Un esposo para Elizabeth (COMPLETO) romance Capítulo 15

Narrador.

—¡Aléjate de mi mujer!!! — gritó Edward llenó de ira

—¡No lo haré!! Yo la amo, y prometo hacer hasta lo imposible para separarla de ti —dijo Alex muy furioso por ver el descaro de Edward al reclamarle por qué según el Edward no tiene derecho de exigir nada después de haberle infligido tanto daño a Elizabeth.

—Te recuerdo que es a mi esposa a quien estás cortejando, y por ley ella me pertenece a mí, y no solo eso yo también la amo, y lucharé por su amor con cualquier idiota que quiera quitármela.

—¿Tu esposa? —dijo Alex, con un poco de burla en su voz—Te recuerdo que solo te casaste con Eliza solo por su herencia, y como si no fuera poco abusaste de ella.

Edward se sorprendió por lo último que le dijo Alex, se quedó pensando en cómo él lo supo, en cómo se enteró, ya que él investigó que Alex era casado y que Eliza lo había descubierto, y a decir por la forma en que Elizabeth lo trata formalmente, dedujo que se había enojado con él. Pero aquí el motivo era cómo y cuándo Alex había descubierto sobre de que él había abusado de Eliza.

Algo dolido por aquel recuerdo que inundó su mente. Con voz quebradiza, se atrevió a preguntarle cómo él lo supo.

—Co- Como sa- Sabes e- eso—pregunto Edward con dolor, tras recordar aquel día.

—Que cómo lo sé—dijo Alex sumamente enojado—Eso no te debe de importar, y es por eso que voy a luchar para que Elizabeth esté lo más lejos posible de ti.

Narra Melissa.

Estoy sentada en mi escritorio sacando el inventario de este mes con mi contable, ya tenía descuidada la tienda y la peluquería tengo que dedicarles más tiempo a mis negocios, aunque me agrada más estar al lado de mi dulzura no me puedo descuidar estoy teniendo muchas pérdidas y eso no es bueno para mí porque no quiero tener que pedirles nada a mi familia y mucho menos a mi hermano.

Mi madre me llamó para informarme que mi padre está mal de salud y pidió verme y aún no sé si ir o no, porque mi padre no se merece que yo mueva ni un solo dedo por él. Él fue muy cruel conmigo cuando se enteró de mi declinación sexual y desde ese día me echó de su casa y dijo que en su familia no habrá homosexuales y desde ese tiempo jamás lo he vuelto a ver, siempre que voy a Italia me hospedo en un hotel y llamo a mi madre para quedar en algún restaurante y poderla ver.

Hablaré con mi dulzura para que me acompañe para tener más valor de enfrentar a mi familia a su lado me siento más segura y lo importante es que tengo su amparo, ella se ha convertido en mi familia por qué no me juzga por lo que soy y siempre está para mí.

Narra Gregory.

Estoy de pie al lado de un ventanal de cristal, me estoy fumando un porro dejándome consumir por mis pensamientos, Elizabeth está consumiendo mi alma nunca me he obsesionado cómo lo estoy de ella, por momento pienso alejarme y dejar que ella sea feliz al lado de un hombre sin tantos baches como los que tengo yo, pero soy egoísta y muy posesivo siento cólera al saber que otro hombre podrá disfrutar de esos labios rosados y carnosos que muero por besar.

—Gregory amor que te tiene tan distraído— Escuché como la puerta de mi despacho se abría sin más, arrugué el entrecejo es que odio ser molestado Cuando estoy sumergido en mis pensamientos, pero Paulina siempre tiene esa mala costumbre de entrar sin tocar o sin avisar, entre abro los labios expulsando el humo con molestia.

—¿Quién te dejó entrar a mi casa? — le pregunté molesto tomando el vaso con ron que estaba en el escritorio bebiéndome todo su contenido de un solo trago.

—Acaso necesito permiso para entrar a la que será mi casa porque te acuerdo que yo seré tu esposa —dijo Paulina con su molesta voz cantarina.

Agarré la pistola que yacía en mi escritorio y se la puse en la cabeza.

—Chsss— le puse la pistola en los labios sin dejarlo terminar — tú sabe que no me gusta ser interrumpido — dije dándole suave por la cara —y dime cómo me piensas pagar esos dos millones de dólares—Le pregunté con un tono agrio.

—Dragón, señor yo no tengo como pagar todo ese dinero—me respondió con la voz temblorosa y mirando para los lados.

Dante, solo guardaba silencio mirando lo que sucedía y es que esto es normal en nuestro mundo el que traiciona a su jefe o no cumple con su trabajo se muere.

Miré a Dante y a Jeremías varias veces.

— Algo que no tolero es la incompetencia y no me gusta perder ¿y sabes que significa verdad? — le pregunté con dureza apretando la mandíbula mientras él asentía nervioso moviendo la cabeza

— significa que tendré que matarte a ti y también tendré que matar a Fabricio por qué tengo dudas de los dos y no me agrada dudar y todo lo que tiene que ver con pérdida es imperdonable para mí — le dije colocándole un silenciador a la pistola y dándole un tiro en cada pie, él cayó de rodillas ante mí y miraba a Dante con una mirada suplicante mientras yo apretaba el gatillo pegándole un tiro entre ceja y ceja. Un hilo de sangre se deslizó en medio de sus ojos y segundos después su cuerpo se desplomó muy cerca de mis pies.

¡¡Ese es tu lugar, maldita escoria!! Pensé caminando para darme un baño.

—Que limpien esa basura —le dije a Dante dejándolo solo con el cuerpo de Jeremías dentro de un pozo hecho por su propia sangre

¡¡Iré a ver a mi Elizabeth!! Pensé sonriendo mientras me duchaba

Antes de conocer a Elizabeth solo pensaba en sexo, alcohol y drogas.

Encendí mi Ford Mustang blanco lo puse en marcha dirigiéndome al portón el cual fue abriendo lentamente mientras me acercaba, puse el acelerador del coche haciendo que las ruedas rechinaran en la carretera Mientras Iba evadiendo cada coche que se cruzaba en mi camino hasta llegar a la casa de mi hermosa Elizabeth, me estacioné detrás de su coche y caminé hasta la puerta la cual se encontraba abierta, pero antes de llegar pude escuchar como Elizabeth discutía con alguien y le exigía que se fueran de su casa, al escuchar un grito de dolor proveniente de Elizabeth adelanté el paso viendo como un hombre sujetaba su brazo con fuerza y levantó su mano libre para golpearla y eso me causó mucha cólera, nadie le pone la mano encima a mi mujer y queda con ganas de contarlo.

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