Un esposo para Elizabeth (COMPLETO) romance Capítulo 5

Narra Elizabeth.

En estos tres días que llevo viviendo en la casa del diablo me la he pasado encerrada, anoche pude escuchar risas de mujeres al igual que ahora se escuchan varias voces, al parecer el diablo está teniendo una fiesta.

La señora Cristina me ha tratado muy bien a pesar de las advertencias de su jefe, ella me trae comida a escondidas de Edward, hoy me trajo un banquete lástima que yo no lo pueda disfrutar a plenitud porque al estar aquí no he dejado de pensar que me sucederá pienso que este tipo me quiere encerrar en algún tipo de internado de salud mental para poder doblegarme y quedarse con el dinero de la herencia.

Me arriesgué a salir de la habitación a llevar los platos porque me molestaba seguir con ellos sucios en mi habitación ya tenía tiempo esperando a que Cristina subiera a buscarlo, pero al parecer se olvidó de ellos o está muy ocupada, me sentía nerviosa de encontrarme con alguien, pero aun así tomé valor y seguí caminando para llegar a la cocina, pero mi camino fue interrumpido por Edward quien me miraba resoplando enojado.

—Quién diablos te dijo que podías salir de tu habitación —me dijo mirándome con desprecio y enojado.

—Yo-yo solo salí a llevar estos trastes a la cocina — le respondí asustada y él bajó su vista a mis manos y me manoteó la bandeja haciendo que se me cayera de las manos, rompiendo todos los platos y el vaso.

Aterrada me puse de rodillas para recoger los vidrios rotos, pero él me jalo del cabello con tanta fuerza, poniéndome de pie de nuevo y en ese momento es que me doy cuenta de que hay más personas junto a nosotros dos.

—Edward y está mona es tu nueva mascota, no sabía que tenías estos tipos de entretenimiento tan feo cuando fue que tus gustos cambiaron —dice un hombre que aparenta ser de la misma edad que Edward.

—Esta mona es una indigente que le estoy dando alojamiento en mi casa por unos días hasta que encuentre una casa de acogida— le respondió Edward mintiéndole a su amigo.

—Yo necesito una tarántula como está para presentársela a mi abuela como mi esposa —dice el mismo hombre y los demás empezaron a reír menos una chica muy hermosa.

—Porque diablo quieres asustar a tu abuela — le dice el otro hombre de piel morena.

—Ja, ja, ja, eso es lo que quiero asustarla para que me deje de molestar diciendo que me case, imagínate yo le muestro a esta chica fea y a ella le dará un infarto.

—Vete a tu habitación y no salgas nunca de ahí bicho raro — me dijo Edward agarrando mi brazo.

—NO ME TOQUES, NO ME TOQUES POR FAVOR — empecé a gritarle entrando en pánico.

—A mí tú no gritas estúpida — me gritó Edward furioso pegándome en la cara y sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca, mis lentes se cayeron en el momento que él me golpeó y la chica hermosa me agarró alejándome de Edward.

—Eres un monstruo Edward no ves que esta niña está enferma —le gritó ella enojada y yo sentí que su toque no me incomodo era la primera vez en muchos años que el toque de alguien me pareció normal sin sentir que me ensuciaba o quemaba mi piel.

—Loca es lo que está esa pendeja — dijo el ogro mirándome con desprecio.

—¿Cómo te llamas querida? — me preguntó ella de manera cariñosa ignorando al desgraciado de Edward.

—M-mi nombre es E-Elizabeth — le respondí bajando la mirada.

—Vamos que te acompañaré a tu habitación — me dijo caminando en dirección a mi habitación.

—¿Te puedo preguntar algo? — me pregunto ella deteniendo su andar.

—Si claro dígame señorita — le respondí jugando con el borde de mi camisa

—Mi nombre es Samantha, pero me puedes decir Sam — me dijo ella extendiendo su mano la cual dude en estrecharla una vez más— ¿Qué tipo de enfermedad padeces?

—Ok señorita Samantha, según el psicólogo de la escuela a la que asistía cuando tenía 9 años—me dijo que lo que yo tengo es un trastorno de hafefobia por eso no me gusta que me toquen ni tocar a nadie —le respondí muy tranquila, Samantha me hacía sentir seguridad a pesar de que acabo de conocerla.

—¿Te gustaría sanarte? — me pregunto aun agarrando mi mano.

—Claro —le respondí emocionada

—Entonces por qué no te quitas esos guantes y agarras mis manos para ver qué sientes al tocarme si ellos —me pidió Samantha la cual estaba muy animada, volví a mirar su mano, pensando en si tendría el valor de tocarla sin los guantes.

—Vamos anímate Eliza esa enfermedad solo está en tu mente — me dijo esperanzada.

—No puedo — le dije nerviosa.

—Piensa en algo que te provoque mucho enojo —me sugirió.

Pensamientos.

¡Elizabeth es un mosco feo, tú eres tan fea, pero tan fea que por eso los delincuentes que mataron a tus padres te dejaron viva para no tener pesadillas con un adefesio como tú, diré que mi esposa es una loca y yo gastaré todo tu dinero!

Pensé en todos los insultos que he recibido por parte de Edward y mi familia pensamientos que se repetían en mi cabeza una y otra vez, de mis ojos salieron dos lágrimas calientes, cerré los ojos, me quité los guantes y toqué su mano antes de arrepentirme.

—Ve que no fue tan difícil, recuerda que todo está en tu mente —me dijo sonriendo.

—Eres doctora — le pregunté esperanzada.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un esposo para Elizabeth (COMPLETO)