Una segunda oportunidad romance Capítulo 166

"Te encontré", dijo Kieran un rato después.

Después de hablar con Zac, yo había subido al tejado, con la esperanza de pensar y reflexionar a solas un rato mientras Kieran se duchaba. De momento, la tormenta solo se veía a lo lejos, ya que había caído con más fuerza durante la conversación anterior. Ahora, todo lo que podía ver eran los breves destellos de los relámpagos entre las nubes.

"Interesante lugar", musitó, mirando a su alrededor.

"Suelo sentarme aquí para echar un ojo", respondí en voz baja.

"Ya veo por qué. Tienes una buena vista del bosque... con la belleza adicional del cielo".

Entonces, me miró con algo en los ojos que hizo que me ardieran un poco las mejillas. Aparentemente, ni siquiera necesitaba hablarme o tocarme, simplemente su presencia y su mirada bastaban para provocarme escalofríos.

Me quedé mirándolo un momento, con un anhelo dentro del pecho, pero seguía sin entender por qué se había quedado. Después de todo lo que había aprendido sobre mí, después de todo lo que yo había hecho... de algún modo, no se había rendido conmigo.

Él todavía estaba aquí...

"¿Qué ves en mí, Kieran?", pregunté de repente, completamente de la nada. "Cualquier otro se habría rendido o habría huido. Pero tú... sigues volviendo, sigues creyendo en mí... sigues intentando estar conmigo. ¿Por qué...?",

Se mostró un poco sorprendido ante mi contundente pregunta pero, tras unos segundos de pausa, tomó una profunda respiración.

"¿Me lo preguntas por tu historia? ¿Ese... lado más oscuro de ti?".

Asentí en señal de confirmación, sin apartar la mirada.

Era algo que no me cabía en la cabeza y que necesitaba saber.

Lentamente, se acercó y se sentó a mi lado, tendiéndome la mano para que la cogiera. Se la tendí y vi cómo me pasaba suavemente el pulgar por la palma de la mano.

¿De verdad comprendía toda la historia de lo que habían hecho estas manos mías...?

"Desde que nos conocimos, supe que había algo diferente en ti", empezó. "Había una fuerza en tu interior que podías usar como te pareciera; para el bien o para el mal. Y aunque sabía que ese lado oscuro era fuerte, capaz de traer fácilmente la ruina si así lo deseabas, también vi algo más. Una luz. Que, en el fondo, había alguien que quería hacerlo mejor. Una chica que solo estaba herida y dolida, buscando respuestas donde fuera posible, todo para poder hacer lo que creía correcto".

El Kieran de la tercera línea de tiempo también me había dicho algo parecido. Y, sin embargo, él había vivido para arrepentirse de esa fe.

Pero antes de que pudiera concentrarme más en ese recuerdo, él inhaló un poco y su mano se detuvo contra la mía.

"Estoy seguro de que esta fuerza tuya puede lograr hazañas positivas que nadie más podría soñar. Vi en ti... a alguien que podría traer la paz a un mundo que ha visto demasiadas guerras. Una forma de salvar una división centenaria".

Luego, me tocó suavemente la barbilla, inclinándola para que lo mirara.

"Esa es la persona de la que me enamoré. Esa chica que quiere seguir luchando por las razones correctas, aunque sea difícil".

Estaba completamente perdida en su mirada, demasiado absorta en todo lo que decía como para moverme siquiera un centímetro. Fue como si, por un momento, solo existiera él. Solamente su presencia a mi lado.

"Y así, a pesar de todo lo que ha pasado, sigo intentándolo, sin rendirme nunca. Puedes perder el rumbo y desviarte, pero la persona a la que amo sigue ahí. Solo tiene un poco de miedo... aunque ella no quiera admitirlo".

No esperaba que dijera algo tan profundo como eso. Me golpeó mucho más fuerte de lo que podría haberme preparado. Tanto que de repente sentí que la humedad empezaba a picarme en los ojos.

Sin embargo... antes de que pudiera encontrar mi voz, él procedió a soltar mi barbilla y volvió a mirar mi mano en la suya.

"Mi hermana encontró dolor y venganza en la muerte de nuestra madre", continuó, con un tono dolorido. "Quiere ciegamente justicia por todo lo que el otro bando le infligió. Y no puedo decir que conozca tan bien a Clarissa, pero me parece que Allison y ella podrían tener más en común de lo que les gustaría admitir. Ambas parecen ver solo el odio nacido de sus historias. Detener el ciclo, prevenir otra guerra... eso es lo más importante para mí. No quiero ver otro mundo donde perder a los seres queridos sea simplemente un precio obligatorio de la paz".

"Kieran...", susurré, apenas capaz de pronunciar una palabra.

Por dentro, sentí que me ahogaba.

"No eres un 'diablo', Rae... Solo estás confundida y no te culpo. Estás atravesando un infierno con el peso de miles de vidas sobre tus hombros, por no mencionar que lo haces mientras voces por todas partes te dicen lo que debes hacer".

"¿Y qué me está diciendo tu voz...?", le pregunté. "¿Que me convierta en un héroe y salve a todo el mundo de la guerra? ¿De una Diosa? ¿No es eso otra presión desde otra dirección?".

"Yo solo... quiero que hagas lo que creas correcto", dijo. "Que seas la persona que tú, y quiero decir tú, quieres ser. No la persona que alguien más te dice que seas. Entonces, incluso si todos morimos... al menos podrás decir que fue sin remordimientos. Yo moriría feliz a tu lado con ese conocimiento".

"¿Pero no te doy miedo?". Un pequeño ceño se formó entre mis cejas. "¿Saber que he vuelto varias veces, que te he hecho... cosas indescriptibles a ti y a otros?".

Lo escuché suspirar y volví a levantar la vista para verlo tensar un poco la mandíbula.

"No tengo recuerdos de eso porque no era yo", respondió. "Lo único que yo sé es que hace dos meses conocí a una chica en una fiesta que ni siquiera sabía lo que era, ni quién era yo, y que me miró como si fuera un ciervo en busca de ayuda. Y prometí hacerlo. Yo... confío en ti, Rae".

Esto hizo que una pequeña risa sin gracia me abandonara por un segundo.

"Definitivamente no deberías", dije. "Ni siquiera yo confío en mí".

"Bueno... tal vez deberías empezar por ahí", respondió, cortando mi humor con una respuesta seria.

Y supe que tenía razón.

Él siempre había sido demasiado perceptivo, capaz de ver más allá de cualquier muro que yo levantara entre nosotros. Kieran incluso se había dado cuenta de quién era en realidad antes que yo. Pero pensar que había visto algo en mí, que ni siquiera sabía que existía... iba más allá de lo que yo consideraría una capacidad de observación normal.

"¿Cómo estás tan seguro de esto? Sobre mí... ¿Sobre todo esto?", pregunté. "No entiendo cómo puedes saber tanto sobre mí. Podrías estar inventándotelo todo para que te crea".

Pero su labio finalmente se resquebrajó en una pequeña sonrisa, mirándome con una expresión suavizada.

"Lo sé... porque tú me lo dijiste", dijo. "O, mejor dicho, me lo dijo tu loba".

"¿Mi loba...?".

Hace tiempo que no consideraba la posibilidad de conectarme con aquella bestia. Su presencia me seguía pareciendo inestable, algo de lo que desconfiar si no mantenía la guardia alta.

"Si alguna vez intentaras formar un vínculo con ella, uno de verdad, sabrías de lo que hablo", me explicó. "Sabrías cómo existe esta... conexión que sientes con tu pareja. A diferencia de cualquier otra cosa. Que si te abres al sentimiento, puedes aprender mucho sobre la otra persona".

¿Podría realmente hacer todo eso? ¿Permitirme una ventana al verdadero ser de Kieran? Seguramente, mi loba estaba demasiado inestable para intentar algo así.

Excepto que una parte de mí quería saber si era realmente posible...

"Muéstrame...", susurré.

Y, muy suavemente, pasó sus dedos por mis párpados para cerrarlos.

"Cierra los ojos...", me ordenó. "Y respira. Es importante que respires con calma".

Seguí sus instrucciones con vacilación, confiando plenamente en él. Podía sentir una burbuja de nervios surgir dentro de mí por ceder a la presencia de la loba, pero traté de superarla.

"Ahora, siente a tu loba, encuéntrala...".

Y busqué en esa parte de mi mente, el lugar donde la había empujado a permanecer oculta. Me saludó, pero pude percibir su reticencia a establecer contacto.

"¿La ves?", preguntó.

"Sí...".

"Ahora, concéntrate en ella, siente sus pensamientos y emociones. No hay necesidad de ponerte tensa, el objetivo aquí no es transformarte. Esta actividad es simplemente... conectar y entenderla".

Hice mi mejor esfuerzo para relajarme, llegando hasta la loba en mi interior.

Para extender una mano por primera vez.

"Ella eres tú", recordó Kieran suavemente. "No hay razón para tener miedo".

Yo... Ella era... yo.

Y yo era ella.

No un "eso" o una "bestia", como me refería a ella con frecuencia... sino simplemente una parte de mí.

Pero, aunque éramos iguales... ella tenía su propia individualidad. Sus propios sentimientos. Una extensión o manifestación de mis emociones más profundas.

Ella había estado llorando durante semanas, desesperada por atención hasta el punto que había considerado tomar supresores una vez más. Pero, como Myra había mencionado, estos problemas solo apuntaban a un conflicto mayor dentro de mí.

Todo estaba empezando a oscurecerse y mi visión se desvanecía...

"¿Rae...?". Escuché débilmente a Kieran preguntar, preocupado.

Pero yo no podía hacer nada. Estaba completamente paralizada mientras caía en la inconsciencia. Había oscuridad por todas partes, como un agujero negro que me atraía.

Y, antes de que pasara mucho tiempo, ya no me encontraba en el tejado de la casa de Zac... sino en un bosque.

En un bosque oscuro... corriendo. Como una loba.

Mi pelaje oscuro y mis temibles ojos eran todo lo que podía ver mientras corría a través de los árboles, intentando encontrar algo... o a alguien con urgencia.

Había algo extrañamente familiar en toda la escena mientras yo miraba como una espectadora, viéndola correr cada vez más rápido, sin mostrar signos de desaceleración. Casi como si hubiera estado aquí antes... o visto esto mismo con anterioridad. Pero, ¿cómo es posible?

Oh...

Mi sueño...

Este había sido mi sueño todas esas semanas atrás. La noche en que Miles Kennedy murió, recuerdo haber tenido una visión de mi loba corriendo así por el bosque. Había estado corriendo hasta que se encontró con...

Una mujer con capa.

Y tal como lo recordaba, los mismos eventos se desarrollaron ante mí. Fui testigo en silencio de cómo mi loba se detenía y se tumbaba ante la figura, que procedió a levantar el brazo lentamente.

"Rheyna", me dijo la mujer, asomando su barbilla femenina desde el interior de su capa. "Por favor, acércate. No quiero hacerte daño".

"¿Quién eres?", me oí preguntar.

Pero, por extraño que parezca, no era yo quien le hablaba físicamente. Casi como si...

Como si fuera un recuerdo.

¿Pero cómo? Eso era imposible. Si mi loba y yo estábamos presentes aquí como entidades separadas, entonces ¿cómo podía ser esto real? ¿Era posible tener un recuerdo de un sueño?

Sin embargo... tenía la extraña sensación de que esto no era solo un sueño.

"Disculpa, no pretendía asustarte", respondió la mujer. "Solo tuve un breve lapso de tiempo para localizarte. Lamenté enterarme de tu muerte... otra vez".

"Te pregunté quién eres", insistí, con un tono defensivo.

Así que estaba muerta... Esto debía de ser un recuerdo de cuando había muerto, posiblemente justo antes de que Clarissa me trajera de vuelta. ¿Pero en qué línea de tiempo? ¿Y quién era esa persona?

¿Selene? ¿Clarissa? ¿Alguien más...?

Aunque, independientemente de quiénes fueran, había algo en ella que parecía... poderosa. Sin lugar a dudas.

La mujer soltó una ligera risita ante mi escepticismo y avanzó varios pasos poco a poco, acortando la distancia que yo parecía haber dejado a propósito.

"¡Oye! ¡Dime quién eres!", me oí gruñir, alejándome.

Y fue entonces cuando la dama detuvo por fin su paso, sin querer angustiarme más.

Levantó el rostro hacia mí con confianza y, con un último movimiento, se quitó la capucha de la capa... dejando al descubierto el brillante cabello plateado que había quedado atrapado bajo ella.

Era... impresionante. Una elegancia en sus rasgos como nunca había visto antes, una fuerza en sus ojos violetas que hipnotizaba y aterrorizaba a la vez.

Y se parecía inquietantemente a Clarissa... aunque extrañamente diferente.

"Me alegro de conocerte por fin, Rheyna", dijo con suavidad.

"Mi nombre es Aria...".

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una segunda oportunidad