Una segunda oportunidad romance Capítulo 59

'Tan guapo', pensé mientras veía a Cai dormir a mi lado.

No estaba segura de cuánto tiempo había dormido, pero cuando me desperté, lo encontré a mi lado. Se veía tan tranquilo, su cabello se había despeinado mientras su pecho subía y bajaba suavemente. Podría quedarme viéndolo por horas.

Perdí la noción del tiempo mientras recordaba lo que había sucedido la noche anterior, pero pronto Cai se empezó a mover a lado mio. En su sueño, un mechón de pelo cayó sobre su cara y no pude evitar extenderla mano y cepillarlo suavemente para ponerlo en su sitio. Era tan sedoso al tacto.

Cuando mis ojos regresaron a su cara, me quedé helada al darme cuenta de que estaba despierto y me observaba.

"Buenos días", murmuró con sueño mientras me acercaba a él.

Me había quedado dormida en una de sus camisetas, pero aún podía sentir su calor a través de la tela. Si no fuera por la confusión de sus palabras, me habría derretido a su tacto de buena gana. Pero aquel sentimiento de molestia en mi mente me lo impidió y me obligó a oír bien lo que había dicho. ¿Cómo podía ser todavía de día si sabía que había dormido al menos unas horas?

"...¿Buenos días?", pregunté lentamente. "¿Cuánto tiempo dormí?".

"Un poco más de un día. Estabas muerta para el mundo, en estado de coma".

Me tensé inmediatamente al darme cuenta de que, si eso era cierto, había desaparecido sin previo aviso durante más de un día entero. ¿Se habían asustado mis padres? Sabía que estaba agotada por usar esa nueva autoridad, pero no me había dado cuenta de que estaría tan ida durante tanto tiempo. El desgaste de mi cuerpo debía de ser mucho más grave de lo que pensaba.

Me senté y supe que tenía que irme cuanto antes. Si ya había gente buscándome, ese era el último lugar donde debían encontrarme.

"¡¿Por qué no me despertaste?!".

Intenté salir de la cama, pero él me retuvo con su brazo alrededor de mi cintura.

"¡Relájate! Ya me encargué de todo. Le dije a tu asistente que estabas a salvo, pero que habías tenido una noche difícil y que te quedabas con un amigo".

Me giré para mirarlo. "... Nadie puede saber que estoy aquí, Cai".

Con un suspiro somnoliento y sin inmutarse por mi estrés, se puso en posición sentada para abrazarme más fuerte. "Me imaginé que dirías eso, así que le dije que fuera discreta con la información".

Tardé unos segundos en procesar completamente sus palabras, pero finalmente exhalé aliviada al saber que Lucy se inventaría una excusa adecuada para apaciguar a mis padres. Al menos no había ningún grupo de búsqueda para mí.

"Vamos", dijo mientras me guiaba para que volviera a tumbarme.

Me acercó a su pecho una vez más para que estuviéramos cara a cara y me besó suavemente la frente en el entrecejo. Ya podía adivinar lo que estaba pensando.

"Te preocupas demasiado", refunfuñó, lo que confirmó mi sospecha.

"Tienes que tomarte esto en serio, Cai", dije en voz baja. "¿Te das cuenta de lo que pasaría si la gente se enterara?".

"Soy consciente", respondió para mi sorpresa.

"...Si lo sabes, ¿por qué me buscaste, en primer lugar?... ¿Por qué volver a Neblina Invernal?".

Sus ojos tenían una mirada seria con una vivacidad que rara vez veía. Era como una persona diferente cuando estaba así de concentrado, lo que contrastaba con su forma de ser normalmente juguetona.

"Porque es evitable", dijo. "Los problemas están en torno a nuestras posiciones y a Aleric, ¿verdad? Hay maneras de evitarlo".

Lo miré con incredulidad. Si conocía tan bien las consecuencias de esto, entonces estaba tan loco como yo por tratar de hacerlo.

"... ¿Realmente vale la pena empezar una guerra por estar conmigo, Cai?".

Evitó mi mirada mientras quedaba sumido en sus pensamientos. "... Tal vez", dijo de forma distante.

Su mirada se suavizó y volvió a su comportamiento normal. "Tal vez... Bueno, ya que uno de los problemas es por mi estatus a futuro, entonces tal vez... lo deje ir. Personalmente, creo que perdí mi vocación en la vida para convertirme en esposo de ensueño. Puedes ser quien trae la comida a la mesa de la familia Beta si realmente lo quieres".

Incluso si estaba bromeando, aún lo miré con incredulidad. Realmente estaba loco.

"Cai, no puedes abandonar tu manada así como así".

"Ser un alfa parece sobrevalorado, pero bueno, está bien", dijo, ya sin intentar ocultar su sonrisa de satisfacción. "¿Pero quién dijo que te querría como mi Luna, de todos modos? Probablemente lo harías fatal. Solo los que tienen siete años de experiencia como Luna deben solicitar el futuro puesto de entrada que se ofrece en la manada de Lago Plateado. Por desgracia, le falta un año para cumplir el requisito mínimo de solicitud, señora".

Le golpeé el hombro y empecé a pelear juguetonamente con él para su diversión. Sin embargo, me sujetó rápidamente entre sus brazos, riéndose todo el tiempo.

"Pero en serio", dijo, finalmente continuando. "No me molesta. Si eso significa estar contigo, estoy feliz de hacer lo que sea, Aria".

"Entonces estás tan loco como yo", respondí. "Esta es literalmente la peor decisión que he tomado en mi vida y he hecho muchas tonterías últimamente".

Se encogió de hombros. "Posiblemente, posiblemente".

"... Realmente no veo la manera de que podamos hacer nuestra relación pública…".

"Shhh", dijo mientras silenciaba mis labios con un beso. "Disfrutemos del momento por un segundo. Tenemos mucho tiempo para discutir si lo hacemos público o no. Y además, no es realmente una discusión cuando podría simplemente....". Comenzó a besar desde mi pecho, luego pasó a lo largo de mi hombro... hasta que pude sentir su cálido aliento en mi cuello. "... Hacer esto."

Me lamió el lado de mi cuello, el lugar exacto donde iría la marca de la pareja, y un escalofrío de placer se extendió por todo mi cuerpo. Podía imaginarlo tan claramente y sabía lo increíble que sería llevar esa marca. Nos uniría de una manera que nadie más podría comparar.

Aquella marca era la manera en que las parejas completaban su vínculo, un requisito para demostrar su pleno compromiso y convertirse en uno. Pero la marca tenía sus propias desventajas. Una de ellas era que si pasábamos por un rechazo de pareja después de la marca, el proceso podría matarnos. Nuestros lobos probablemente no sobrevivirían a la intensa angustia asociada con el rechazo de una pareja ya completamente unida, un rechazo considerado más doloroso que la propia muerte.

Sin embargo, aparte del rechazo, una marca significaba que no podía haber otra pareja hasta que uno de los vinculados muriera. Era algo incuestionable, definitivo. Y aunque la muerte normal de una pareja era dolorosa, no significaba que la parte superviviente muriera también como durante el proceso de rechazo.

Significaba que mi vida estaría totalmente ligada a Cai y, por extensión, a su manada, algo que Tytus querría evitar a toda costa... Y, sin embargo, una parte de mí quería que lo hiciera. Para acallar cualquier duda en mi mente sobre si estar con Cai estaba bien, porque en ese momento sería demasiado tarde. Al quitar esa elección, de cierto modo me liberaría.

"... Cai", gemí con la batalla interna que se libraba en mi interior mientras él seguía besándome a lo largo de esa zona del cuello. "... Deja de hacer eso". Fue una petición débil.

"Oblígame", respondió.

Sabía que en realidad no lo haría, no allí y definitivamente no ese día, pero la excitación que me causaba era involuntaria. Esa sensación de saber que estaba tan mal que lo hacía sentir aún mejor, como si estuviera tentando al destino.

Sentí que su mano se deslizaba por debajo de la tela de la camisa que llevaba, recorría mi cintura y subía hacia mi pecho. Esas sensaciones que me provocaba, ese... intenso... deseo de estar cerca de él, como si fuera una fuerza de la naturaleza que me atrajera por la gravedad... Era embriagador. Cuanto más cerca estaba de mí, cuanto más me tocaba, más sentía que mi adicción a él aumentaba.

Y así, cuando procedió a tomarme como lo había hecho la mañana anterior y forzó mi cuerpo a sentir picos inimaginables, supe que solo estaba cayendo en un hoyo del que debí haberme alejado.

... Y sin embargo, cuando volvimos a estar completamente agotados, envueltos en los brazos del otro, no pude evitar querer más.

"Si pudieras estar en cualquier lugar...", me pregunto Cai con dulzura mientras me pegaba a su cuerpo. "Haciendo cualquier cosa ahora mismo en un mundo ideal, ¿dónde estarías? ¿Qué estarías haciendo?".

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una segunda oportunidad