VEN A MIS BRAZOS romance Capítulo 17

Bella miraba el brillante anillo que llevaba en la mano y sus lágrimas casi se llenaron de los ojos. Sólo tenía veinte años y aún era una niña que anhelaba el romance, le encantaba ver dramas de amor y además tenía muchas fantasías de enamorarse con alguien. Una propuesta romántica y un vestido blanco de boda era la escena con la que todas las chicas crecían fantaseando.

¡Y este viejo! La cogía la mano y la ponía el anillo durante sólo tres segundos. Y lo peor era que había sido tan grosero. Bella sabía que ese hombre sólo la estaba utilizando, que era un matrimonio falso, pero, aun así, ¡no podía ser tan indiscreta, pensando que fuera una chica fácil!

Antonio no esperaba que reaccionara así y frunció el ceño:

—¿Y Qué? ¿Cómo quieres que te lo ponga? Te lo pongo de nuevo.

—¡No, gracias, una vez ya es suficiente para mí! —Bella recibió la mano con fuerza.

De todos modos, el anillo, en cuanto terminaba la fiesta se lo quitaría y se lo devolvería a este viejo.

Se enderezaba el traje, Antonio la recordó a Bella:

—Cuando vayamos al banquete, hay una cosa en la que tienes que cooperar conmigo.

Bella preguntó impacientemente:

—¿Qué?

No quería cooperar, ¡con qué tenía que cooperar!

—Tienes que anunciar a todo el mundo que eres la madre del niño. —Antonio dijo con calma.

—Tienes que decirles que hemos estado saliendo en secreto desde cuando tenías dieciocho años, y que el niño es tuyo.

Al escuchar esto, Bella se río y dijo burlonamente:

—Presidente Antonio Campos, ¿por qué tengo que ser la madre del niño, no tiene nada que ver conmigo, así que ¿por qué tengo que aceptar una cosa tan absurda. Yo aceptaba casarme contigo, sólo acepto ser como tu esposa, ahora me pides que admita como ser madre de un niño bastardo, ni hablar, imposible.

Antonio miraba a Bella, dijo con una sonrisa amenazante.

—Esta trampa me lleva tiempo esperando, ¿no?

Bella se asustaba un poco, dio un paso atrás y replicó:

—Pensaba decírtelo, pero no tuve la oportunidad de hablar contigo, así que aprovechamos esta oportunidad para aclarar las cosas. El matrimonio, vale, ya me da igual, pero no voy a ser la madre de este niño bastardo, y no voy a cuidar de él tampoco, ni voy a ser su madrastra.

Antonio fruncía los labios y la miraba.

—¿No sabes que me casé contigo es solamente por el niño, ¿tú qué crees?

—No tengo ni idea. —Bella dijo sin concesiones:

—Sólo me hablaste de casarnos, no mencionaste nada a tu hijo.

Bella estaba un poco enfadada de verdad, ¿por qué el tipo no buscaba a la madre verdadera del hijo? ¿Para que tenía que fingir ser la madre del niño?

Un matrimonio sin sentimientos era terrible, sin embargo, ella aún no lo sabía. Ella tenía que luchar por sus derechos para salvarse a sí mismo. Esto era lo que ella había pensado antes de aceptar casarse con ese hombre.

Antonio miraba a Bella. ¿No estaba de acuerdo? Esta chica ahora de repente quería hablar de cambiar de las condiciones con él, ¿en serio?

Debería estar enfadado ahora, furioso incluso, debería castigar a esta niña poco fiable, que buscaba esas excusas baratas. Pero Antonio estaba tranquilo, sentía además que esa Bella era como debía ser. Si fuera una buena chica, no sería verdadera ella.

—Cuéntame tus condiciones. —Se sentaba en el sofá, doblaba las piernas y preguntó:

—Necesito que reconoces que eres la madre del niño, ¿qué condiciones tienes?, dime.

Bella hacía tiempo que había redactado un contrato, y en ese momento se mostró generosamente a él, y mientras llevaba su bata hacia él.

—Muy bien. Ya ves que en el futuro tendremos que vivir juntos aclarar las cosas primero es importante, y es por nuestro bien.

—Jaja. —Antonio, dijo con gran interés.

Bella pasaba de su mala actitud, cogió su bolso, sacó el documento impreso y dijo:

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