Cuando Briana la masajeaba suavemente en los hombros a su madre, esta última tomó su mano suavemente y tiró de ella para que se sentara a su lado.
—Niña, no estoy nada cansada. Por el contrario, tú debes estar cansada después de pasar un día entero en el hospital. El hospital me ha informado de que tienes signos de aborto involuntario, ve a descansar, ¿vale?
—Mamá, estoy bien. El médico se ha exagerado demasiado. Estoy todo bien —Briana dio masaje a las piernas de Malena.
—Briana, eres muy buena en masajear. ¿Dónde lo has aprendido? —preguntó Malena con curiosidad.
—Es que solía darle masaje a la directora del orfanato —Briana fingió hablar con un tono casual—. Había muchos niños en el orfanato, pero yo era la que le gustaba más a la directora.
Malena sintió una punzada repentina en el corazón tras de escuchar las palabras de Briana.
«Resulta que mi pobre hija ha estado tratando de complacer a los demás desde niña para poder vivir. ¿Ahora lo que ella está haciendo no es para complacerme? Tiene miedo a cometer errores, a enfadar a su padre y yo.»
Desde que su hija volvió a esta casa, Malena podía ver que era muy cautelosa cuando trataba con ellos.
Cada vez que Briana hablaba con ella, se mostraba bastante prudente, con los ojos claros de par en par, como si fuera una cachorra lamentable que tenía miedo de ser abandonada de nuevo, lo cual era muy angustiante para Malena.
La madre no pudo evitar abrazar a Briana y dijo mientras sollozaba:
—Lo siento, hija, todo es culpa mía. Te prometo que haré todo lo posible para satisfacer tu deseo...
Briana se acurrucó en los brazos de Malena, muy satisfecha.
—Niña, ¿hay algo que Jairo no quiere ocultarnos? —preguntó Malena porque la intuición le decía que las cosas no eran tan simples como elle pensaba.
Esto era lo único que ella podía hacer por su hija.
—Mamá, siento mucho haberte dejado preocupada tanto por mí.
Briana se metió su cabeza en el pecho de su madre y fingió sollozar. Sin embargo, en el interior se puso muy regocijada e incluso esbozó una sonrisa siniestra en los labios.
«¡Yolanda, nunca podrás imaginar que tu madre biológica se volverá contra ti por mí! Ay, me gustaría mucho saber cómo tu propia madre te obligará a divorciarte de Jairo y te echará de la familia Figueroa. Será muy agradable para mí que ustedes se odian entre sí.»
Malena, quien no sabía nada del plan vicioso de Briana, solo la abrazó en silencio, sumergida en la angustia.
Aunque tuviera que hacer algo en contra de su corazón, Malena haría lo mejor que pudiera para compensar a su hija.
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