Antonio nunca había sido fácil de tratar, esto era bien conocido tanto en el mundo de los hombres de negocios, como en el de los políticos. Provocarle nunca acababa bien, incluso si alguien le había provocado sin querer, igual te podía casuar problemas graves. Nadie tenía ese coraje a molestarle a este Antonio, a menos que fuera una niña inmadura. Claro la niña no creía que sus acciones desafiaran a Antonio.
¿Desafío? ¿de dónde venía desafío? Sólo quería tener una buena charla con su futuro marido, sobre la construcción de una buena vida matrimonial juntos.
—Aceptaré todas sus condiciones. —Dijo Antonio, y antes de que la niña se pusiera contenta añadió:
—Pero también tienes que acatar las reglas de la familia Campos.
Bella estaba confundida de repente, había escuchado que las familias ricas tenían muchas normas para respetar, pero no tenía ni idea de esas cosas.
¿Las reglas que dijo Antonio eran que quería que fuera una buena ama de casa y que no saliera de casa? Bella pensaba al instante en una escena de lucha de poder entre esas mujeres ricas como la de las novelas.
—No te preocupes, seré una buena chica. —Bella dijo con seriedad.
—No sólo eso, tendrás que someterte a un entrenamiento nupcial de la familia Campos, aunque te casas conmigo por accidente, no puedes dejar que los demás se rían de mí por casarme con una estúpida, así que un entrenamiento nupcial es necesario.
—¿Entrenamiento de novias? ¿Para qué? No he oído nunca de entrenamiento de novias. —Bella sospechaba.
Antonio sonrió y dijo:
—tampoco va a ser demasiado difícil, sólo es para enseñarte como ser una mujer amable, educada, respetable, te ayuda a ser una chica perfecta.
Bella se quedaba sin palabra.
«¿Soy una estudiante de primaria? ¡Y necesito ser una chica perfecta!»
Mirando a Antonio, Bella se ponía mala cara, y dudaba:
—Muy buena intenta, ¿es para buscarme problemas, ¿no?.
Las cejas de Antonio se desvanecieron:
—Si me prometes lo del entrenamiento, firmaré el acuerdo inmediatamente. Si no, este acuerdo es un papel para siempre.
Bella no tenía nada para decir.
Sin embargo, Antonio tenía que reconocer que buscarla a esta niña problema, era igual que ponerse problemas a sí mismo. Pero Bella no tenía nada que temer, si tenía el coraje de poner esas condiciones a él, lo tenía también para aceptar el desafío.
—Muy bien, estoy de acuerdo, solo es un entrenamiento nupcial, venga lo ponemos.
De todos modos, él no podía hacer nada si no pasaba el entrenamiento. Los dos cambiaron de algunos detalles más del acuerdo, y luego lo firmaron. Después de la firma del pacto, Bella levantó la cabeza y dijo con orgullo a Antonio:
—Presidente Antonio, Siempre eres bienvenido a hablar sobre el divorcio conmigo y definitivamente estaré de acuerdo.
Antonio sonrió y dijo:
—Yo también te doy la bienvenida a hablarme de divorcio en cualquier momento, y además definitivamente no estaré de acuerdo.
Bella estaba pensando secretamente.
«Veremos cómo te hago sufrir, no tengo miedo de que no te divorcies de mí para entonces.»
En cuanto el reloj dio las siete, Bella y Antonio subían juntos al coche. Bella sacó su teléfono del bolso a leer las noticias de Facebook y de repente veía que los titulares del día, las ultimas noticias eran todos sobre Antonio.
«¡Sorpresa! Un romance clandestino del presidente del Grupo Campos.»
Bella tenía una sensación ominosa, hizo clic en el enlace a leer las noticias y veía:
«El hijo ilegítimo no es un hijo ilegítimo. El amor clandestino del presidente del Grupo Campos quedó al descubierto, la esposa era una compañera desde la infancia, y se habían comprometidos en secreto hace tres años.»
—Dios. —Bella sacudida la cabeza y dijo a Antonio:
—Oye, viejo, mira las noticias sobre ti. !Estos medios de comunicación cómo exageran las cosas! La esposa es tu compañera de la infancia que crecieron juntos.
—Soy yo, el que envió a la gente a escribir esta historia. —con voz fría dijo Antonio, su cuerpo olía ligeramente a perfume, sin embargo, la potencia resultaba algo agresiva, con un tono refrescante.
«Bueno, igual es mejor no crear problemas esta noche, voy a hacer el papel de una buena esposa y no le voy buscar problemas a Antonio.»
Nada más entrar en el salón, Bella veía de lejos a Amaya Molina con un vestido rojo. Amaya tapaba su boca y sonreía ligeramente, abrazando a Eduardo Campos y apoyándose en él tiernamente.
Bella recordaba a la habitual cómo era esa Amaya, que había llevado trabajando durante tres días y tres noches en seguidas, para terminar un diseño. En esa época ella parecía una vagabunda en la habitación, sobre todo su forma desaliñada en que bostezaba con la boca abierta.
Amaya miraba hacía ella. Las miradas de las dos hermanas se encantaraban en el aire, y después de tres segundos, cada una se separaba en silencio, Bella levantaba las comisuras de su boca, revelando una sonrisa mientras tomaba el brazo de Antonio y se inclinaba hacia él.
Antonio levantó las cejas:
—Aunque tú y tu hermana no sois hermanas de sangre, hay algo en ti que se parece mucho a ella.
—Por supuesto, tenemos la misma madre.
Había mucha gente en el banquete y Antonio no se detenía, andaba directamente hacía una habitación con Bella. En la habitación, el Señor Campos esperaba ansiosamente que su nieto trajera a la novia. Al oír que llamaban a la puerta, el anciano resistía el impulso de levantarse y abrir la puerta él mismo, pidió al mayordomo que la abriera. Cuando la puerta se abrió, Antonio y Bella entraron.
—Hola Campos, ella es Bella.
Bella siempre era muy lista, y antes de que Antonio seguía sus palabras, habló con dulzura:
—Hola Señor Campos, mucho gusto, es la primera vez que nos vemos, ha sido un placer de conocerle.
El Señor Campos sonría con la cara de feliz.
—Bien, bien. Cuando Amaya vino esta tarde, ya me trajo tu regalo. Tu regalo me gusta mucho, eres una buena chica.
A Antonio le sorprendía.
—Un regalo, ¿qué regalo? Por qué no tengo ni idea.
«¿Esta chica ha preparado un regalo para mi abuelo?»
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