Marketing en la Universidad Cornard.

Jairo se quedó sumido en profundas meditaciones, pensando que habría muerto si no fuera esta mujer valiente la que se había adelantado en el momento clave para salvarlo de aquellos matones.

«Me ha salvado, ¡pero yo la he violado! De justicia, tengo que ser responsable de ella de todos modos. Además, le he prometido que me casaré con ella antes de perder el control.»

Sin embargo, mirando a la lamentable mujer enfrente de él, Jairo se dio cuenta de que no tenía ningún interés por ella en absoluto.

Tras un momento de vacilación, se dirigió a Briana con el ceño ligeramente fruncido: —No te preocupes. Seré responsable de lo que te he hecho, ¿vale? No obstante, necesito algo de tiempo.

Luego le entregó una tarjeta de visita:

—Mi nombre es Jairo Figueroa. Señorita Aguinaldo, ya me acuerdo de usted. Me pondré en contacto contigo después de arreglar bien el asunto en cuestión.

Después de todo, acababa de obtener su certificado de matrimonio con Yolanda por la mañana y necesitaba tiempo suficiente para ocuparse de todo.

—No tienes que preocuparte por... —Briana bajó la cabeza y fingió sollozar en voz baja— Sé que no era tu intención verdadera...

Briana miró de reojo la tarjeta de visita que tenía en la mano: Jairo Figueroa, Director Ejecutivo de R&S.

Y esbozó una sonrisa muy ligera de triunfo en los labios que nadie podría notar.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un disparo en mi corazón