PDV Teresa
Tomas, Vincent, Sasha y yo permanecimos en el parque hasta muy tarde, nos fuimos casi en la noche cuando Vincent finalmente nos dejó ir a nuestras casas.
Al final no pude llevarme muy bien con Sasha, esta última parecía algo hostil conmigo, me termino desagradando un poco por eso, pero decidí ignorarlo.
Pasaron un par de días y dentro de poco llego la fecha para la celebración del restaurante de Vincent, este último para poder captar más clientes hizo una pequeña campaña publicitaria.
Fue bastante efectiva, el día en cuestión vino mucha gente, más de lo que pensábamos.
Yo asistí al evento junto con Tomas por puro ocio, pero debido a que varios empleados terminaron ausentándose y por la gran cantidad de gente que termino asistiendo, al final tuve que ponerme a ayudar.
No fui la única, necesitábamos manos, mi hermano y mi madre me convencieron a mí, y yo convencí a Vicent, Daisy, Mía y Toma de unírsenos, estos 4 habían asistido por las mismas razones que yo, pero al final tuvieron que dejar eso de lado y ponerse los uniformes.
Vincent y Daisy fueron los más fáciles de convencer, pero Mía y Tomas no les agrado mucho la idea de ser mesoneros y tomar las ordenes.
De todas formas al final se pusieron los uniformes y se pusieron a ayudar, Tomas y Vincent se vean muy bien con los uniformes de mesoneros, estos eran normales pero ellos los hacían lucir.
Mi hermano se juntó con todos los empleados, incluido nosotros y empezó a repartir instrucciones, tardo un poco hasta que los despacho a todos.
—Tomas ¿Quieres apostar conmigo? —le pregunto Vincent a este último.
— ¿Qué tienes en mente ahora?
— ¿Qué piensas de ver quién de los 2 puede obtener más números de las chicas sentadas en las mesas? ¿Quieres apostar por quien de los 2 gana?
— ¡Vincent! Deja de perder el tiempo y ve a trabajar, ya todos los demás se fueron, dejen de perder el tiempo y vayan —me acerque a los 2 y los empuje desde atrás.
Le eche una mirada resentida a Vincent, este último solo me miro divertido.
—No tienes que tratarme así Teresa, Mía tampoco ha salido todavía y no veo que la regañes a ella.
—Deja de ver lo que hacen otros y piensa en lo que haces tú, ya salgan, y no trates de ligar con las clientas mientras están aquí, estás trabajando, recuérdalo.
—Bien, bien, cielos, de mesonero en mi propio restaurante, ¿Qué diría mi padre si me viera? —dijo Vincent con sarcasmo, antes de que él y Tomas salarian a atender las mesas.
Después de eso último, me fui a buscar a Daisy y Mía, estas 2 todavía no habían salido.
Las encontré instantes después, Mía todavía estaba en los vestidores, y se estaba colocando el uniforme.
— ¿Todavía estas con eso? Pensaba que estabas lista ya —exclame en cuanto vi a Mía.
—Lo estaba Teresa, pero tuve que cambiarme varias veces de uniforme —me contesto Mía.
— ¿Por qué?
—Le quede apretado en cierto lugar Teresa —me dijo Daisy.
— ¿En cierto lugar? ¿En dónde?
—Aquí.
Daisy se señaló su pecho al decir eso último, su mirada era resentida.
Entendí por qué colocaba esa expresión cuando hizo eso.
—También me queda un poco holgado en el área de la cintura, me eh puesto varios, pero me quedan iguales —me dijo Mía.
—Solo ponte el que te sea más cómodo, solo estarás un par de horas aquí, no necesitas que te quede perfecto.
Busque un uniforme de mi talla, Mía y yo éramos de similares alturas… su pecho era… más grande que el de Daisy y el mío, y su cintura era un poco más fina, pero debía quedarle bien.
Le di mi uniforme a Mía y esta se lo coloco rápidamente, el área del pecho seguía igual, me dio una leve envidia antes de recordar que debía salir a trabajar.
Mía se mostró algo renuente a salir, pero con esfuerzo logre sacarla de los vestidores para que atendiera a los clientes de las mesas.
— ¿Crees que sean reales? —me pregunto Daisy mientras veía salir a Mía.
— ¿A qué te refieres?
— ¿A que más Teresa? A sus tetas ¿Crees que sean reales?
—No lo sé.
—Unos amigos me dijeron que si rebotaban mientras camina, es que son reales, si no pasa eso, entonces son falsos… ¿Quieres comprobarlo?
—Daisy, no tenemos tiempo para eso ahora, hay bastante gente y debemos ayudar, vamos.
Tome de la mano a Daisy y Salí junto con ella, los demás ya estaban haciendo lo suyo, mientras trabajaba le eche unas miradas a Tomas, él, Vincent y Mía eran el centro de atención en el restaurante.
En especial Mía, los hombres no paraban de mirarla, algunos se atrevieron a ver si podían lograr algo con ella mientras los atendía.
Mi hermano se mostró resentido todo el tiempo que vio esto, quería meter a Mía en la cocina para que ayudara allí en lugar de ser mesonera, no sabía que tan bien cocinaba ella, preferí no arriesgarme y lo convencí a duras penas de evitar que hiciera eso.
Tener a una chica como Mía atendiendo las mesas sería bueno para la publicidad del restaurante.
PDV Vincent
El tiempo se fue rápido mientras continuábamos haciendo lo nuestro, antes de hoy no se me hubiera ocurrido atender mesas, pero fue más divertido de lo que pensé mientras tenia a Tomas a mi lado.
Me divertí ver a las chicas tratar de ligarme de forma discreta, algunas eran que eran más extrovertidas que otras, trataron de hacerlo de forma abierta y directa.
Con ese tipo de chicas me divertí y use a Tomas para fingir que éramos pareja, la cara de desilusión que ellas ponían al verme hacer eso, era única, me provocaba tomar una foto, y más cuando hacían algunos comentarios despectivos.
El dulce de Tomas se enojó mucho conmigo cada vez que hacia esto, en varios momentos en que parecía llegar al límite, me aleje un poco para poder darle su espacio y dejar que su enojo disminuyera.
Para poder divertirme mientras Tomas se relajaba, decidí ir por mi linda hermanita… la cual mientras atendía mesas parecía que le iba a dar un infarto.
Obviamente no lo estaba demostrando ante el público, nuestro padre nos enseñó bien a disimular, pero yo la conocía y sabía que estaba por darle algo mientras tenía que atender a otras personas como si fuera una simple empleada.
Lo más divertido era cuando los hombres atrevidos se lanzaban a decirle algunas frases o trataban de ligarla mientras los atendía, y desde luego, lo hacían mientras les veían sus “atributos”.
Sin sus trajes y vestidos caros, Mía era mucho menos intimidante y parecía más fácil de abordar para estos chicos, me acerque a ella de forma lenta y empecé a jugarle algunos trucos.
No estaba de muy buen humor, y no podía demostrarlo, eso solo hizo mejor todo lo que pasaba.
—Voy a ir a llevar su orden, en un momento les traeré lo que pidieron —les dijo Mía a una mesa llena de chicos y un par de chicas jóvenes de la edad de Teresa.
Las chicas miraron a Mía con algo de resentimiento, debían estar envidiosas o algo así.
Mía se fue, yo la perseguí y no pare de jugar con ella, ¿Qué más podía hacer? era muy divertido.
Mía después de dar la orden, quiso regresar, yo la seguí, pero antes de volver, se giró hacia mí, y me miro con unos ojos como si quisiera matarme.
— ¿Qué pasa hermanita? ¿No te agrada mi compañía?
— ¿Tu qué crees?
— ¿Por qué no eres más buena conmigo? ¿Acaso no somos hermanos?
—No lo parece, estas manejando esto de servir a otros de forma muy buena Vincent… ¿Tienes en el interior la mente de un sumiso?
—Claro que no tonta, solo estoy tomando lo mejor de todo.
—Espero que sea cierto eso que dices, y recuerda, nos llevaremos esta humillación a la tumba, nadie de nuestro circulo se enterara de esto y menos nuestro padre, ¿Entendiste?
—Desde luego.
—Bien.
Mía se giró después de eso, pero no avanzo, eso me dio curiosidad y seguí su mirada, cuando lo hice, pude ver a Clara entrar al restaurante, me sorprendió verla aquí.
Le había comentado acerca de este lugar pero nunca se había dignado a venir.
Me sorprendió verla, ella no tardó mucho en vernos e ir hacia nosotros, alce mi mano para saludarla.
PDV Teresa
— ¡Clara! ¡Por aquí! —estaba junto con Daisy, cerca de las puertas de la cocina cuando escuche la voz de Vincent.
Gire mi mirada por puro instinto y lo vi junto con Mía, estaba saludando a alguien, en cuestione de instantes logre ver a Clara caminar hacia él.
Sentí que la tensión me bajo de forma repentina, reaccione por puro instinto, alce mi mano y empuje a Daisy, la cual estaba cargando platos llenos de comida.
— ¡Tere…! —fue lo que la escuche decir, antes de que le cayera encima lo que cargaba.
En la cocina estaba Daisy.
Todos me miraron raro por eso, entre en pánico, trate de inventar una excusa, pero no se me ocurrió ninguna, al final tuve que dejarlos ir para evitar que sospecharan.
Mía me pregunto que me pasaba, no tuve tiempo de contestar, Salí corriendo y fui a la cocina antes de que esos 2 fueran allí.
Encontré a Daisy y la metí en un armario lleno de escobas, incluso termine poniendo varias cosas encima de ella para evitar que lago sucediera.
—Teresa, así no podre respirar —me dijo mientras seguía colocando cosas encima de ella.
—Cállate, no digas nada, solo quédate callada y no hagas movimiento hasta que yo te diga.
Daisy quedo bien oculta, después de eso fui a ver dónde estaban Vincent y Clara, y vi que ya estaban en la cocina, suspire de alivio, pero después me tense y continúe vigilándolos para que nada malo pasara.
Tuve mi corazón en un puño todo el tiempo, Vincent era bastante parlanchín, Mía llego y mientras estaba allí, estuvo a punto de preguntar por Daisy.
Grite en ese momento, llame la atención, y todo el mundo me miro, fingí que me había golpeado el dedo chiquito del pie, y después de eso tome a Mía y la aleje de Clara.
— ¿Qué te pasa Teresa?
—Nada Mía, solo me golpee fuerte, nada malo ¿Qué es lo que quieres con Daisy?
—Necesitamos ayuda allá afuera, y no la veo cerca, ¿No estará flojeando verdad? Si yo trabajo, ella también deberá hacerlo.
—No, no, ella solo esta… en el baño, comió muchas cosas malas hoy y ahora lo está descargando allí, no te acerques, el lugar apesta.
—Eso es asqueroso, cuando termine, dile que se lave bien las manos y que vuelva al trabajo, no es justo que no haga nada.
—Sí, sí, yo se lo diré.
Mía se fue después de eso, suspire de nuevo y fui con Clara, Vincent ya la había sentado en una de las mesas para atenderla, Tomas estaba allí, de no ser porque estaba agitada por el asunto de Daisy, trataría de separar a Tomas de ella, pero en estos momentos lo que me convenía era complacerla para que se fuera rápido.
Mientras estábamos en eso, Sasha llego, y Vincent no tardó mucho en ponerle el traje de mesera y ponerla a ayudar en el restaurante.
La visita de Clara duro un tiempo, estuve pendiente de ella, incluso cuando fue al baño, la perseguí de forma discreta, aunque creo que se dio cuenta, pero no me importo, necesitaba evitar accidentes.
Cuando finalmente se fue, volví a relajarme, el peligro había pasado, después recordé que había tenido a Daisy metida en un armario lleno de escobas y otras cosas de limpieza.
Cuando la saque de allí, tenía un ligero hedor, tuvo que cambiarse de ropa.
—Recuerda que me debes 1 Teresa —me dijo mientras se cambiaba.
—Sí, sí, te debo muchas, gracias por todo.
La celebración al final fue muy buena, hubo un buen número de clientes y todo marcho bien, lo de Clara me puso tensa, pero todo salió bien al final.
Los del personal hicimos una pequeña fiesta al estar solos, se repartieron bebidas y comida, y lentamente la gente del personal empezó a irse.
—Bien, hora de tomar la foto para conmemorar este día —dijo Vincent, mientras arreglaba una cámara.
Todos los demás miembros del personal se habían ido, y solo quedamos mi hermano, mi madre, Sasha, Tomas, Vincent, Mía y yo.
—Vamos, no me hagan esperar, todos juntos, abrazados, como si fueran una familia, finjan que se quieren.
—Aquí la mitad si está emparentado Vincent —le contesto Daisy.
—Bueno, para los que no, vamos, únanse como una familia y finjan amor, y cuando yo les diga, sonríen y señalan los globos y el número 2 que está detrás.
Me coloque junto con Mía y Daisy, Tomas estaba detrás de nosotras, señalamos con nuestros dedos el globo con la forma de 2 que había detrás nuestro, en conmemoración a los 2 meses que llevaba funcionando de forma exitosa el restaurante.
—Bien, cuando yo te diga Sasha, tomas la foto.
Vincent fue junto con nosotros y se posiciono cerca de mí.
— ¡Ya!
El flash me cegó unos momentos, después de escuche a Vincent pedirle otra foto a Sasha, para cuando me di cuenta, me beso la mejilla, Tomas le dio una patada desde atrás que lo hizo caer, Vincent solo se rio, a pesar de las miradas resentidas que Sasha nos dio.
Todos vimos la foto, y decidimos que la que se quedaría seria la primera que tomamos todos juntos.
En ella estaban todos los más cercanos a mi actualmente y todos estábamos felices allí, 3 meses después aun podía seguir recordando la alegría de ese momento en particular.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO