Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 29

PDV Saint

—Termina de comer

y vámonos, hay cosas que hacer —dijo Tomas, mientras terminaba de comer la

comida en su plato.

¿Haciéndose el

difícil?

No importa, ya

había podido descubrir la mayor parte de todo su plan maestro, por lo que no

necesitaba una confirmación por parte suya.

Honestamente no la

necesitaba, teniendo en cuenta todos los puntos establecidos anteriormente, era

bastante obvio que lo que yo le había dicho era su plan.

Poco después de

que Tomas dijera esto, ambos terminamos de comer, Tomas pago su comida y yo la

mía, y acto seguido se levantó de su asiento.

— ¿No te vas a

ir?—me pregunto Tomas, mientras me miraba.

—No, voy a esperar

a una de mis novias en este mismo restaurante —le digo con una sonrisa.

Al citar a ambos

en un mismo lugar, de esa forma no tengo que tomarme la molestia de tener que

trasladarme a distintas ubicaciones… que listo soy.

— ¿La vas a

esperar aquí? —me pregunto Tomas, por primera vez puedo notar cierta sorpresa.

Eso me encanta.

—Sí, y no solo a

ella, eh citado a mis dos novias en este mismo lugar, de ese modo puedo matar 3

pájaros de un tiro, me reúno con los 3 y no tengo que moverme a distintos

lugares —le digo con cierto triunfo en mi voz.

— ¿En serio invitaste

a las 2 al mismo lugar? ¿No tienes miedo de que terminen por cruzarse? —me

pregunta.

—No tonto, las

cite a las dos con 2 hora de diferencia, una de ellas vendrá a las 4 y la otra

a las 6, de esa forma no pueden cruzarse.

—Ya veo.

— ¿No soy un genio?

—le pregunto mientras le muestro mi hermosa sonrisa.

—Ojala tuvieras

esa astucia cuando se trata de otras cosas que no involucren mujeres —me dice

Tomas mientras suspira.

—A mí me sobra

astucia ¿Lo sabias?

—Como digas, nos

vemos luego —me dice Tomas, mientras se va del restaurante.

— ¡Adiós cariño!

¡Mañana te cuento como me fue! —le digo a Tomas, mientras me levanto y alzo la

mano para despedirlo.

Tomas al escuchar

la forma en la cual me dirijo a él, se detiene por un instante, parece enojado,

pero sigue caminando poco después, saliendo del restaurante sin mirarme.

—Cuanto control,

jaja —murmuro, mientras pienso en mi velada de hoy.

No era cosa fácil

que Tomas perdiese el control, pero por suerte mis otros conocidos no eran tan

difíciles.

Control, esto era

la filosofía de mi vida, uno siempre debían mantenerse en control de toda

situación, eso fue lo que me inculco mi padre.

A pesar de tener 8

novias, yo había podido mantenerme en control de todas ellas sin ninguna

excepción, algunas personas podrían criticarme por salir con tantas mujeres al

mismo tiempo, pero yo sabía lo que quería, y quería esto.

Algunas personas

que se han llegado a enterar de mis relaciones múltiples siempre me hacen la

misma pregunta, ¿A cuál de tus novias amas más? O ¿Con cuál piensas casarte?

Mis respuestas

siempre eran las mismas… no amaba a ninguna y no planeaba casarme con ninguna.

A decir verdad, ni

siquiera creía en el amor y algo parecido, quizás era por mi infancia.

Mi madre era una

mujer común que era bastante atractiva, en algún momento término conociendo a

mi padre y terminaron por casarse, teniéndonos a mí y a mi hermana.

Que yo recuerde,

ese matrimonio siempre fue algo “frio”, debido a que yo era un niño, no pude

entender que era lo que pasaba en ese entonces, pero al final pude saber todo

con claridad cuando crecí.

Mi madre solo era

una cazafortunas que solo iba tras el dinero de mi padre, y para poder lograr

este objetivo, termino embarazándose de mí y de mi hermana.

Su plan era

utilizarnos a ambos para poder quitarle su fortuna a mi padre, esto era un buen

plan en principio, pero solo serviría con hombres ricos sin cerebro, y por

desgracia para mi madre, mi padre no era de esos.

El matrimonio de

mis padres colapso cuando yo era un niño, mi madre trato de extorsionarle

dinero a mi padre a través de sus hijos, pero él y sus abogados y su potente

acuerdo prenupcial desbarataron para siempre sus esperanzas.

Cuando mi madre se

enteró de que no iba a poder obtener la fortuna de mi padre y que yo y mi

hermana no le servíamos para nada… termino por irse, no sé ni a donde se largó.

Había engendrado a

un par de hijos para usarlos como herramienta para volverse rica, pero una vez

que supo que esto no iba a ser posible, no dudo en abandonarnos al instante a

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO