Un disparo en mi corazón romance Capítulo 75

—¿En serio? —Yolanda levantó la vista para mirarlo con los ojos llenos de expectativa— Está bien, pues estaré presente el lunes.

Jairo se quedó sin palabras por un momento. Él sabía que esta mujer se quedaría atraída por el dinero.

—El lunes, después de que Yolanda haya asistido a la ceremonia, iremos al Registro Civil para presentar la solicitud para el divorcio. Eso es todo por hoy. Mamá, Cecilia, pueden irse ya —Jairo dijo finalmente con frialdad.

Estela se levantó y se alisó la ropa ligeramente arrugada. Hoy se sentía muy ofendida y quería ridiculizar a Yolanda para conservar su dignidad, así que se le acercó a ella y se aclaró la garganta.

Justo cuando iba a hablar, fue interrumpida por Yolanda.

Resultó que Yolanda había adivinado que Estela debía querer desahogar su descontento a través burlarse de ella. Al ver que Estela cuidaba tanto su vestir, dijo deliberadamente:

—Señora, tu falda está arrugada.

—¿Ah? —Estela se apresuró a mirar hacia abajo para arreglar su falda— ¿Cómo está ahora?

—Sí, ya está mejor. Señora, eres buena en vestirse —Yolanda dijo sonriendo.

Estela detuvo su mano de repente y recordó la burla de Ximena hacia ella: «¿Qué más puedes hacer aparte de maquillarse?»

«¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué presto tanta atención a mi vestido? ¡Yo debería dar una buena lección a esta zorra, en lugar de desarrugar mi vestido! ¿Cómo es posible que esta mujer me elogie la forma de vestir? ¡Me está ridiculizando como Ximena!»

Pensando así, Estela puso una cara bastante fea y avergonzada.

—Señora, ¿tienes algo más que decirme? —Yolanda tomó la iniciativa de preguntar.

—Es que... —Estela tartamudeó durante un buen rato sin poder pronunciar una frase completa.

Tal vez fuera el aura irresistible de Yolanda, o tal vez porque hubiera sido interrumpida repentinamente, Estela olvidó lo que iba a regañar.

Al principio, ella había querido dar una severa lección a Yolanda, pero no esperaba ser ridiculizada por ella al revés. Ahora, cuanto más pensaba en ello, más se enfadaba.

«¡Maldita sea! ¿Acaso tengo miedo a esta Yolanda? Yo habría podido humillarla, empero, ¿por qué me quedé pasmada frente a su aura?»

—Mamá, ¿por qué siempre cedes ante la abuela? ¿Acaso tenemos que soportar todo el tiempo? —Cecilia dio un golpe en volante, indignada.

—Es porque tu abuela tiene diez veces más acciones en el Grupo R&S que yo. Además, fueron ella y tu abuelo quienes habían establecido el Grupo R&S, y ella todavía tiene muchas influencias en la empresa.

—Ahora ella todavía sigue viva, nadie sabe el contenido de su testamento, y ella puede enmendarlo en cualquier momento, por lo tanto, no puedo ofenderla por el momento. Tenemos que contenernos como sea —Estela apretó los puños con tanta fuerza que sus largas uñas casi se clavaron en sus palmas.

—Deberé obtener una parte de acciones cuando ella muera, ¿verdad? —los ojos de Cecilia se iluminaron.

—Tu abuela posee el 20% de acciones del Grupo R&S, y yo solo tengo el 2%. Supongo que ella dejará el 10% a Jairo, mientras que tú y yo nos quedaremos con el 5% respectivamente. Para entonces, tendré el 7% de acciones en total y podré unirme a la Junta Directiva de R&S. Hija, ese día llegará pronto porque muy posiblemente tu abuela no puede aguantar ni este mes, por eso ten un poco más paciencia, ¿vale? —dijo Estela.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un disparo en mi corazón